jueves, 23 de marzo de 2017

Seguir Aprendiendo: Sra. Noemi Lavagno




En la visita del Rev. Swami Bhavyanandaji Maharaj al Ashrama de Bella Vista en agosto del año 1990, le formularon la siguiente pregunta: con respecto a la entrega a Dios, ¿Cómo sabemos si estamos avanzando en esa entrega? El Swami respondió: cuando no nos afecta el placer o dolor, el éxito o el fracaso; sabemos que nos hemos entregado a Dios.
Swami Pareshananda repite con notable frecuencia: el mundo va a continuar con sus dualidades. Como todas las palabras de quienes han dedicado su vida al conocimiento de sí mismos y de Dios, tienen una fuerza especial y se adhieren a la mente del que escucha con sinceridad como el abrojo, ese fruto de una planta silvestre que al paso del ganado se pega en su pelaje y es muy difícil sacarlo. Del mismo modo nos resulta dificultoso deshacemos de las palabras impregnadas de verdad y éstas trabajan de una manera inexplicable en la mente
Swami Vivekananda decía: Comparo a la verdad como una sustancia corrosiva de poder infinito. Dondequiera caiga, se abre camino quemando; si la substancia es blanda, de inmediato; si es duro granito, poco a poco; pero ha de quemarlo.
Que el mundo va a continuar con sus dualidades es fácil de entender porque lo vemos de continuo. El llamado de atención es a nosotros que obstinadamente queremos que no sea así, queremos que todo sea agradable y placentero sin damos cuenta que de inmediato quedamos apegados a esa sensación de agrado. Somos esclavos de la búsqueda de placer y del rechazo por el sufrimiento.
El Bendito Señor le dijo a Aryuna, y también a nosotros: ¡Oh tú, el mejor de los hombres!, sólo aquel que no se aflige por esas modificaciones, y es ecuánime en el placer o en el dolor, logra la inmortalidad.

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