lunes, 1 de abril de 2019

SEGUIR APRENDIENDO: Counselor Verónica Pomerane (23-3-19)





Como el ciervo almizclero de la fábula, buscamos por todo el mundo aquella
misteriosa fragancia que nos obsesiona, y que realmente surge de nosotros mismos. Andamos a los tropiezos, nos causamos grandes daños, soportamos tremendas privaciones sin fin, pero nunca miramos al lugar debido.
El tirano que esclaviza a millones de seres; el avaro que acumula miles de veces más de lo que podría necesitar; el traidor que traiciona a su mejor amigo; el criminal, el ladrón, el embustero y el adicto, todos éstos, lo que finalmente quieren es simplemente sentirse seguros, felices y en paz. Buscamos seguridad en la acumulación de bienes, por la violencia, el fraude o por
la destrucción de supuestos enemigos.
Buscamos felicidad a través de la gratificación de los sentidos, por medio de toda clase de vanidad e infatuación. Buscamos paz por medio de la embriaguez de diversas drogas. Y en todas estas actividades desplegamos una energía de proporciones heroicas. Tal es la tragedia del pecado. Es una energía trágicamente mal dirigida. Con menos esfuerzo podríamos fácilmente
haber encontrado la unión con el Atman si no hubiéramos sido mal encaminados por nuestra ignorancia.
La ignorancia -dice Patanjali crea todos los otros obstáculos a la iluminación.
Los samskaras son poderosas tendencias que nos arrastran haciéndonos reincidir en acciones pecaminosas o levantando obstáculos. Es así que los obstáculos crecen automáticamente por medio del poder del deseo, del orgullo, de la ira y el temor.
El Guita describe este proceso:
Pensando en los objetos sensorios te apegas a ellos;
Creciendo el apego te vuelves adicto;
De la adicción frustrada nace la ira,
Volviéndote iracundo confundes a la mente;
Confundiendo a la mente olvidas la lección de la experiencia;
Olvidando la experiencia pierdes la discriminación
Perdiendo la discriminación malogras el único propósito
de la vida”.
Las mentes de los aspirantes espirituales contienen obstáculos para la iluminación, pero sólo en forma de vestigios. Sus samskaras continúan trabajando por el impulso de pasados karmas, pero su poder ha disminuido notablemente y los mismos no representan peligro serio, siempre que el
aspirante se ponga en guardia contra ellos.
También los obstáculos, o al menos un grupo de ellos, pueden haber sido temporalmente vencidos por medio de virtudes y de pensamientos que tienen el poder de eclipsar la ignorancia.
Si perseveramos en cultivar tales pensamientos y virtudes, paulativamente reduciremos los obstáculos a la forma de vestigios.
Finalmente, los obstáculos pueden estar presentes en un estado de pleno desarrollo. Esta es la condición trágica y normal de toda la gente mundana común.


“Es suficiente que La Fuerza e Inteligencia de Dios se despierte en el hombre.

Y esta Inteligencia, independiente de otra forma religiosa se esforzará por encontrar la fuente misma de la existencia”.

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