sábado, 18 de abril de 2020

REFLEXIONES ESPIRITUALES: Counselor Verónica Pomerane: Prólogo del libro La Esperanza Divina




Prólogo del libro La Esperanza Divina:

En estos momentos de confinamiento el Swami nos urge a manifestar nuestra inherente naturaleza divina, a despertar al Amor que hay en nuestro corazón.
Así como las Virtudes Teologales o las Paramitas Budistas, las Reglas para el Vivir que brinda el Swami son requisitos indispensables para perfeccionarnos en la vida, poder progresar y manifestar nuestra excelencia divina.
Con Amor, Paciencia, Humildad y Fe nos enseña que debemos llevar a nuestra mente a contemplar y meditar, regularizar nuestras costumbres y renovar las situaciones de la vida.
Promueve actuar con sinceridad, progresar, intentar amar e integrarse con los demás con solidaridad como adoradores del bienestar de todos.
Expandir sin límites manteniendo la ecuanimidad mental. Para esto es necesario, dice Swami Pareshananda, el sacrificio personal y la superación de toda debilidad con sinceridad de corazón.
Nos conduce al recto entendimiento que implica: flexibilizar, soportar, ignorar, simpatizar y solo sonreír. Sabiendo que las situaciones llegan para partir. Vivir sin resistir.
El Swami no desconoce que debemos hacer un esfuerzo consciente para corregirnos. Nos plantea la vida como un desafío que enseña peldaño a peldaño a elevarnos.
En ningún momento desconoce las adversidades que como humano debemos atravesar. Nos enseña a no someternos a ningún fracaso y comprender que la adversidad es esencial para todo crecimiento, ya que la vida es un gimnasio moral. 
Para nuestro desarrollo espiritual nos insta a continuar hacia la Luz divina para que el pimpollo de la vida humana se abra en toda su belleza.
Cómo? 
A través de la meditación y contemplación acerca de la Realidad interior. Con la práctica regular de la espiritualidad comprender la Presencia divina repitiendo que todo es Brahmán, que Dios es real, llegar así a sentirLo.
Focalizar en nuestra Divinidad interior con concentración, rezo y entrega para manifestarla.
Rezar, rezar y rezar. Vivir para divinizarnos. 
Concientizándonos continuamente para lograr la libertad y la alegría de vivir.
Realizar una entrega total a Dios. Dar y darse sometiéndose a la Voluntad divina, confiando en Ella.
Como mensaje esperanzador respecto a la situación actual nos recuerda que a la destrucción  sigue la amplia construcción.

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