lunes, 22 de diciembre de 2025

Artículos : Profesora Leonor Bakún : Quo vadis

 



Quo vadis

Leonor Bakún


La frase es conocida. En latín significa ¿A dónde vas? Pedro huye de Roma  y ¿casualmente? se encuentra con Jesús. Entonces le pregunta ¿Quo vadis, Domine? La respuesta de Jesús también es conocida, y es tal vez un recordatorio de las consecuencias de elegir un determinado camino, y también de lo que ocurre cuando uno huye.

En el S. XIX, Henry Sienkiewicz escribió una novela que llevaba esta frase por título. La novela perduró, sobre todo, por las distintas versiones fílmicas que se hicieron de ella.  En la novela el autor relacionar la frase ¿Quo Vadis, Domine? con la frase ¿Quo Vadis, homine? que significa ¿A dónde vas, hombre? Y por si queda alguna duda la reformula  diciendo: ¿A dónde quiere llegar el ser humano sin humanidad, si olvida la faceta que  debería caracterizarlo?

Este concepto no es original. Cicerón, antes de Cristo, en De republica (L. III) dice que el mundo en su conjunto se halla penetrado por una “ley verdadera” que “es la recta razón”, “diseminada en todos, invariable, eterna”; “la que exhorta a lo que ha de hacerse con sus mandatos y aparta de lo que ha de evitarse con sus prohibiciones”. Cicerón atribuye al hombre la capacidad de discernirla, en el ámbito de su interioridad. Y sostiene: “Todo aquel que le desobedece huirá de sí mismo y, por el hecho de desdeñar la naturaleza del hombre, será castigado con las máximas penas aunque crea que escapa de otros tormentos”.

En el mismo texto dice que sólo el hombre, entre los demás seres del mundo, posee la capacidad para descubrir la ley que gobierna lo existente, dado que las almas son un don del dios. Y afirma enfáticamente (L.IV): “¡cuán miserable es un alma que se hubiese bestializado [aunque conservase] la figura de un hombre!”

Las advertencias hacen pie en dos puntos centrales: por un lado, las consecuencias de huir que a veces conducen precisamente a eso que uno quería evitar, aunque, reconozco, también es sano, a veces, una prudente retirada. Y, por otro lado a tener cuidado de no deshumanizarse, de no bestializarse, de no olvidar que hay otro que es como uno.

Por lo tanto, quizás sería el momento de volver a poner en cuestión, de reiterar la pregunta: ¿Quo vadis?

Y si bien no hay una receta porque somos de distintos modos, creo que estas palabras de  Swami Brahmananda podrían servir como guía: “Si trabajan con la idea de complacer a los hombres se sentirán defraudados. Pero si Él está complacido, todo el mundo se sentirá complacido. En circunstancias favorables o adversas sientan que no tienen a nadie más que a Él y que lo están sirviendo mediante el cumplimiento fiel de los deberes que les han sido asignados.”



Como dijo Thakur en su momento, como Swamiji comprendió y convirtió en el lema de la Orden, servicio a Dios en el hombre no es solo un lema para los monjes. Es una actitud que puede preservar de la deshumanización y permitir el reconocimiento del prójimo. Y ¿adónde vamos? también lo sabemos. Tarde o temprano llegaremos pero seguramente será más sencillo si recordamos que Krishna, Jesús, Thakur entre otros vinieron para recordarnos el modo de transitar este camino.

Feliz Navidad!

Jay Thakur, Jay Ma!




Artículos : CCV : Lic. Arturo Flier : LOS UPANISADS Y EL SECULARISMO INDIO

 


El encanto y poder de los Upanishads

Por Swami Ranganathananda

LOS UPANISADS Y EL SECULARISMO INDIO




Una pregunta espiritual para nuestro tiempo

Más allá de los debates políticos y jurídicos como por ejemplo la división entre Estado y religión o la convivencia de diversas tradiciones religiosas en un mismo territorio como actualmente se da en Europa, el secularismo plantea una pregunta profundamente humana y espiritual: ¿cómo convivir en la diversidad sin perder profundidad interior ni identidad cultural? Ej. Usar burka en el caso de las mujeres las hace más musulmanas o bien aquellos que plantean la teoría del gran reemplazo por el crecimiento del Islam en Europa llevará a ser menos franceses o ingleses?

