domingo, 23 de noviembre de 2025

Artículos : CCV : Profesora Leonor Bakún : Resbalar

 





Resbalar

Leonor Bakún

Hace poco vi un video que me hizo pensar en muchas de las cosas que nos hacemos a nosotros mismos precisamente por no hacer. El video es corto y supongo que conocido. Un hombre y una mujer están subiendo en una escalera mecánica, en un shopping o similar. De golpe la escalera se detiene. El hombre se dice que va a estar bien pero no se mueve. La mujer se pone nerviosa, se queja de que va a llegar tarde y también se queda quieta. El hombre la tranquiliza, le dice que alguien va a venir y por si acaso grita avisando que hay dos personas atrapadas en la escalera y necesitan que alguien haga algo. Y mientras, se sientan en el escalón a esperar. Finalmente alguien llega que promete arreglarlo pero también se queda varado en otro tramo de la escalera. Y también se sienta en el escalón. El video termina diciendo que todos alguna vez tuvimos un problema al que no le encontrábamos la solución aunque estuviera delante de nuestros ojos. Y habla de la necesidad de tener un espacio de reflexión.

Esos escalones que podían subir o bajar para salir de ese espacio que los atrapaba son evidentes, pero hay veces que nos encontramos atrapados en una escalera y no nos damos cuenta. El único modo de estar alerta y darse cuenta es realizar nuestras prácticas y eso nadie lo puede hacer por nosotros.

Thakur dijo: “La madre no rompe la cáscara hasta que el polluelo, dentro del huevo, no está a punto. El huevo se empolla a su debido tiempo. Es necesario practicar alguna disciplina espiritual. Sin duda que el Gurú hace todo por el discípulo, pero al final también le hace trabajar un poquito. Cuando se corta un gran árbol, el hombre corta casi el tronco entero; luego se echa a un lado por un momento y el árbol cae con tremendo estrépito.”

Thakur hablaba de resbalar del estado de yoga. Contaba la historia de una mangosta que había visto en Kamarpukur, ella se sentía cómoda en un agujero alto en la pared, pero le habían atado un ladrillo a su cola y cada vez que trataba de acomodarse dentro del agujero tenía que salir a causa del tirón del ladrillo. Y finalizaba diciendo que cavilar en objetos mundanos es lo que hace descarriarse al yogui del sendero del yoga.

Y por si quedaba alguna duda, agregaba: “Vive en el mundo, pero mantén la mente firme en Dios.”

Yo supongo que más de una vez el resbalón se produce porque ni siquiera sentimos el tirón y dejamos que nuestra mente salte de un lugar a otro, hasta que se produce el tirón del ladrillo o la escalera se traba.

Somos privilegiados, tenemos prácticas, sabemos de ese espacio de reflexión que podemos transitar cada vez que querramos. Como decía Thakur: “La íntima profundidad del corazón es uno de los sitios propicios para la meditación.” El tema es hacerlo, seguir adelante.

Hay diferentes temperamentos. Hay diferencias en la capacidad de comprensión. Pero de algún modo llegamos al mismo lugar desde el principio de los tiempos. A veces en distintos tiempos, los resultados son los mismos. Los sabios hindúes hablaron de Spanda, siglos después los científicos dijeron Big bang, pero la explicación de ambos términos no difiere. Si recorremos la historia de la humanidad veremos que no es el único caso. Que la tierra es redonda fue afirmado por varios filósofos griegos, Pitágoras, Parménides y Aristóteles, y en el s. III a. C. Eratóstenes lo demostró con un sencillo experimento. Sin embargo pasaron siglos para que la humanidad lo aceptara y, gracias a la concepción del espacio curvo de Einstein, se pudiera viajar al espacio y mostrar desde afuera que así era.

En lo personal creo que no hay diferencias. Desde distintos lugares y por distintos caminos llegamos al mismo lugar. El tema es: en estos casos que mencioné y otros similares, lo vemos. Pero, cuando el lugar de arribo es la realización, parece más difícil de aceptar. Y, sin embargo, Thakur lo dice una y otra vez: “Es Dios mismo quien ha proporcionado esas diversas formas de adoración. El Maestro del Universo ha hecho todo esto adaptado a los distintos grados de conocimiento y crecimiento espiritual de hombres diferentes.”

Me parece que este es el secreto: somos iguales y, a la vez, somos diferentes. Por las razones que fueren, karma, familias, lugares de nacimiento y otras transitamos el mundo y la vida de distintos modos. Pretender lo contrario es masificar, es no vernos como somos. Tenemos llaves, el mantra, las instrucciones, la santa compañía que se encuentran en todos los caminos. Pero si bien no son iguales y si bien cada uno realiza su tránsito a su ritmo y a su modo, hay claves, hay puntos en los que la insistencia debería hacernos prestar atención. Una es el respeto al nombre de Dios, otra la práctica, la oración, en el idioma que sea, en la religión que sea, estos dos puntos están presentes.

