Quisiera compartir la lectura del libro Sri Sarada Devi:
La Divina Shakti de Sri Ramakrishna.
Capítulo XV “Vislumbres de su personalidad”:
“ningún honor, alabanza y adoración ensoberbecía a la Madre.
Difícilmente era consciente de que todo eso se hacía por ella.
Sabía por su visión espiritual, que todo lo que era suyo, o debido a ella,
era sólo para mayor glorificación del Maestro y no para sí misma.
De ahí que siempre siguió siendo la inocente jovencita aldeana,
tal como era cuando fue a pie de Yairambati a Calcuta -- cándida,
simple, sin ostentación, y siempre dispuesta a servir. Pero debe hacerse
notar que en su simplicidad no hubo afectación alguna. Porque detrás de
sus virtudes no había ningún vestigio de ego. Como el perfume derrama su
fragancia y el loto abierto su belleza, sin un esfuerzo consciente de su parte,
así ocurría con sus virtudes, inclusive su absoluta simplicidad,
las cuales se manifestaban espontáneamente en ella.
Resumiendo, los tres principales rasgos que entraban en la formación de
su gran personalidad eran su “maternidad”, su absorción en
el Maestro y su simplicidad sin artificio, que se destacaban sobre sus otras
múltiples dotes de la mente y el corazón.” (p. 162)
Prefacio (escrito por Swami Vijoyananda):
“La Santa Madre personificaba el más elevado estado de la realización espiritual.
Ella, al igual que su Divino Consorte, la Encarnación Sri Ramakrishna, hizo
diversas prácticas, a veces, ayudada por Él, otras veces, sola y realizó
la Presencia Divina por diversos senderos espirituales. Como verdadera madre,
sus hijos, monjes u hogareños, recibían su incondicional cariño. Todos los
problemas, grandes o pequeños, hallaban solución en sus consejos
simples y directos. Además, ella, en forma perceptible, transmitía fuerza y fe
a todos los que, por momentánea flaqueza u olvido, no sentían la fortaleza necesaria,
ni tenían fe en sí mismos. Una visita a ella, una bendición de sus labios,
infaliblemente solucionaba todos los problemas, las confusiones desaparecían y
sus hijos volvían reconfortados, con renovada fe y voluntad para continuar
su progreso espiritual.” (pp.10-11)
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