En este capítulo, Swami Ranganathananda nos invita a mirar los Upanisads no como textos del pasado, sino como una fuente viva de sabiduría cultural, capaz de iluminar el modo en que la India —y el mundo— pueden sostener la pluralidad religiosa sin caer en el conflicto ni en la indiferencia espiritual.

La idea central es clara: el secularismo indio nace de una visión espiritual inclusiva, no del rechazo de la religión.

Dos modos de entender el secularismo

El secularismo como reacción: en gran parte de Occidente, el secularismo surge como respuesta histórica a guerras religiosas y a la imposición de una fe dominante. La solución fue separar estrictamente religión y vida pública.

El secularismo como madurez espiritual: en la tradición india, tal como la interpreta S. Ranganathananda, el secularismo no implica expulsar lo sagrado del espacio común, sino reconocer que lo sagrado se expresa de múltiples formas. Entender que la diversidad religiosa no es un problema a resolver, sino una realidad natural que debe ser comprendida espiritualmente.

La visión upanisádica: unidad en lo profundo, diversidad en la forma

Los Upanisads proponen una intuición radical: la Verdad es una; los sabios la nombran de muchas maneras. Esta afirmación no es solo filosófica; es una experiencia espiritual. Brahman es la realidad última, infinita, sin forma definitiva y Atman es el núcleo más íntimo del ser humano.

Cuando los Upanisads declaran Tat Tvam Asi —Eso eres tú—, afirman que la misma realidad habita en todos los seres, más allá de credos, ritos o nombres divinos. Desde esta mirada, ninguna tradición puede arrogarse el monopolio de lo absoluto.

De la tolerancia al reconocimiento espiritual

S. Ranganathananda señala una diferencia esencial:

  • Tolerar es soportar al otro.

  • Reconocer espiritualmente es comprender que el otro también camina hacia la verdad.

Los Upanisads no piden una uniformidad religiosa, sino una apertura interior capaz de percibir la autenticidad espiritual allí donde se manifieste. Este reconocimiento profundo es el verdadero cimiento cultural del secularismo indio.

Secularismo indio como herencia cultural viva

A lo largo de los siglos, la India ha sido hogar de múltiples tradiciones espirituales: hinduismo, budismo, jainismo, islam, cristianismo, sijismo.

Esta convivencia no fue perfecta ni exenta de tensiones, pero estuvo sostenida por una intuición cultural profunda: la verdad espiritual no se agota en una sola forma.

Los Upanisads desplazaron el centro desde el dogma hacia la experiencia interior, desde la pertenencia externa hacia la realización personal. Por eso, el secularismo indio no es una fórmula política importada, sino una expresión cultural de una antigua sabiduría espiritual.

Una enseñanza para el mundo contemporáneo

En un tiempo marcado por fundamentalismos, identidades rígidas y miedos culturales, la voz de los Upanisads resulta sorprendentemente actual.

S. Ranganathananda nos recuerda que:

  • La espiritualidad auténtica une, no divide.

  • La diversidad es una riqueza cuando se sostiene en una visión interior de unidad.

  • El secularismo, entendido así, es una expresión de profundidad espiritual, no de superficialidad.

Una invitación interior

El mensaje final del capítulo es silencioso pero poderoso:

Cuando el ser humano descubre la unidad espiritual que subyace a todas las formas, el respeto deja de ser una norma externa y se convierte en una actitud natural del corazón.

El secularismo indio, inspirado en los Upanisads, nos recuerda que la armonía social comienza en la realización interior.

Donde se percibe la unidad del ser, la diversidad deja de ser amenaza y se vuelve expresión de lo infinito.



domingo, 21 de diciembre de 2025

Artículos : CCV : Lic. Cristina Viturro : Las razones de la Santa Madre 15/12/2025

 



Las razones de la Santa Madre

15/12/2025

Leyendo el material sobre la Santa Madre, en el libro Madre de todos, que publicó el Ashrama en 2018 y que es un extracto del libro de Swami Chetanandaji Sri Sarada Devi y su juego divino, encontré esta historia.   

