sábado, 4 de mayo de 2019

SEGUIR APRENDIENDO: Counselor Veronica Pomerane, (2-05-19)



Hacia el despliegue de la Luz Interior

Según la teoría hindú de la evolución, nada es agregado en su transcurso, sino que lo que potencialmente existe se desenvuelve. El árbol entero existe potencialmente en la semilla. Si estudiamos el proceso de la evolución en el universo encontraremos, en un extremo, lo que podríamos llamar materia muerta o inerte. Y en el otro, a un Cristo, un Buda, un Ramakrishna, hijos de la Luz, la Luz misma. Todos son uno con Dios. Dios, el que vemos desenvolverse en estos hijos de la Luz, también existe potencialmente en el átomo más pequeño.
Estuvo correcto Swami Vivekananda cuando definió "religión" como la manifestación de la divinidad ya presente en el hombre.
El desenvolver esta divinidad ya existente dentro de nosotros es el fin de la evolución y la meta de la vida.
A través del proceso de la evolución, Dios, Sat-chit-ananda, existencia, conciencia y dicha absoluta, Dios que mora donde quiera, se despliega. Shankara, por medio de su lógica sutil, comprueba que esa existencia, conciencia y dicha absoluta no son atributos de Dios, son idénticos a Él.
Dios es la Existencia misma y aquello que es Existencia es también Conciencia y Dicha. Dios es la Existencia, Conciencia, Dicha absoluta y está presente por doquier.
Y la luz en las tinieblas resplandeció; más las tinieblas no la comprendieron".
A pesar de que Él brilla donde quiera, no es visto por qué está oculto por la oscuridad.
En el reino mineral, Dios está presente; ya que en él hay vida y Conciencia. Pero la vida y la Conciencia quedan cubiertas por la materia.
Aunque también la oscuridad de la materia predomina en el reino vegetal, hay cierta descarga de vida y Conciencia. Hace más de cuarenta años que un científico hindú, J.C. Bose, demostró concluyentemente, que la planta puede respirar, tiene vida, Conciencia, actúa y reacciona.
En el reino animal de bajo desarrollo, encontramos que predomina la Conciencia pero no hay conocimiento de su propia Conciencia.
En el ser humano la auto-conciencia está desplegada pero se es esclavo de la materia. En el vidente iluminado, Cristo, Buda o Ramakrishna, vemos esa conciencia expresada de manera infinita. Ellos se han fundido con Dios. Un Dios-hombre trasciende el sentido del ego, que es el culpable de limitar la conciencia infinita de Dios en el hombre. Sri Ramakrishna decía:
"Cuando muere el ego, cesan todos los problemas".
Trascender el ego y desplegar la conciencia infinita. Es lo que Cristo llama "El nacimiento en espíritu", Buda le diría: "El despertar", el Mandukya Upanishad lo define como "Turiya o el cuarto estado, (refiriéndose a los cuatro estados de conciencia: vigilia, sueño, sueño profundo, y Turiya), la conciencia trascendental. La condición necesaria para el nacimiento del espíritu, o sea, el despertar interior, es en palabras de la Biblia:

Amarás pues al Señor tu Dios con todo tu corazón, toda tu alma, toda tu mente y con todas tus fuerzas".

En otras palabras, debemos entregarnos a la contemplación amorosa de Dios.
Nuestra conciencia queda atrapada en la materia o se libera al infinito según el objeto de nuestro amor. Si entregamos nuestra mente a los objetos mundanos, queda nublada por la oscuridad de la materia, y si nos entregamos a la Luz interior de Dios, la cobertura de la oscuridad es eliminada y la Luz brilla resplandeciente.
Sin embargo, la tendencia natural de la mente es correr hacia afuera, a los objetos de los sentidos. Por estar enfocados hacia lo externo, es natural que los sentidos sean atraídos por los objetos, haciendo que la mente se apegue a los sentidos por la ignorancia de la Luz interior.
¿Por qué se apega la mente a los sentidos y a los objetos de los sentidos?
Es por la ignorancia que la hace equivocarse y aceptar la sombra de la vida, como la apariencia del mundo real.
Dentro de cada uno de nosotros está Dios infinito, la Luz interior. Pero también está la cobertura de la oscuridad.
La mente recibe el reflejo de la Luz interior, recibe la fragancia, por decirlo así, de Dios; pero no sabe de dónde le viene tal fragancia, y trata entonces de buscar su origen en el mundo de los objetos, corriendo tras las sombras de la vida. Y así la mente se vuelve adicta a lo externo.
En los Yoga Sutras de Patanjali, está expresado que la causa primordial de nuestro cautiverio en la vida es avidya, la ignorancia universal que cubre la cara de la realidad. De esta ignorancia u olvido de la presencia de la Divina Realidad interior, brota el sentido del ego. Luego surge el apego a las cosas placenteras del mundo y la aversión a las cosas desagradables, finalmente le surge la sed por la vida.
Swami Vivekananda acostumbraba a decir que si un cuarto está oscuro no puedes eliminar la oscuridad gritando con voz alta,
"¡Está oscuro! ¡Está oscuro!". Más bien traigan la luz y la oscuridad se desvanecerá”.
Nuestras mentes están oscurecidas por la ignorancia. Para eliminar esa ignorancia debemos buscar la Luz interior que brilla a pesar de la cobertura de oscuridad.
La contemplación de Dios es la manera directa y rápida para alcanzar la Luz
Interior de Dios.
Hasta que el ser humano se desarrolle al punto de llegar a tener un Ideal espiritual, no podrá encontrar el propósito exacto de su vida. Citando el Bhagavad Guita:
"Su voluntad deambula en todas las direcciones detrás de fines innumerables".

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