NÁRADA BHAKTI SUTRAS
65. "Dedica todas tus acciones a Dios y dirige todas tus pasiones, tales como lujuria, ira, orgullo y semejantes, hacia Dios".
Hay una ceremonia, 'homa', en la cual Brahman y Shakti-el poder de Brahman-son invocados en un fuego. Al final de la ceremonia se dedican a Dios todas las acciones con sus efectos, buenos o malos, con una oración.
El Srimad Bhagavatam dice: " Cualquiera que dirija su lujuria, ira y otras pasiones hacia el Señor con un sentimiento de identidad con Él y devoción a Él, será transformado en Su Ser ".
La ira puede dirigirse a Dios con este espíritu: '¡Oh Señor! ¿Por qué no te revelas a mí? ¡Qué cruel debes ser! Estoy desamparado;
¡mi corazón está frío y árido! ¿ Por qué no me revelas Tu gracia y me concedes constante amor por Ti?'
También puede ser dirigida hacia los obstáculos en nuestro sendero que nos impiden lograr devoción. La ira, entonces, desapa recerá y el desapasionamiento surgirá en el corazón.
Sentirnos orgullosos pensando que somos hijos de Dios, que somos sus servidores, gradualmente nos hará conscientes de Dios y finalmente este orgullo se desvanecerá y el ego se sumergirá en el Señor.
Así es cómo, cuando las pasiones son dirigidas hacia Dios, se convierten en ayuda para adquirir amor a Dios.
65. "Dedica todas tus acciones a Dios y dirige todas tus pasiones, tales como lujuria, ira, orgullo y semejantes, hacia Dios".
Hay una ceremonia, 'homa', en la cual Brahman y Shakti-el poder de Brahman-son invocados en un fuego. Al final de la ceremonia se dedican a Dios todas las acciones con sus efectos, buenos o malos, con una oración.
El Srimad Bhagavatam dice: " Cualquiera que dirija su lujuria, ira y otras pasiones hacia el Señor con un sentimiento de identidad con Él y devoción a Él, será transformado en Su Ser ".
La ira puede dirigirse a Dios con este espíritu: '¡Oh Señor! ¿Por qué no te revelas a mí? ¡Qué cruel debes ser! Estoy desamparado;
¡mi corazón está frío y árido! ¿ Por qué no me revelas Tu gracia y me concedes constante amor por Ti?'
También puede ser dirigida hacia los obstáculos en nuestro sendero que nos impiden lograr devoción. La ira, entonces, desapa recerá y el desapasionamiento surgirá en el corazón.
Sentirnos orgullosos pensando que somos hijos de Dios, que somos sus servidores, gradualmente nos hará conscientes de Dios y finalmente este orgullo se desvanecerá y el ego se sumergirá en el Señor.
Así es cómo, cuando las pasiones son dirigidas hacia Dios, se convierten en ayuda para adquirir amor a Dios.
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