Es la historia de Amzad, el bandido musulmán que la Madre protegía. La sintetizaré así: en Shiromanipur, un pueblo vecino a Jayrambati, la población era mayormente musulmana y se dedicaban básicamente a producir gusanos de seda. Pero la actividad decayó y, sin poder cultivar ni cosechar, los habitantes -dicen- tuvieron que dedicarse al robo para subsistir. Las aldeas vecinas los temían y los vigilaban. Y como desconfiaban, no les daban trabajo. Entre 1915 y 1916, además, una terrible hambruna azotó la región y Amzad, nuestro hombre en cuestión, fue atrapado mientras robaba y encarcelado.

Su madre y su esposa fueron a pedirle ayuda a la Santa Madre, que, por supuesto, las alimentó, les dio ropa y hasta una rupia. Varias familias de la aldea musulmana, viendo esto, acudieron a la Madre, a punto tal que la Ramakrisha Mission tuvo que abrir allí un centro de ayuda. 

Fue en esa época en que los monjes decidieron construir una casa para la Madre (que no la tenía) y para eso, contrataron a Amzad y a otros trabajadores de su aldea. 

Los vecinos, temerosos de que los robos aumentaran, trataron de disuadir a la Santa Madre para que no los contratara. Como imaginarán, fue tiempo perdido: los trató tan bien que también los musulmanes empezaron a llamarla Madre. Un día, ella invitó a Amzad a comer a su casa pero Nalini, su sobrina, le tiró la comida desde lejos. La Madre no solo la reprendió sino que lo atendió ella misma, “como corresponde”, aclaró. Y además limpió el lugar cuando Amzad se fue. La sobrina le dijo a la Santa Madre que había perdido la casta y ella le contestó: “Como Sharat es mi hijo, exactamente igual lo es Amzad”. Sharat fue un discípulo de Sri Ramakrishna, secretario de la Ramakrishna Mission y considerado como un santo. Amzad, ya sabemos, era un ladrón musulmán. La Madre, también sabemos, era la Madre de todos.

Cuando unos años más tarde la Madre estaba enferma de malaria, Amzad apareció a su puerta. También él estaba enfermo, vestido con harapos, apoyándose en un bastón: la Madre lo reconoció al instante, lo hizo pasar a su habitación y escuchó la historia de sus tristes días. Luego le hizo dar un aceite para que frotara su cuerpo, le permitieron bañarse en el estanque, le dieron ropa nueva y lo alimentaron. A la tarde partió, un hombre distinto, llevando incluso regalos. 

Así, la Madre lo curó y cada tanto, cuando se necesitaba hacer algo en la casa de Sri Sarada Devi, iba diligentemente a trabajar allí. Incluso una vez, cuando ella estaba enferma y el médico le había recetado comer ananás, fue Amzad el que las consiguió con mucho esfuerzo, porque no era temporada. 

Pero, y aquí lo interesante, Amzad seguía robando, solo que no lo hacía en Jayrambati. Y lo metían preso: una vez, cuando salió, fue a ver a la Madre que le preguntó dónde había estado. ”En la cárcel, contestó, porque robé una vaca”. Con gran amabilidad la Madre contestó: “Me preocupó tu larga ausencia”. 

Cuando la Madre estaba en Calcuta, ya muy enferma, le llegó la noticia de que Amzad había sido gravemente herido en un robo y, días más tarde, había sido arrestado. La Madre, al enterarse dijo: “¡Dios mío! Oh, Barada, creía que su instinto de robo estaba inactivo. ¿Crees que lo cuidé sin razón? Lo mantuve bajo mi control alimentándolo y dándole varios regalos. Él siempre me obedeció como un sirviente, inclinando su cabeza con humildad.” Y lo siguió defendiendo, diciendo que vivía con sus sobrinas, que tenían muchas joyas y que no estaban los “muchachos” (ya sabemos quiénes son) para defenderla y nunca pasó nada. 

La Madre falleció poco después y Amzad fue herido nuevamente durante un robo y murió a consecuencia de esa herida. 

