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VIDA de SWAMI VIVEKANANDA - Tomo 1
El resultado del profundo estudio del hombre de Narendranath, lo llevó a la conclusión de que toda experiencia y conocimiento mundano era vanidad y vejación del espíritu. Lenta pero certeramente llegó a la expansión del pensamiento. Gradualmente quedó convencido, mediante un proceso intelectual, de la existencia de una Realidad Última, consciente e inexpresable de la cual ha emanado todo lo fenomenal.
Podría ser que los dioses fueran falsos, pero no Dios. Paulatinamente comenzó a construir una vida espiritual iluminada sobre la base de la visión interior y bajo la vigilante mirada de un guía espiritual siempre alerta. No obstante, el camino a recorrer desde el agnosticismo a la oración era largo, pero la oración y la contemplación gradualmente fueron despertando en él, tan pronto como comenzó a llevar una vida de renunciación, calmando así los sentidos y centrando su pensamiento en estos nobles ideales. Llegó entonces un anhelo por la visión divina que convirtió el pensamiento en un sentimiento.
La idea debía pasar a la realidad, Dios debía convertirse en el sentimiento de que Dios Es. La verdad intelectual es siempre discutible, la Verdad espiritual está más allá de toda discusión. Sentir tal anhelo, soñar con ese exaltado estado de conciencia, ya es en sí, espiritualidad.
Naren reflexionaba profundamente sobre la idea de Dios, pensaba día tras día en la infinita conciencia. La meditación se convirtió en un hábito en él.
El deseo por ver, por conocer la Verdad, se volvió tan intenso que comenzó a derribar los muros de su intelecto dejando el camino libre para la mente intuitiva, la directa servidora del alma.
Durante la noche sumergía su personalidad en las profundidades. En ese estado de conciencia veía cosas un tanto desdibujadas que estaban más allá de toda imaginación o bien a la mañana se despertaba con un sentimiento de exaltación que sólo puede explicarse sobre la base de que su sueño no era el sueño común. El sentimiento de exaltación, las vislumbres ocasionales de la
Realidad, eran experiencias cotidianas en él. Fue en ese tiempo que frecuentemente se sentía separado de su propio cuerpo. Cuando conoció al Maestro, su guía y compañero, pensó que había hallado un cielo de paz y llegado al final de todas sus luchas. A pesar de ello, no podía aceptar un maestro Absoluto. Cuando Sri Ramakrishna trató de despertar la dormida espiritualidad de su discípulo, lo que hizo Narendranath fue afirmar su fuerza intelectual. Se opuso y se rebeló. Pero el Maestro, para utilizar su propia expresión, no era una serpiente acuática sino una cobra venenosa cuya picadura era fatal. Gradualmente la oposición de Narendra fue cediendo hasta
convertirse en una entrega total. La historia de la conversión interior e iluminación de Naren es demasiado sutil como para ser descripta con palabras. El Gurú raalizó este trabajo de una manera inescrutable. Sólo podemos tener algunos destellos de su lucha externa, la lucha intelectual que sus amigos observaron y conocieron. Pero la conversión real es un misterio conocido solamente por el Maestro y tal vez, por el discípulo.
PRUEBAS y TRIBULACIONES
La estatura espiritual de un individuo y sus realizaciones de la Verdad dependen del reconocimiento de su naturaleza Real y de una completa voluntad para renunciar, si fuera necesario, a todo lo que significa el mundo, con el propósito de descubrir su verdadero Ser.
Este es el mandato de renunciación que proclamara Jesús, el Cristo en las colinas de Judea: "¿Qué beneficio obtiene un hombre si conquista el mundo entero y pierde su propia alma?", el cual fue escuchado también muchos siglos antes por aquellos sabios de la antigua India: "Todo esto es Maia, lo irreal. Sólo Aquello es Real”.
Narendranath pasaba sus días en estudio, meditación y a menudo iba a Dakshineswar. Vivía en casa de sus padres. Vishwanath Datta, cuya ambición era que Narendra se convirtiera en un brillante abogado. Además, estaba ansioso por ver a su hijo casado.
