miércoles, 16 de diciembre de 2020

SEGUIR APRENDIENDO: Profesora Leonor Bakún : SWAMI SHIVANANDAJI MAHARAJ

 



SWAMI SHIVANANDA

Parte del contenido de este artículo fue publicado en el año 2012.

Swami Shivananda, más conocido como Mahapurusha Maharaj, era rico en diferentes aspectos y virtudes individuales. Su estatura leonina e intrepidez, su indiferencia hacia la alabanza y la censura, su espontaneidad y su profunda serenidad en momentos de conmoción y tensión, mostraron lo apropiado de su nombre monástico que recuerda los atributos de Shiva.

Nació el onceavo día de la quincena oscura en el mes de Agrahayana (noviembre-diciembre) en algún momento de los años cincuenta del siglo XIX. Se ignora el año exacto de su nacimiento. Él mismo, debido a su característica indiferencia hacia esas cosas, nunca lo recordaba. Se cree que nació en 1854.

Antes de hacerse monje, su nombre era Tarak Nath Ghoshal. Provenía de una respetable e influyente familia de Bararat. Vivía cerca de Ram Chandra Dutta, discípulo de Sri Ramakrishna y a fines de 1880 conoció al Maestro.

En Almora, en el año 1915 en un Ashrama que Swami Turiyananda estableció con Swami Shivananda, Swami Raghavananda registró las reminiscencias de Swami Shivananda. Swami Prabhavananda las tradujo. He aquí parte de ellas:

“¡Ah, aquellos días en Dakshineswar eran como el cielo mismo! Desde la mañana hasta el mediodía todos estaban ocupados recogiendo flores y haciendo otros preparativos para la adoración hasta haberle dado de comer a los pobres. Mientras tanto Sri Ramakrishna hablaba sobre cuestiones espirituales y los devotos lo escuchaban embelesados. Hasta las bromas que hacía eran en relación a Dios. No había otro tema de conversación.

Todo culminaba en su samadhi. Después de almorzar, Sri Ramakrishna solía descansar un ratito. Luego nuevamente conversaba sobre cuestiones espirituales. Al atardecer solía ir al templo de la Madre Kali y abanicarla un rato. Se quedaba como intoxicado por Dios y volvía a su habitación tambaleándose en un estado de éxtasis. Nosotros estábamos practicando disciplinas espirituales bajo su guía y solía preguntarnos 'Díganme ¿sienten una embriaguez divina cuando meditan durante la mañana y por la tarde?' A la noche, Sri Ramakrishna dormía muy poco.

Solía levantarse y despertar a los que estaban durmiendo en su cuarto, diciendo '¡No duerman demasiado! ¡Levántense y mediten!' Nuevamente se recostaba un ratito y enseguida se levantaba, antes del amanecer, y cantaba el dulce nombre del Señor. Los demás se sentaban y meditaban cada uno a su manera.

¡Que sus corazones se llenen de devoción por nuestro Señor!”.

Otro día contó:

“Al principio, cuando empecé a visitar a Sri Ramakrishna, yo solía sentir ganas de llorar. Una noche en Dakshineswar, en la orilla del Ganges, lloré con toda mi alma. Mientras tanto el Maestro había estado preguntando por mí. Cuando volví a su cuarto, él dijo: '¿Sabés? Si llorás delante del Señor, tus lágrimas limpian las impurezas de la mente de muchos nacimientos y Su gracia desciende inmediatamente sobre vos. Es bueno llorar ante el Señor.'

Otra vez, yo estaba meditando en el Panchavati. Estaba absorto. Sri Ramakrishna estaba volviendo del pinar. Cuando me miró yo empecé a llorar. El Maestro se sentó al lado mío sin pronunciar una sola palabra. Sentí un estremecimiento en mi corazón y empecé a temblar de una manera incontrolable. Más tarde seguí al Maestro a su habitación. Él le comentó a alguien acerca de mi llanto: 'Estas no son lágrimas ordinarias, son lágrimas de éxtasis.' Entonces hizo que me sentara cerca de él y me dió algo para comer. Para él era tan fácil hacer que nos despertara la kundalini. Sin siquiera un toque, solo por su presencia.”

“Sri Ramakrishna no iniciaba discípulos como un gurú común. Él solía despertar nuestra conciencia espiritual. Te dibujaba algo en la lengua con su dedo e inmediatamente uno tenía alguna experiencia extática. Un día, cuando yo volvía de saludar en el templo de Kali, el Maestro comentó: 'Vos pertenecés a ese elevado reino desde el cual se manifiestan el nombre y la forma.'”