La Santa Madre nunca abandonó a Amzad, a pesar de saber de sus andanzas, sus dificultades con la ley y también sus sufrimientos. Cuando llega enfermo, lo alimenta y lo cura, cuando vuelve de la cárcel, le dice que la preocupó su ausencia. La Madre intenta dominar su tendencia a robar cada vez, pero nunca lo deja abandonado, nunca lo rechaza, nunca lo echa. Ella ve en Amzad lo que nadie ve, una razón que se oculta a los demás, pero que ella conoce: “¿Crees que lo cuidé sin razón?”, le pregunta a Swami Ishanananda. Hay mucho de incondicional en ese amor de la Madre, en ese reparar y reconfortar, en ese intento de que deje de robar y de arriesgarse pero hay algo más: ella ve en Amzad, un corazón de servidor humilde y amoroso, detrás de la fachada de su mal vivir.



sábado, 20 de diciembre de 2025

Artículos :CCV : Counselor Veronica Pomerane : Swami Prabhavananda: Charla 19/12/25

 




Swami Prabhavananda:

Charla 19/12/25

Cuando quiera que nos quejáramos de que no estábamos haciendo progreso espiritual, mi maestro nos exigía que practicásemos más, mucho más y no nos dejásemos dominar por la flojera. No puede haber fracaso mientras se continúa en la lucha. Lucha y practica las disciplinas, el corazón se purificará. Como ya hemos mencionado, el objetivo de toda disciplina espiritual es alcanzar la pureza de corazón.

Leemos en el Kena Upanishad: 

"Un hombre no lo puede conocer con estudio, si no desiste de hacer el mal, puede controlar sus sentidos, apacigua su mente y medita. Solo con la mente purificada se puede alcanzar Brahman". 

Y en el Mundaka Upanishad: 

"Por los puros de corazón es conocido. El Ser existe en el hombre dentro del loto de su corazón, es el amo de su vida y de su cuerpo. Con la mente iluminada por el poder de la meditación, los sabios lo conocen, el dichoso, el inmortal".
Yo defino la pureza de corazón como la tendencia espontánea de la mente que fluye hacia Dios. No obstante, para que surja esta fluidez necesitamos practicar recogimiento en Dios lo más frecuente posible. Mi maestro llamaba a esta práctica sahaya yoga, esto es, yoga fácil o el camino a la unión con Brahman. La manera más efectiva para guardar recogimiento en Dios es repetir constantemente el mantra, el santo nombre de Dios que uno recibe de su gurú.
A través de tal práctica, uno comienza a sentir Ia presencia viva de Dios. Queda convencido que Dios es.
Aunque aun no ha tenido una visón de Él, ya no tiene duda de Su existencia, y siente la viva presencia en su corazón.
Y con este sentimiento hay una gran dulzura, un júbilo al pensar en El. Entonces es cuando llega de verdad a esa etapa de meditación que conduce al conocimiento iluminado de Brahman. Este estado de meditación es descrito en el Bhagavad Guita:
"La luz de una lámpara no parpadea en un lugar sin viento: este es el ejemplo que describe un yogui de perfecta concentración, quien medita en el Atman”.

Cuando a través de la práctica del yoga la mente deja sus movimientos inquietos y queda inmóvil, él realiza el Atman. Lo satisface totalmente. Entonces conoce esa felicidad infinita que se puede realizar por el corazón puro pero que está fuera del alcance de los sentidos".
El Katha Upanishad dice:
"Hay dos seres, el ser aparente y el Real. De estos dos el Ser real, y sólo él, es a quien debemos sentir que existe. A la persona que lo ha sentido de verdad, le revela su naturaleza más íntima".

Es a través de la adoración amorosa de Dios, la contemplación continua y sin interrupción de Él, que la visión de la Realidad interior se abre. Cuando experimentamos a Dios, nuestra vida es transformada y nuestra Conciencia es iluminada.
Para que la religión sea práctica y efectiva, tiene que transformar nuestra vida y conciencia. La vida como la conocemos está llena de desacuerdos, falta de armonía y sufrimiento. Parece no tener propósito ni sentido.



jueves, 18 de diciembre de 2025

REVISTA SIGUE CAMINANDO N° 34

   Con alegría les compartimos la edición N° 34 del ejemplar de la revista bimestral "Sigue caminando", realizada por el Ramakrishna Ashrama Argentina.


Para acceder haga un clic en  la imagen o haga clic aquí CHARAIVETI diciembre n6 2025.pdf - Google Drive

domingo, 14 de diciembre de 2025

Artículos : CCV : Lic. Cristina Viturro : Swami Vivekananda y los elefantes

 




Swami Vivekananda y los elefantes

Últimamente se me ha dado por seguir una página de Instagram de una fundación que cuida elefantes. Está en Kenya, se llama The Sheldrick Trust, y se dedica a criar elefantes huérfanos y cuando llegan a la edad suficiente para valerse por sí mismos, los dejan libres en la selva. 