Sri Ramakrishna se oponía firmemente al casamiento de Naren y rogaba a la
Madre para que esto no llegara a ocurrir. Grande era su alivio cuando los proyectos fracasaban pues sostenía que Narendranath no había nacido para el cariño de una sola persona ni para respaldar una familia sino para salvar almas.
No obstante, Vishwanath consiguió hacer arreglos con una opulenta familia de Calcuta quien pagaría una magnífica dote a la familia de Narendra y luego lo enviaría a Inglaterra para su educación. Pero antes que el casamiento llegara a formalizarse, Vishwanath falleció.
Naren rindió su examen para el B.A. y pocos días después del examen, súbitamente se enfrentó con la realidad del mundo y su mente libre y espíritu juvenil, recibieron un rudo golpe. Era a comienzos de 1884.
Narendra de inmediato partió para Calcuta. Su madre y sus hermanos lo estaban esperando desconsolados.
La inesperada muerte de Vishwanath colocó a la familia en una situación desesperante, él había sido el único sostén de todos ellos y además siempre habia gastado más de lo que ganaba. Los acreedores comenzaron a llamar a la puerta, los parientes que tanto deben a Vishwanath, se convirtieron en sus peores enemigos llegando al extremo de querer despojar a la familia de la
propiedad en la que vivían todos juntos.
Narendranath no contaba con ninguna entrada económica y aun así se vió obligado a mantener a siete u ocho personas. Se acercaban para él, días de terrible sufrimiento. Del confort despreocupado y fácil, fue arrojado sin transición a la dura pobreza, al extremo de llegar a pasar hambre.
Naren se convirtió así en su propio amo. Su determinación de permanecer soltero fue indeclinable, el celibato se volvió para él en un principio. Cuando los miembros de su familia lo presionaban para que se casara, él con vehemencia les decía: "Quieren ahogarme? Una vez casado, y todo habrá terminado para mi.
Un poco de reflexión le había mostrado que la muerte llega y se traga todo. ¿Para qué, entonces, adquirir una grandeza que será destruida por la suerte? Y luego agregaba: "En cambio, la vida de monje es realmente deseable porque busca destronar el poder de la muerte, busca una realidad que no cambia mientras que el mundo cae bajo las condiciones del cambio”.
Ramkrishna lo animaba a llevar la estricta vida de Brahmacharya diciéndole: "El hombre desarrolla un poder sutil como resultado de una ininterrumpida observancia del voto de celibato durante doce años. Entonces llega a comprender y captar cosas muy sutiles, imposibles de lograr por su intelecto. A través de esa comprensión el aspirante puede obtener la directa revelación de
Dios, únicamente esa pura comprensión puede capacitarlo para realizar la Verdad”.
Narendra aprobó el examen B.A. y fue admitido en la Facultad de Derecho. En el colegio él era el más pobre entre los pobres. El calzado era un lujo para él, su vestimenta era del material más rústico y fueron muchas las veces que llegaba a clase sin haber probado bocado. A menudo se sentía desvanecer de debilidad. Sus amigos de vez en cuando lo llevaban a sus casas a comer. En esas oportunidades charlaba alegremente con ellos durante horas pero cuando le servían el almuerzo o cena, la visión de la desolación que reinaba en su casa se presentaba en su mente y no podía comer.
Llegando a su casa comía lo menos posible para que los demás tuvieran un poco más. Después que él dejó el cuerpo, su madre relató muchos de los sacrificios que Narendra había hecho en ese tiempo. Muchas veces rehusaba comer diciendo que había comido en casa de un amigo cuando la realidad era que no comía para no privar a los demás. ¡Tal era la grandeza y sensibilidad de ese ser! Además trataba de seguir siendo el muchacho alegre de siempre, aparentando despreocupación ante su situación y problemas.