“Normalmente, los grupos organizados fomentan tendencias hacia el sectarismo, el institucionalismo y la rivalidad y el liderazgo. Entonces se pierde toda la espiritualidad. Pero donde corre una fuerte corriente espiritual, esas corrientes de deterioro ya no pueden desarrollarse, así como el verdín y la espuma tampoco pueden desarrollarse en un río correntoso. Vos ves, nosotros mantenemos distancia de todo. Maharaya (Swami Brahmananda) también se mantiene desapegado.”

En el libro "Vida de Swami Vivekananda" por sus discípulos de Oriente y occidente se cuenta que cuando “llegó el momento de desocupar la casa-jardín de Cossipore y de resolver donde irían los discípulos que habían renunciado para abrazar la vida monástica, Surendra Nath Mitra, el devoto hogareño que había sufragado la mayor parte de los gastos de la enfermedad del Maestro, tuvo una visión de Sri Ramakrishna, que le pidió que ayudara a los muchachos en sus problemas para que pudieran cumplir con el compromiso asumido por ellos. 

“Surendra fue a verlos de inmediato y les dijo: —“Hermanos, ¿Dónde irán? Permítanme alquilar una casa donde puedan vivir juntos y los hogareños podamos encontrar un refugio temporario para nuestras preocupaciones mundanas. Yo dedicaba parte de mis entradas para cubrir los gastos de Cossípore y continuaré dando ese monto para el alquiler de una casa para ustedes.” Naren se sintió profundamente conmovido por el gesto de Surendra.

“Después de mucho buscar se encontró una casa ubicada en Baranagore, un lugar equidistante de Dakshineswar y de Calcuta. La casa estaba en muy mal estado y necesitaba reparaciones urgentes. Constaba de dos plantas, no tenía puerta de entrada y la veranda del piso superior estaba en ruinas. El cuarto principal donde vivían los monjes se encontraba en un estado lamentable. Todo en la casa tenía un aspecto misterioso y fantasmagórico. La habían elegido por el bajo alquiler y por la cercanía del sagrado Ganges.

“Tarak, Latú y Gopal el mayor, permanecieron en la casa-jardín de Cossipore hasta fin de ese mes, ocasión en que vencía el alquiler. Luego, junto con los demás discípulos, se trasladaron a Baranagore, donde vistieron el hábito ocre del monje. Allí instalaron el primer monasterio de la Orden de Sri Ramakrishna con Narendra como líder y se dedicaron a cumplir las enseñanzas del Maestro.

 “Tarak y Gopal el mayor fueron los primeros en ocupar la casa. Algunos habían regresado temporariamente a sus hogares y otros andaban en peregrinación. Naren visitaba su casa de vez en cuando. Quería dejar a su familia en situación de autoabastecerse antes de tomar definitivamente el sendero del monasticismo. En la Corte de Justicia se realizaba un juicio relacionado con la propiedad familiar y Naren concurría a las audiencias en representación de la familia. Mientras resolvía estos asuntos, permanecía en Baranagore durante la noche y parte del día. 

“La mejor descripción de aquellos días en Baranagore proviene de Naren. Un día, un discípulo le preguntó cómo se mantenían en aquellos días. Swamiji contestó: “Hubo días en Baranagore en que no teníamos nada para comer. Si había arroz, faltaba sal. Hervíamos hojas de la enredadera Bimba y le agregábamos arroz y sal. Esa fue nuestra dieta durante meses. Vivíamos en una impetuosa marea de prácticas religiosas y meditación. Ante semejantes austeridades hasta los demonios huían. Cuanto más se interpongan las circunstancias en tu camino, más se manifestará tu poder interior. ¿Comprendes?”

Mahapurushiji, como era conocido entre sus discípulos, visitó varios lugares del Norte de la India, y también fue a Almora donde se hizo amigo de Lala Badrital Shah, que pronto se convirtió en un gran admirador de los discípulos de Sri Ramakrishna a quienes atendió con todo cuidado cada vez que se encontraba con ellos.

Sus días de ir de un lado a otro llegaron a su fin cuando Swamiji regresó de Occidente en 1897. Entonces fue a Madurai para recibirlo y volvió a Calcuta con él. Ese mismo año, y a pedido de Swamiji, viajó a Ceylan donde estuvo seis meses predicando Vedanta.

En 1898 regresó al monasterio que en ese momento estaba funcionando en la casa de Nilambar Babu. En 1899 se produjo una epidemia en Calcuta y Swami Vivekananda les pidió a él y a otros que organizaran el trabajo de atender a los enfermos, tarea en la que volcó sus mejores esfuerzos sin el más mínimo pensamiento acerca de su salud personal.