No hay nada más hermoso que un animalito pequeño, un cachorro, y los elefantitos no son la excepción. Lo que más me conmueve no es su gracia (que es inmensa) sino que, una vez libres, ya adultos, vuelven cada tanto, al lugar en el cuál se criaron. Sobre todo cuando son elefantas y han tenido cría: vuelven, con el elefantito, que da sus primeros pasos a la rastra, a mostrarlo a sus cuidadores. Es muy hermoso.

Lo curioso es que buscando material para esta charla, viendo los temas sobre los cuales habla Swamiji encontré la entrada: “Sobre los elefantes”. Así que, en homenaje a esas criaturas tan hermosas y bajo la guía de Ganesha, nuestro dios elefante tan querido, haré un resumen de las palabras de Swami Vivekananda. 

Comienza diciendo: “La forma de un libro, o la forma de un elefante o la de un hombre, no es el exterior: todo lo que conocemos es nuestra reacción mental a la sugestión externa”.

Otra: “¿No escucharon los versos de Tulsidas:`El elefante camina por el mercado y mil cuzcos le ladran; así los Sadus no se sienten heridos si la gente mundana habla mal de ellos`. Así es como tienen que caminar.

En otro momento dice: “Nunca soy Rama (nunca uno con el Ishvara, el aspecto personal de Dios), pero soy (uno con Brahman, el impersonal, la existencia que todo lo permea). Aquí hay una gran masa de arcilla: de esa arcilla yo hice un pequeño ratón y ustedes hicieron un pequeño elefante. Los dos son arcilla. Fundan ambos y ellos serán esencialmente uno. “Yo y mi Padres somos uno”. Pero el ratón de arcilla, nunca será uno con el elefante de arcilla (o sea, cuando conservan la forma).

Vuelve a este concepto de Dios sin forma en este ejemplo: “De una cantidad de arcilla, un enorme elefante de arcilla es realizado y de la misma arcilla, se hace un pequeño ratón. ¿El ratón de arcilla podrá alguna vez llegar a ser el elefante de arcilla? No. Pero pongan a los dos en agua y los dos son arcilla, y como arcilla ambos serán uno, pero como ratón y elefante habrá siempre una diferencia eterna entre ellos.  Lo Infinito, lo Impersonal, es como la arcilla del ejemplo”.

Esta me gusta muchísimo y dice: “Es el fuerte el que comprende la fuerza, es el elefante el que comprende al león, no la rata”.

Otra más: “El elefante tiene dos dientes saliendo de su boca. Son solo para mostrar, no puede comer con ellos. Pero son los dientes que están en su boca con los que mastica su comida. Así, mézclense con todos, díganle sí a todos, pero no se unan a nadie. Quédense con su propio ideal de adoración. Cuando adoren, adoren ese ideal de Dios que es su propio Ishta, su propio Ideal Elegido. Si no lo hacen, no tienen nada. Nada crecerá.”

Dos muy concretas: “Los colmillos del elefante salen hacia afuera, pero no vuelven atrás”, así son las palabras del hombre, una vez dichas ahí quedan.”

“Entréguense por completo y trabajen. Recuerden: “Cuando una hierba, como el cáñamo, se une y con ella se hace una soga, toda junta puede retener hasta un elefante loco”.

Por último, está el cuento del elefante y los ciegos que resumiré de esta manera: en una feria, unos ciegos tocan un elefante para saber cómo es. Cuando vuelven a la aldea, empiezan a hablar de él y uno dice: “Es como una pared” y otro dice, “No, no era así, era como un trozo de cuerda”, un tercero acota: “Claro que no, yo lo toqué y era como una serpiente”. La discusión se pone brava porque un cuarto dice que era como una almohada, hasta que viene un hombre que ve y dice: “Todos tienen razón, lo que pasa es que tocaron diferentes partes del elefante: la pared era su costado, la soga, la cola, la serpiente era la trompa y los pies, la almohada. No peleen más, todos tienen razón, solo que vieron al elefante desde diferentes lugares”. Swamiji dice que así pasa con la religión: somos ciegos describiendo a un elefante. 

