martes, 21 de abril de 2020

REFEXIONES ESPIRITUALES: Lic. Arturo Flier : APROVECHAR LA OPORTUNIDAD




APROVECHAR LA OPORTUNIDAD

Sea por Fe o bien por el más sencillo sentido común, ante una circunstancia dada si no se puede modificar, lo más lógico resultaría aprovecharla tal como se presenta. El actual contexto resulta una oportunidad ideal para ponernos a prueba y dar un salto cualitativo hacia nuestra vida interior.

En el marco de la cuarentena y a merced de un vendaval mediático con la difusión constante de cifras de muertos y contagiados en el mundo, en lugar de preguntarnos si seremos los próximos en formar parte de esa lista, como buscadores o al menos simpatizantes de la espiritualidad convendría que apliquemos las lecturas o prácticas, de lo contrario, no implicarán más que un mero pasatiempo. 

Las mismas no sirven para debatir, ya que según los que saben, no se llega a Dios intelectualmente sino por la aplicación diaria de las enseñanzas, la práctica constante y la cercanía con personas santas.

Según el Bhagavad Gita,  hay 4 tipos de devotos que rinden culto a Dios:
  1. Los dotados de sabiduría
  2. Los buscadores del conocimiento
  3. Los buscadores de dinero o fama
  4. Los buscadores de alivio para su sufrimiento

A esta última categoría se podría agregar aquellos que tienen miedo y procuran refugio.

Así como una persona se puede casar por interés, pasión o acuerdo entre familias y gradualmente desarrolla cariño a su cónyuge, los que rezan a Dios por sus vidas o bien consideran a este virus como una respuesta de la naturaleza, tienen la oportunidad de convertirse en devotos los unos o bien respetuosos de lo que le es dado, los últimos. 

Lo importante sería elevar la vista más allá de lo circunstancial y comprender la existencia de algo mayor que nosotros mismos.

De modo inédito asistimos estupefactos al hecho de que algo invisible detuvo a Estados y grandes corporaciones y también que cambió nuestra cotidianeidad así como nuestra forma de vincularnos. 

Ojalá entendamos que algo invisible a nuestros ojos interviene no tan sólo en circunstancias excepcionales sino que permanentemente suceden cosas fuera de nuestro control que nos exceden y condicionan nuestras vidas. 

Lo más importante que nos sucede se encuentra fuera de nuestra mera voluntad: nacer, morir, tener o no hijos, etc. son circunstancias para las que somos objetos del destino antes que sujetos de acción.

Sería deseable que seamos más conscientes acerca de la presencia de un Todo que nos supera y en consecuencia tener mayor humildad. Ojalá podamos vivir el presente antes que soñar con un futuro que nunca se manifiesta tal como lo imaginamos. 

Este virus nos confronta sobre todo con nuestra propia finitud, comprender algo tan básico como que este cuerpo nace para morir, muchos son los que viven como si fueran inmortales.

Entender que como decía Swami Vivekananda y todas las religiones que somos uno. Somos hormigas de un mismo hormiguero, más allá de que nuestro hueco circunstancialmente sea más grande o más pequeño, conformamos eslabones de un sistema que a todas luces fracasó porque está basado en la codicia, los estímulos y el egoísmo.

Como decía el mismo S. Vivekananda  en las circunstancias de haber sido corrido por unos monos, al miedo se lo debe enfrentar antes que huir de la amenaza.

Usemos este tiempo para desarrollar nuestra sensibilidad sin continuar como meras máquinas de un sistema de acumulación.

Se detuvo la rutina. Muy buena oportunidad para ejercitar cotidianamente nuestra mirada para elevarla por sobre lo meramente circunstancial. Advirtamos el “Lila, el juego de Dios y desde esa perspectiva, practiquemos nuestro “bhava” (anhelo) y entrega a lo Divino en lo personal. En tanto a nivel colectivo, tengamos presente tal como plantea el Papa Francisco que “sin una visión de conjunto nadie tendrá futuro”. Atrevámonos a imaginar que un mundo mejor es posible.

ARTURO FLIER

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