viernes, 19 de septiembre de 2025

Artículo : CCV : Lic. Cristina Viturro : A propósito de maya y libertad

 


A propósito de maya y libertad

El domingo pasado leí en la reunión dedicada a Swami Vivekananda, un fragmento de su conferencia Maya y Libertad, que dio en Londres, en 1896 y cuyo texto forma parte de su obra Gñana Yoga, El Sendero del Supremo Conocimiento

Trataré de hacer una especie de resumen de las ideas principales de lo que leí. La conferencia empieza enumerando una serie de situaciones en las que el hombre, siguiendo su impulso, pone en juego la esperanza, su ansia de conocimiento, incluso la búsqueda de los sentidos y enfrenta la maya y esa lucha fracasan todos los intentos de hacer valer su libertad. Nos sentimos, dice Swamiji, esclavos encadenados, pero eso, también es maya, el estado en el que, de una u otra manera, todos estamos sumergidos. Swamiji describe la tensión entre nuestro deseo de libertad y las circunstancias en la que transcurren nuestros días. 

Puntualmente, el fragmento leído, describe esta lucha. Dice en un momento: “A cada paso somos arrojados al suelo -podría decirse- por maya, que nos muestra que estamos ligados. No obstante, al mismo tiempo, junto con el golpe, junto con ese sentimiento de estar ligados, viene ese otro sentimiento de que somos libres. Alguna voz interior nos dice que somos libres”. 

Esta afirmación de la voz interior que proclama la libertad en cada uno de nosotros; que, aunque fracasa en sus intentos, es irreductible y que sigue luchando contra todo pronóstico me resultó un concepto poderoso y definitivamente irresistible y creo que por eso, elegí leer este fragmento. Sigo adelante con las palabras de Swamiji:

“Cuando obedecemos esa voz, somos morales. No solamente el alma humana sino todas las criaturas, de la más vil a la más noble, la han oído y se precipitan a su llamado; y en esta lucha se alían unas con otras o se atropellan para pasar. Es así como nacen las rivalidades, las alegrías, las luchas, la vida, el placer y la muerte. […] El Universo entero no es otra cosa que el resultado de esta lucha loca por llegar hasta la voz. Ésta es la manifestación de la naturaleza”. 

Así, esa voz que suena en nuestro interior, es la voz de la libertad, a la que se orienta toda la Naturaleza. Hacia allí nos dirigimos todos, a la manera en que el Amor, como decía Dante, hace girar al sol y a las estrellas. Claro que, advierte Swamiji, “… al que tropieza más lo llamamos malo, y al que tropieza menos lo llamamos bueno”. Entre el bien y el mal, dice, la diferencia es de grado. 

Voy a copiar un fragmento con el que concluye el razonamiento: “Esta idea de que la meta (es decir, a dónde nos lleva esa voz) está muy lejos, bastante más allá de la naturaleza y nos atrae hacia ella, es una idea que es necesario acercar más y más a nosotros, sin que se degrade y se degenere. El Dios del Cielo se vuelve el Dios de la naturaleza; el Dios que es la naturaleza se vuelve el Dios en el templo de nuestro cuerpo; y el Dios que habita el templo de nuestro cuerpo se vuelve, finalmente ese templo mismo; se vuelve el alma y el hombre; y con esto se llega a las últimas palabras que pueden ser enseñadas. […]El ideal de la libertad que habían percibido era correcto, pero lo han proyectado fuera de ustedes mismos, y ése es el error que han cometido. Aproxímense a Él más y más, hasta que vean que estuvo siempre en su interior, que era el Yo de su propio yo. Esta libertad es su propia naturaleza y maya jamás los ha esclavizado.” 14/9/2025



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