lunes, 17 de febrero de 2020

SEGUIR APRENDIENDO: Hacia la maravilla: Lic. Maria Cristina Viturro



Hacia la maravilla

Leyendo algunos textos sobre creatividad, apareció un libro de una tal Elizabeth Gibson, llamado Big Magic. Y en uno de sus capítulos encontré algo que me hizo pensar.
Hablaba del ego de cada uno, que es aquello que delinea nuestra identidad. Es decir, proclama nuestra singularidad, define nuestros deseos, comprende nuestras preferencias y defiende nuestros límites. Nos hace ser quienes somos. Ahora bien, si como sirviente, el ego es maravilloso, como amo es de lo peor. Lo único que quiere el ego es recompensas, premios del tipo que sea. Y nunca ningún premio es suficiente para él, por lo tanto, si no lo tenemos a raya, el descontento que produce nos come por dentro. Los budistas, dice Gibson, lo consideran un “fantasma hambriento”, con un hambre eterna que lo hace aullar permanentemente de necesidad y avaricia. 
Dice Gibson también que todos tenemos un poco de esa hambre insaciable viviendo dentro de nosotros. Pero agrega que ella tiene un antídoto y es pensar (como pensamos nosotros) que no solo es un ego sino también es un alma. Y a su alma (como a la nuestra) no le importa el fracaso ni el premio, no se llena la cabeza con sueños de alabanzas o críticas, ni siquiera sabe cómo llamar a esas cosas. Su alma (y, otra vez, la nuestra) aspira a una sola y única cosa: la maravilla.
Aquí dejo a Gibson, que llega a la maravilla a través de la creatividad. Y no porque la creatividad no sea un camino eficiente, sino porque como ustedes, mi alma aspira a la maravilla de las maravillas: Dios. Que aspire no quiere decir que lo logre alcanzar, pero el camino a la maravilla última, a la más maravillosa, que está sin duda dentro de nosotros, nos permite salir del pantano del ego y su hambre permanente de reconocimiento y nos encamina a un horizonte infinito y permanente. 

Sharanam, sharanam, sharanam, Satchitanantda Ramakrishna Sri Guru, Sharanam.

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