Para gustar y disfrutar la paz de la meditación fue nuevamente a los Himalayas, donde permaneció algunos años, aunque volvía de vez en cuando al monasterio.

En 1915 inició un monasterio en Almora que fue terminado por Swami Turiyananda.

Poco antes de la muerte de Swamiji, el Raja de Bhinga le dio 500 rupias para la prédica de Vedanta. Swamiji entregó este dinero a Swami Shivananda pidiéndole que con él comenzara un Ashrama en Benares, lo que llevó a cabo en 1902.

Hasta 1909 continuó ocupándose de los asuntos del Ashrama. Entonces regresó a Belur, permaneciendo allí durante un tiempo. En 1910 salió de peregrinación hacia Amarnath en compañía de los Swamis Turiyananda y Premananda. A su regreso cayó seriamente enfermo de una disentería muy persistente. Después de esto tuvo que cuidarse mucho en su alimentación y empezó un régimen estricto que siguió hasta el fin de sus días y al que se debió en no poca medida su larga vida.

En 1910 fue elegido vicepresidente de la Ramakrishna Mission. En 1917 Swami Premananda, quien manejaba los asuntos del monasterio de Belur, cayó seriamente enfermo y entonces esas tareas las desempeñó Swami Shivananda. Y en 1922 al morir Swami Brahmananda fue nombrado presidente del Ramakrishna Math and Mission, en cuyo cargo continuó hasta su muerte. Swami Shivananda, fue el segundo presidente de la Orden.

En 1922 y 1927 realizó dos largos viajes al sur durante los cuales abrió formalmente los centros de Bombay, Nagpur y Ootacamund e inició a muchos discípulos.

Su salud, que ya estaba quebrada, empeoró. En mayo de 1933 tuvo un ataque de apoplejía que lo dejó medio paralítico y sin habla. Falleció el 20 de febrero de 1934.

Swami Vijoyananda estableció el centro de la Orden en Argentina en el año 1932. Recibió  iniciación de Swami Brahmananda y votos de Sannyasa de Swami Shivananda. Cuando visitó el Advaita Ashrama en 1968, Swami Chetananandaji grabó sus reminiscencias. En una de ellas (Swami Vijoyananda, Su poder y su amor) narra lo siguiente:

“Una vez fui testigo de una escena celestial. En la época de Maharaj (Swami Brahmananda), durante una celebración del cumpleaños del Maestro en Belur Math, me habían designado para cuidar la habitación de Maharaj. Este tipo de precaución era necesaria debido a la presencia de una gran multitud de personas de todo tipo. De repente, se me acercó una anciana, bien vestida y atendida por otras nueve mujeres que la seguían. Había algo en su comportamiento y actitud que me hizo sentarme y tomar nota. Ella me habló en voz baja y me dijo: 'Bueno, hijo mío, ¿puedes decirle a tu Rakhal que Annapurnama está aquí? Sólo dile eso. Algo me hizo sentir que debía simplemente apartarme; Le dije: 'Ve, madre, ve' pero antes de que ella pudiera llegar a los escalones de la habitación de Maharaj, él salió corriendo a su encuentro. '¿Lo tienes? ¿Lo tienes? ¿Lo tienes?' él estaba llorando.

Con impaciencia, esperó a que ella levantara la esquina de su ropa y de allí tomara algo que era un dulce ordinario de azúcar moreno hecho con coco. Maharaj acababa de empezar a comerlo con avidez. En ese momento apareció Swami Shivananda, aparentemente de la nada, y dijo: 'No lo comas solo, por favor, Maharaj; déjame tener un poco también.” Cuando terminaron, la anciana se fue y los Swamis volvieron a sus habitaciones.

Sólo al día siguiente supe de qué se trataba. Maharaj me dijo: '¿Viste eso ayer?'

'Sí, Maharaj,' respondí.

¿Por qué no preguntaste qué significa?

'Bueno, Maharaj, no me correspondía; Estaba contento de ver.

Entonces me dijo que Annapurnama había sido devota de Shri Ramakrishna, y que ella ahora tuvo una visión. El Maestro se le apareció y le dijo que hiciera este dulce y que se lo llevara a Maharaj. Le mostró la misma visión a Maharaj, así que supo que ella vendría y por qué. 'Pero, ¿cómo Swami Shivananda llegó a saberlo?' pregunté. "Bueno, Tarak es un alma muy grande, quizás también tuvo la visión", fue la respuesta de Maharaji. 

Swami Shivananda dijo a los devotos: “Todo el que tome refugio en el Maestro será bendecido”



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