Hacia el despliegue de la Luz Interior
Charla 19/09/25
Dentro de cada uno de nosotros está Dios infinito, la Luz interior. Pero también está la cobertura de la oscuridad.
La mente recibe el reflejo de la Luz interior, recibe la fragancia, por decirlo así, de Dios; pero no sabe de dónde le viene tal fragancia, y trata entonces de buscar su origen en el mundo de los objetos, corriendo tras las sombras de la vida. Y así la mente se vuelve adicta a lo externo. 
En los Yoga Sutras de Patanjali, está expresado que la causa primordial de nuestro cautiverio en la vida es avidya, la ignorancia universal que cubre la cara de la realidad. De esta ignorancia u olvido de la presencia de la Divina Realidad interior, brota el sentido del ego. Luego surge el apego a las cosas placenteras del mundo y la aversión a las cosas desagradables, finalmente le surge la sed por la vida.
Swami Vivekananda acostumbraba a decir que si un cuarto está oscuro no puedes eliminar la oscuridad gritando con voz alta, "¡Está oscuro! ¡Está oscuro!". Más bien traigan la luz y la oscuridad se desvanecerá”. 
Nuestras mentes están oscurecidas por la ignorancia. Para eliminar esa ignorancia debemos buscar la Luz interior que brilla a pesar de la cobertura de oscuridad.
La contemplación de Dios es la manera directa y rápida para alcanzar la Luz Interior de Dios.
Hasta que el ser humano se desarrolle al punto de llegar a tener un Ideal espiritual, no podrá encontrar el propósito exacto de su vida. Citando el Bhagavad Guita:
"Su voluntad deambula en todas las direcciones detrás de fines innumerables".
Somos el alma sedienta que busca a Dios?
“Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; lo busqué y no lo hallé” (Cantar de los cantares 3,1). A lo que responden las palabras angustiadas de Teresa de Ávila: “Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero”.


 
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