El Gurú es toda bondad, sea que se retraiga en el más inquebrantable silencio sea que inflinja una dura lección porque él actúa con el discernimiento de un sabio que va más allá de las relaciones humanas que nosotros percibimos. El gurú acepta actuar momentáneamente como eje, sobre el cuál se irá construyendo la nueva personalidad de sus hijos espirituales. Para arribar a la
sublime realización de La Presencia Divina. La vestimenta vieja del hombre será descartada para siempre. Esto exige que un espíritu de perseverancia y determinación venza todos los obstáculos que se le presenten.
Así cada día se convierte en una revelación de la Lila de Dios. El yo contraído rompe súbitamente su envoltura sin saber a ciencia cierta qué le sobrevendrá. Esta eclosión podría ser fatal, pero el Gurú procede con una sabiduría y habilidad minuciosa y perfecta. Muchos de los discípulos de Swami Vivekananda le pedían que les otorgara el don de la fe. Él les contestaba;” La fe viene como una convicción cuando el alma ha visto a Dios; mientras tanto forja tu carácter”. Él exigía que cada acto de la vida diaria, cada esfuerzo, se convirtiera en un
ejercicio de yoga. “Es necesario que el pensamiento y la acción fuertemente anclados en Dios, sean una y la misma cosa”. Meditar, controlar la naturaleza indómita y volverse un instrumento perfecto en el trabajo desinteresado. Estos son medios para perfeccionarnos en el ascenso que es la adoración.
El fin se va descubriendo poco a poco, siempre sobre la base del esfuerzo puesto en práctica. El velo de la oscuridad se rasgará y Maia no interceptará más al devoto. La armonía entre el Yo real (Atman) se afirma a medida que el ideal, el más elevado y sublime se convierte en el motivo esencial de nuestra vida.
“Salid de vosotros mismos y convertíos en universales”. Swami Vivekananda Su tarea principal fue la de entrenar a aquellos que le siguen para escalar el empinado camino de la renunciación y hacerles gustar de la dicha infinita.
El llamamiento a la Renunciación encierra el mensaje de todas las religiones.
“En primer lugar, esa meta hacia la cual nos sentimos atraídos, está lejos, más allá de la Naturaleza, mucho más allá. Es necesario que la acerquemos sin por eso degradarla ni disminuirla, ya que cuanto más se acerca, el Dios del cielo se convierte en el Dios de la Naturaleza; el Dios que está en la Naturaleza se vuelve el Dios que es la Naturaleza; el Dios que es la Naturaleza se convierte
en el Dios que reside en el templo que es el cuerpo y el Dios que reside en el templo que es el cuerpo se vuelve Él mismo el templo, se vuelve el alma humana. Y así llegamos a la última palabra, aquella que los sabios han
buscado en todas partes y en su propio corazón:” Tú eres Él, Oh hombre, tú eres Él!”.
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