Así, dándole gracias al Señor Ganesha, termina esta intervención en la que rescatamos los dichos de Swamiji sobre estas criaturas tan enormes y tan hermosas.



Artículos : CCV : Lic. Arturo Flier : El encanto y poder de los Upanishads Por Swami Ranganathananda

 


El encanto y poder de los Upanishads

Por Swami Ranganathananda

“Los Upaniṣads y el Islam Indio” – Swami Ranganathananda




El capítulo aborda uno de los encuentros religiosos más fecundos y profundos de la historia de la India: el diálogo entre la espiritualidad védica y la tradición islámica llegada del oeste. Hagamos antes un poco de historia:

El origen de las disputas históricas entre musulmanes e hindúes

No existe un único origen; es un proceso político, social y económico de casi mil años.
Los puntos centrales son:

1. Llegada de sultanatos musulmanes al norte de India (siglos XI–XIII)

No llegaron como invasores religiosos sino como dinastías expansionistas.
Tomaron Delhi y fundaron el Sultanato de Delhi (1206). Los conflictos no fueron “hindúes vs. musulmanes”, sino reinos locales vs. nuevos poderes militares.

2. El Imperio Mogol (1526–1857): convivencia, tensiones y síntesis

Con los mogoles se produce un giro:

  • Akbar (1556–1605) impulsa un proyecto de pluralismo, elimina impuestos discriminatorios, integra élites hindúes y promueve una cultura sincrética (Din-i-Ilahi).

  • Aurangzeb (1658–1707) da un giro más ortodoxo, restablece impuestos a no musulmanes y derriba templos en zonas rebeldes. Esto deja huella histórica y es uno de los hitos más citados en la memoria del conflicto.

Aun así, durante siglos hubo intercambio cultural masivo, matrimonios mixtos en las élites, arte indo-islámico, música, literatura y arquitectura compartidas.

3. El papel de los británicos (siglos XVIII–XIX): dividir para gobernar

Este es el factor más decisivo según la mayoría de los historiadores modernos.

Los británicos:

  • Reescribieron la historia india enfatizando “dos naciones” irreconciliables.

  • Clasificaron censos por religión e institucionalizaron identidades rígidas.

  • Incentivaron rivalidades políticas según líneas religiosas.

Esto no reflejaba la realidad previa, que era mucho más fluida y sincrética.

4. La Partición de 1947

La creación de India y Pakistán —basada en líneas religiosas— fue acompañada de:

  • Migraciones masivas

  • Pogroms

  • Más de un millón de muertos

Aquí se cristaliza la narrativa moderna del conflicto.

5. Conflictos contemporáneos (siglos XX–XXI)

  • Violencias esporádicas entre comunidades.

  • Políticas identitarias hindú-nacionalistas y respuestas musulmanas.

Pero estas dinámicas son políticas, no teológicas.


Comenzando ahora sí en el capítulo respectivo, advertimos que Swami Ranganathananda sostenía que los grandes conflictos religiosos en India surgen cuando:

  1. Lo espiritual se degrada en identidad tribal,

  2. Se politizan las tradiciones, y

  3. Se absolutizan textos sociales (smṛti) que deberían ser adaptables,

  4. Se pierde la visión universal de śruti, compartida por todas las religiones.

Su propuesta: una espiritualidad intercultural, no dogmática, que permita integrar la diversidad histórica de la India en un marco ético común.

1. Dos grandes tradiciones que se encuentran

S. Ranganathananda comienza recordando que la historia espiritual de la India nunca fue una historia de aislamiento.
Por el contrario, siempre ha sido un gran espacio de encuentro, intercambio y síntesis.

La llegada del Islam —hace más de mil años— no significó solamente un cambio político o cultural. Fue, sobre todo, la entrada de una forma vigorosa de religiosidad que planteaba preguntas nuevas y ofrecía un tipo particular de experiencia espiritual. Para él, el encuentro entre los Upaniṣads y el Islam no es un choque, sino una oportunidad para reconocer afinidades profundas.

2. La visión universal de los Upaniṣads

Antes de analizar el diálogo, S. Ranganathananda recuerda el corazón de la enseñanza upanishádica.