La familia Datta era orgullosa en un sentido señorial y encubría su pobreza con el manto del orgullo. Los amigos de Naren, hijos de familias pudientes de Calcuta, iban en sus magnifícos carruajes hasta su casa para llevarlo a paseos y diversiones, sin sospechar que su agotamiento físico se debía al tremendo dolor por la pérdida de su padre y a la situación en que su muerte lo habia
colocado. Para empeorar más las cosas surgió una disputa con una de las ramas de la familia con respecto a la casa en que él, su madre y hermanas vivían. Con el fin de apropiarse de la propiedad iniciaron un juicio contra ellos y el asunto fue llevado hasta la Corte. Ellos exigían que la casa fuera dividida recibiendo ellos la mayor y mejor parte de la misma. Este fue un terrible golpe.
¡Que semejante asunto fuera ventilado en público! Durante el juicio surgieron varios incidentes que pusieron de manifiesto el temperamento, el carácter y el talento de Narendra.
Finalmente el juicio fue resuelto a su favor. Si bien las cosas se suavizaron algo, no por eso la situación mejoró. Durante varios años prosiguió la lucha por el alimento y la vestimenta más rudimentaria.
Todos los esfuerzos de Narendranath tendían hacia esos dos fines. Se convirtió en un Francmasón esperando que las ventajas sociales crearan también una oportunidad económicamente ventajosa para él. Fue nombrado maestro en una de las instituciones de Vidyasagar pero después de un mes renunció para aprovechar mejores por oportunidades. Era una existencia en que el sustento se ganaba día por día. Había momentos en que Naren se sentia desanimado, pero era demasiado valiente como para demostrarlo. En otras grandes pruebas, más adelante, el recuerdo de estas luchas y tribulaciones le dieron fuerza para sobrellevarlas pensando que nada podría ser peor que aquellas por las que había pasado y finalmente vencido.
La siguiente es la descripción que hiciera Narendranath de ese oscuro período de su vida: "Antes de que finalizara el período de luto, tuve que comenzar a buscar trabajo. Descalzo y sin comer vagaba de una oficina a otra bajo el ardiente sol del mediodía con una solicitud en la mano. Uno o dos de mis íntimos amigos que simpatizaban conmigo solían acompañarme. Todas las puertas indefectiblemente se cerraban para mí. Este primer contacto con la realidad de la vida me convenció de que la comprensión y la simpatía sin ningún motivo egoísta era una rareza, casi una utopía en el mundo en el cual no había lugar para el débil, el pobre y el desposeído. Los que unos días antes se hubieran sentido orgullosos de ayudarme, ahora me daban la espalda a pesar de disponer de medios en abundancia. Por momentos el mundo se me aparecía como la obra del demonio. Un dia, agotado y con los pies doloridos, me senté a la sombra del Monumento Ochtarlony en el Maidan. Uno de mis amigos, con la intención de animarme, cantó algo sobre la gracia de Dios. Esto fue para mi como un golpe mortal.
Recordé el desamparo en que se encontraba mi madre y mis hermanos y con terrible angustia le dije: ¿Me harías el favor de callarte? Esas fantasías pueden complacer a los que comen con cuchara de plata y no tienen familiares que pasan hambre. Si... hubo un tiempo en que pensé de esa manera. Ahora me suena como algo horrendo.
Mis amigos en una buena posición me pedían que fuera a cantar a sus casas y
cuando no podía evitarlo, los complacía sin expresar mi terrible angustia y tal vez ellos, por su parte, preferían no indagar acerca de mi situación. Unos pocos me preguntaban: ¿Por qué se te ve tan pálido y débil?" Solamente uno de ellos llegó a saber de mi indigencia y sin que yo lo supiera. De vez en cuando enviaba una ayuda anónima a mi madre, comprometiendo para siempre mi gratitud. Algunos de mis viejos amigos, que ganaban su vida por medios poco licitos, me pidieron que me asociara con ellos. Algunos que no habían logrado resistir este camino dudoso ante reveses de fortuna, sentían por mí una verdadera simpatía. Se presentaron también otras formas de tentaciones. Una mujer de fortuna me hizo conocer su propuesta inmoral para poner fin a mis penurias. Pese a todo nunca perdí mi fe en Dios ni en Su divina misericordia.
