domingo, 29 de septiembre de 2019

SEGUIR APRENDIENDO: Counselor Veronica Pomerane (Charla 28-09-19)




Cuando se enamora uno de alguien, la mente mora en esa persona todo el día, no importa lo que se esté haciendo. Esa es la manera en que debemos amar a Dios. Todos los días, de nuevo, nos tenemos que enamorar de Él.
El amor humano se acaba y deja de existir; pero el amor a Dios crece. Es siempre nuevo, nunca se cansa uno de Él. Aumenta en intensidad. 
Para cultivar este amor debemos tratar de ser conscientes de la presencia de Dios continuamente; y esto es posible solamente practicando meditación con regularidad, siendo una buena persona, viviendo una vida moral, y siendo inegoista en el servicio a otros. 
Por medio de la meditación se despierta el poder que está dentro de uno. Entonces comenzarás a ver el juego de Dios en el mundo exterior. Una vida moral y de servicio al prójimo son ayudas pero no son un fin en sí mismos. 
El fin es alcanzar la unión con Dios. Guarda tiempo todos los días para entregarte con todo tu corazón a la contemplación de Dios. Piensa solo en Él y así con el tiempo todo se facilita.
Dios es Omnipresente. Está más cerca de nosotros que ninguna otra cosa. Está dentro de nosotros. Tenemos que sentir esa presencia viviente dentro de la cámara de nuestro corazón. Entra en ella y entrégate ahí al Rey el universo, sin Él, no podrías respirar o actuar, y sin Él, no hay conciencia ni realidad. Entrégate completamente, de todo corazón a Él.
La vida del buscador debe ser una continua comunión con Dios. 
Debe vivir, mover y mantener su ser en Dios. Sin devoción y meditación en Dios la iluminación no es posible. Con los ojos cerrados se debe meditar, y con ellos abiertos también se tiene que comulgar con Dios. 
Trabajando, descansando, aún durmiendo, debemos aprender a vivir en Dios.

El elemento necesario, más importante para un aspirante espiritual, es el anhelo, el deseo de buscarLo y encontrarLo.

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