Los Upaniṣads afirman que la realidad última es una, infinita y omnipenetrante.
La llaman Brahman.Y enseñan que esa realidad está en lo más íntimo de nosotros, como Ātman, el núcleo más puro del ser.

Su mensaje fundamental es que detrás de toda diversidad hay una unidad esencial.
La sabiduría consiste en reconocer esa unidad, vivir desde ella y verla expresada en cada ser humano. Por eso los Upaniṣads, lejos de fomentar exclusivismos, invitan a un espíritu abierto, universal y compasivo.

3. Lo que el Islam aportó a la experiencia india

El Islam, al llegar a la India, introdujo un énfasis muy fuerte en la unidad absoluta de Dios, la doctrina del tawḥīd. Aportó también una visión religiosa centrada en la igualdad humana, donde no importa el origen social sino la rectitud interior.

Esta insistencia en la unicidad divina no es ajena a la experiencia upanishádica; ambos sistemas, aunque distintos en forma y lenguaje, señalan una trascendencia que está por encima de todos los límites. De allí que, según S. Ranganathananda, el islam tuvo un impacto espiritual profundo: obligó a la tradición india a mirarse a sí misma, a profundizar y a renovarse.

4. Afinidades entre Upaniṣads e Islam

S. Ranganathananda observa que, en su núcleo, ambas tradiciones buscan llevar al ser humano más allá de su ego. En los Upaniṣads, esto se expresa como la realización del Ātman, donde el individuo trasciende sus deseos y limitaciones. En el Islam, se expresa como la entrega absoluta a Dios, donde el ser humano afirma la unidad divina y renuncia al orgullo.

Ambos caminos exigen disciplina, introspección y humildad. Enseñan que la liberación espiritual implica superar lo fragmentario y reencontrar la unidad. Por eso, dice Ranganathananda, el diálogo entre ambas tradiciones no es accidental, sino profundamente natural.

5. El papel del sufismo

El puente más importante entre las dos tradiciones fue, sin duda, el sufismo, la corriente mística del Islam. Los sufíes llegaron a la India con una actitud de apertura, sencillez y profunda devoción.
Su énfasis en el amor divino, en la interioridad y en la fraternidad resonó poderosamente con la espiritualidad hindú. Los poetas sufíes hablaban de la unión con Dios, de la belleza del corazón purificado, de la música y la danza como formas de elevar el espíritu. Todo este universo espiritual se integró naturalmente en el paisaje devocional de la India.

Para S. Ranganathananda, el sufismo es la prueba viviente de que las grandes tradiciones espirituales pueden encontrarse en el nivel más alto, donde el amor, la verdad y la entrega superan las diferencias doctrinales.

6. La raíz de los conflictos no es religiosa

S. Ranganathananda también advierte algo importante: Los problemas entre hindúes y musulmanes, cuando los hubo, no nacieron de la espiritualidad ni de los textos sagrados. Surgen más bien cuando la religión se politiza, cuando se convierte en identidad rígida, cuando se usa para afirmar poder sobre el otro. Tanto el hinduismo como el islam, en su esencia más elevada, llaman a la humildad, a la compasión y a la búsqueda de la verdad.
Cuando se pierden esos valores, lo que queda no es religión; es tribalismo.

7. Una lección para nuestro tiempo

India, dice S. Ranganathananda, tiene una misión histórica: mostrar que distintas tradiciones pueden convivir si se apoyan en su núcleo espiritual, no en su envoltorio político.

El diálogo entre los Upaniṣads y el Islam indio es un ejemplo luminoso de cómo dos visiones de lo divino pueden enriquecerse mutuamente.
El encuentro auténtico no ocurre a nivel de los dogmas, sino a nivel del corazón, donde cada persona busca sinceramente la verdad.

En definitiva, la enseñanza de este capítulo es simple y profunda: cuando miramos las religiones desde su centro espiritual, descubrimos que todas apuntan a una unidad que abraza a la humanidad entera. Esa unidad puede expresarse como Brahman o como Allah, como Ātman o como entrega devocional, pero en el fondo es la misma aspiración.

S. Ranganathananda nos invita a mirar más allá de las diferencias superficiales y a reconocer esta verdad esencial y nos recuerda que el verdadero diálogo religioso no consiste en convencer al otro, sino en descubrir juntos lo que nos trasciende.