Todos los días, tomando Su Nombre, me levantaba y salía a buscar trabajo.
Un día mi madre me oyó y con gran amargura me dijo: "Callate! Desde tu niñez estás clamando por Dios: ¿Qué ha hecho Él por ti? Me sentí herido de muerte y la duda se apoderó de mi mente. Pensaba: ¿Es verdad que Dios existe? Y si es así ¿por qué no responde a mi llamado? ¿Por qué tanto sufrimiento en el reino de un Dios misericordioso? Las palabras del Pandit Vidyasagar: 'Si Dios es misericordioso ¿por qué millones de personas en tiempos de hambruna mueren de inanimación?' sonaban en mis oídos con amarga ironía. Me siento terriblemente enojado con Dios. Era el momento propicio para que la duda entrara en mi corazón. Nunca, desde niño, traté de ocultar mis pensamientos, fuera por temor u otro motivo. Ahora, era perfectamente normal que manifestara y probara ante el mundo que Dios era un mito o bien que en el caso que existiera, era inútil llamarlo. Estas declaraciones mías hicieron que me consideraran un ateo que no tenía escrúpulos en beber y frecuentar casas de mala fama. Estas calumnias endurecieron más mi corazón. Abiertamente sostienía que en este mundo no es nada reprochable que un hombre busque
alivio a sus pesares por cualquier medio. Una distorsionada versión de este asunto llegó a oídos del Maestro y de sus devotos de Calcuta. Algunos de estos fueron a verme para conocer la verdad de primera mano dándome a entender que creían en tales rumores. Exasperado les dije sin ningún reparo que era una cobardía creer en Dios por temor al infierno, discutí con ellos acerca de Su existencia o inexistencia citando como testigos a varios filósofos occidentales. Como resultado se fueron con la convicción de que me había perdido irremediablemente. Y yo me alegré. Pensé que tal vez Sri Ramakrishna también lo creeria y sentí un profundo resentimiento.
Mi mente continuaba columpiándose entre la duda y la convicción mientras mi condición pecuniaria permanencia sin modificación. Pasó el verano y llegó la
estación de las lluvias. La búsqueda de un empleo continuaba sin variación.
Un atardecer, mojado por la lluvia y sin comer, regresé a casa fisicamente agotado y mentalmente desalentado. Incapaz de dar un paso más me recliné al pie de una columna de una casa. Me sentia demasiado débil como para apartar los pensamientos que cruzaban por mi mente. Súbitamente sentí como si algún divino poder fuera disipando gradualmente la niebla que cubría mi alma. Todas mis dudas respecto a la no-existencia de una divina justicia y misericordia y la
presencia del sufrimiento en la creación de una Providencia plena de Dicha, se disolvieron automáticamente.
Una profunda introspección me hizo comprender el significado de todo eso y quedé satisfecho. Cuando me incorporé no quedaba el menor vestigio de cansancio físico y mental, todo en mi era fuerza y paz.
Desde ese momento me volví sordo a la alabanza y a la censura. Me convencí de que yo no había nacido como la gente común para ganar dinero y mantener
una familia, y menos aún para luchar por los placeres sensorios. Comencé a prepararme secretamente para renunciar al mundo fijando para ello una fecha determinada. Luego me enteré que en ese dia el Maestro vendria a Calcuta. Pensé: 'Soy afortunado, abandonaré el mundo con la bendición de mi Gurú.' Tan pronto como me vió, me pidió con insistencia que esa noche fuera con él a
Dakshineswar. Pese a mis excusas tuve que acceder.
Llamándome a su lado dijo: "Yo sé que tú has venido al mundo para hacer el
trabajo de la Madre y que no podrás vivir en el mundo. Pero te lo ruego, quédate en él mientras yo viva. Y rompió a llorar nuevamente.
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