Amor divino y desarrollo espiritual
Conferencia de Swami Pareshananda
en Programas de la Fraternidad RA-SA-VI; Grupo Sri Ramakrishna (Mar del Plata): Zoom 9.11.23 (transcripción y edición: Leonor Bakún)
En el aforismo 70 vimos que “los devotos están llenos de Aquello”. ‘Aquello’ es el espíritu de amor de Dios, el espíritu de Dios. Hay mucho para pensar en eso. Algo que nos facilita todo a nosotros es que se nos dice que de cualquier manera uno debe amar a Dios. Ahora ¿dónde va a amar? Dios es omnipresente, omnipotente, omnisciente, entiende todo, pero… ¿dónde puede uno sentir su presencia divina? Tenemos varias maneras: practicando, pensando, leyendo. Sabemos que el Reino de los Cielos está en nuestro propio interior, los Upanishads dicen que el corazón es “su propio interior”. También el Bhagavad Gita dice que “Dios está en el corazón”.
Ahora debemos entender a nuestra manera que Dios es una realidad, sat, omnipresente, omnisciente, etc., pero al mismo tiempo uno puede sentir su presencia en su propio interior. Ciertamente, al ser omnipresente, Dios está en todas partes pero los seres humanos tienen el privilegio de poder sentir la presencia divina en su propio interior. Y Nárada está tratando de varias maneras de traer nuestra atención a eso. Dios es omnipresente, siempre está, pero cuando una persona se purifica, ocurre lo que dice el texto sagrado: “Benditos sean los puros de corazón, porque ellos verán a Dios”. Así, de todos modos debe tratar de contemplar a la divinidad, sea con forma, sea con un mantra, sea con su oración, cada uno en su propio interior, en su corazón.
Ramakrishna dijo que “uno puede meditar, contemplar a Dios en cualquier lugar, Dios está en todo, pero el corazón es un lugar espléndido”. Así, de todos modos, nosotros debemos cuidar a nuestro corazón y ¿cómo cuidarlo?, recordando a Dios, sinceramente, con amor. Y cuando la mente va hacia otro lado, ¿cómo superarlo?, recordando, recordando, recordando a Dios. Así que, de todos modos, debemos tratar de desarrollar esa costumbre, hábito, práctica de sentir la presencia divina, en nuestro propio interior. Esto es muy bueno y entonces llega ese estado: “tanmayaah”, porque uno está lleno de Aquello, de amor de Dios y después ¿qué sucede? Todos tenemos personas queridas y también antepasados, y cuando alguien puede lograr esto, ser un verdadero devoto, los ancestros se regocijan, los dioses bailan y la tierra logra un protector, un salvador. Este es un estado de devoción muy elevado, podemos mencionar a San Francisco, a Mirabai, a tantos grandes devotos de India. Entre ellos no hay distinción de casta, educación, apariencia, familia y otras situaciones. Debido a su amor por Dios en todas partes están viendo a Dios y por eso no hacen más distinciones.
- Profesora Leonor Bakún
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