lunes, 29 de junio de 2020

SEGUIR APRENDIENDO: Profesora Leonor Bakún: (28-06-20)






La adoración de Sri Ramakrishna por las mujeres era extraordinaria. El depositó en ellas todo el reconocimiento y la confianza. Todas eran, para Él, formas de la Divina Madre. Fueron muy altos su amor y respeto por su madre, por su gurú la Bhairavi Bráhmani, por su consorte espiritual Sárada Devi y por todas las otras mujeres con quienes tuvo contacto durante su vida. Para él, la Realidad Última era su amada Madre Kali.
Vestirse de mujer es algo que Thakur hacía ya en Kamarpukur, en la casa de sus padres. Recordemos aquí la deliciosa historia que relata Swami Saradananda en el Lila prasanga: Sitanath Pain, era un rico comerciante que vivía en Kamarpukur. Su familia era numerosa y además varios de los parientes lejanos de Sitanath vivían cerca de su casa. La zona de Kamarpukur donde vivía la familia de Sitanath, el Barrio de los Comerciantes, lindaba con la casa de Kshudiram, padre de Gadadhar (Sri Ramakrishna de niño), y muchas de las mujeres de esta familia visitaban frecuentemente a Chandradevi, la madre de Gadadhar. De esta forma conocieron a Gadadhar y a veces, lo llevaban a su casa y le pedían que se pusiera ropa de mujer e hiciera una representación teatral. Parece que lo hacían porque a algunas de sus parientes les estaba prohibido visitar otra casa que no fuera la de Sitanath debido al sistema de purdah (sistema por el que se recluía a las mujeres en las habitaciones interiores) y por lo tanto, no tenían oportunidad de escuchar las lecturas y cantos de Gadadhar. Así es como algunas mujeres que no podían visitar a Chandra, se volvieron devotas de Gadadhar.
Sitanath, cabeza de familia, tenía un gran cariño por Gadadhar. Otros hombres del Barrio de los Comerciantes también conocían las nobles cualidades de Gadadhar, por eso no se oponían a que sus mujeres escucharan su kirtan. Sólo Durgadas Pyne se oponía. A pesar de querer a Gadadhar, era inflexible con el sistema de purdah al que las mujeres de su casa estaban sometidas y se jactaba, frente a Sitanath y otros parientes, de que jamás algún desconocido había visto a las mujeres de su casa, ni nadie podía saber nada de ellas. Durgadas menospreciaba a Sitanath y a los otros porque no estaban de acuerdo con el estricto cumplimiento del purdah, como él.
Un día Gadadhar le dijo a Durgadas: “¿Puede protegerse a las mujeres por medio del purdah? Sólo se las puede proteger por medio de enseñanzas elevadas y devoción a Dios. Si quiero puedo visitar a las mujeres de tu casa y saber todo sobre ellas”. Durgadas lo desafió arrogantemente diciendo: “Me gustaría ver cómo lo vas a hacer”. “Bueno, ya vas a ver” —respondió Gadadhar, y se marchó.
Una tarde, cierto tiempo después, sin decírselo a nadie, Gadadhar se vistió como una pobre tejedora, poniéndose un sari sucio, brazaletes de plata y otras joyas. Justo antes del anochecer se dirigió a la casa de Durgadas por el camino del mercado, con una canasta en su cintura y un velo cubriendo su rostro. Durgadas estaba con sus amigos. Así disfrazado, Gadadhar se presentó como una tejedora desamparada que había venido de una aldea lejana a vender hilos en el mercado, pero que desafortunadamente había sido relegada por sus compañeras. Le pidió que le diera refugio por esa noche. Durgadas le hizo unas preguntas y quedó satisfecho con las respuestas. Entonces dijo: “Está bien, ve adentro y pide a las mujeres que te den una habitación”.
Gadadhar se inclinó ante él agradecido y entró al recinto de las mujeres. Se presentó ante ellas como una tejedora y las cautivó con sus modos y su conversación. Complacidas con las dulces palabras de su joven huésped, las mujeres arreglaron una habitación para él y le sirvieron un refrigerio con arroz inflado y dulces. Mientras comía, observaba detenidamente el recinto de las mujeres y reparaba en sus conversaciones. También habló con ellas y les hizo algunas preguntas. Así pasó todo el anochecer.
Como se hizo tarde y Gadadhar no había vuelto a su casa, Chandra envió a Rameswar, (el hermano de Gagadhar) a buscarlo al Barrio de los Comerciantes, sabiendo que generalmente iba allí. Rameswar primero fue a la casa de Sitanath y se enteró de que no estaba allí. Al pasar por la casa de Durgadas, gritó fuertemente el nombre de Gadadhar. Al escuchar la voz de su hermano, Gadadhar comprendió que ya era tarde, y le gritó desde las habitaciones interiores: “¡Hermano, ya voy!”, y corrió hacia él. Durgadas comprendió que Gadadhar lo había burlado a él y a su familia. Al principio se enojó, pero luego se rió apreciando la maravillosa representación de Gadadhar. Desde ese entonces, cuando Gadadhar visitaba la casa Sitanath, las mujeres de la familia de Durgadas también iban a verlo.

Thakur adoró a su consorte como la encarnación de Kali en el Sodashi Puja, en el que entregó a sus sagrados pies todos los frutos de su sadhana, considerándola como la Madre Divina misma. Este reconocimiento dejó, luego de su partida, a la Santa Madre como guía espiritual, no sólo de devotos hogareños sino de más de uno de los discípulos monásticos. Si bien Thakur le dio instrucciones específicas sobre cómo llevar la tarea de despertar la vida espiritual de innumerables personas, Ella ya lo tenía todo en sí misma. Swami Premananda dijo de la Santa Madre que aquellos que hacían diferencias entre ella y el Maestro nunca progresarían en su vida espiritual; ella y el Maestro eran como las dos caras de la misma moneda

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