Vivimos en un siglo en el que la tecnología es la gran estrella. Hay muchas nuevas tecnologías dando vueltas pero sin ánimo de desmerecer todo lo maravilloso y todo lo que puede hacerse utilizando estas nuevas tecnologías que han irrumpido en nuestras vidas querramos o no, se me ocurre que precisamente por eso, hacer las prácticas, utilizar nuestros dispositivos internos debería hacernos reflexionar y estar atentos a lo que el mundo ofrece y a cuál es la interacción que debemos tener con ello, para no resbalar.



sábado, 22 de noviembre de 2025

Artículos : CCV : Counselor Veronica Pomerane : Swami Sarvapriyananda Charla 21/11/25

 


Swami Sarvapriyananda

Charla 21/11/25



Hay una divinidad subyacente que es la realidad última, que debe ser descubierta. Cubierta, descubierta (uncovered).

​Toda esta idea de "jagat mithya" (el mundo es una apariencia), esto debe entenderse correctamente. No significa, "descarta esto". Aquí mismo está la divinidad. 

Swami Vivekananda dice poderosamente: "aquel que se sumerge de cabeza en los lujos necios de este mundo ha perdido el camino. Aquel que huye de este mundo para meditar y morir en una cueva del Himalaya, y que desprecia al mundo, ha perdido el camino". Ambos han perdido el camino. Si te aferras a esta realidad, has perdido el camino. Si sueltas esto y te vas corriendo a otro lugar tratando de encontrar a un Dios en otro lugar, has perdido el camino. O tomas el mundo o renuncias a él”.

​Pero existe la tercera opción. Swami Vivekananda dice: "Encuentra a Dios aquí". Aquí mismo dondequiera que estés, con quienquiera que estés, aquí mismo puedes encontrar a Dios. Porque Dios está aquí.

​Supongamos que hay elementos hechos de oro. Hay muchas pequeñas historias que usan los monjes en los Himalayas para ilustrar este punto. Una es la historia de un joyero. Tiene un hijo pequeño, y el joyero guardaba todos sus materiales y adornos bajo llave en una caja fuerte. Una día le dice a su hijo: "Hijo mío, ve a la caja fuerte, aquí tienes la llave, ábrela y trae algo de oro. Tengo que usarlo en mi trabajo". Y el niño corre, abre la caja fuerte regresa y dice a su padre: "No hay oro". Y así se repite varias veces: "¿Qué? Sí hay. Ve y mira bien". Vuelve y dice: "No, no hay oro". " Entonces que encontraste?". “Hay collares y pulseras y tiaras, pero no hay oro". El padre le dice: "Mira, lo que crees que es un collar, una pulsera, una tiara, es en realidad oro. Así que trae cualquiera de esas cosas, que servirá".

​El niño pensó que había una realidad llamada "oro" que su padre quería que buscara, y ahí estaban esas cosas que no lo eran, "esto es, por supuesto, un collar, una pulsera, no puede ser oro. El oro debe ser algo aparte de esto". 

Tomar el collar mismo como oro no, porque en el momento en que el collar se derrita y se convierta en una pulsera, pensarás que el oro se ha ido”.

​La otra historia, la del hombre que va a una casa de empeños, un hombre de negocios que ha caído en tiempos difíciles, y le da su imagen de Ganesha al dueño de la casa de empeños y le dice: "Dame algo de dinero". El dueño de la casa de empeños pesa la imagen y dice: "Esta es la tarifa a la que te daré dinero por la imagen de Ganesha". 

Ganesha viene con su montura, que es el ratón. Todas las deidades tienen sus propios vehículos. Durga tiene un vehículo mucho más glamoroso, el león o tigre, Ganesha tiene un ratón. Y el hombre de negocios le dice al dueño de la casa de empeños: "Bueno, este es el dinero por Ganesha. ¿Cuánto por el ratón?". Y el dueño de la tienda dice: "Es la misma tarifa. Tómalo o déjalo, es la misma tarifa". El hombre de negocios se indigna y dice: "¿No tienes religión? ¿Dar la misma tarifa por Ganesha que por un ratón? ¡Es vergonzoso!". Y el tendero le dijo con una sonrisa: "Señor, mire, para usted puede ser Ganesha, o puede ser un ratón. Para mí, es oro. Lo peso y lo trato en consecuencia".

“Ver a Dios en todo". Swami Vivekananda dice poderosamente. 

Entonces, ¿qué pasa con la renunciación? ¿Tienes que renunciar a tu esposo, a tu esposa, a tus hijos para volverte espiritual? No. Él dice: "Encuentra a Dios en el esposo, en la esposa, en los hijos". 

Hay una antigua tradición en la India de nombrar a los niños, dándoles  nombres de dioses y diosas. 

Ese era el propósito original, recordar que es una divinidad justo ahí. 

Encuentra a Dios en cada persona, con la gente con la que estás trabajando, en lo vivo y en lo no vivo, en el medio ambiente. No es imaginación. El Vedanta dice que es esa única realidad, Sat-Chit-Ananda (Existencia-Conciencia-Dicha), con nombres y formas, la que aparece como este mundo ante nosotros.

​Qué pasa con la renunciación? En la vieja enseñanza: "Renuncia al mundo si quieres a Dios". Sin embargo hay un significado más profundo para la renunciación. La renunciación más alta, es ver a Dios en todo. Eso mismo es renunciación.




lunes, 17 de noviembre de 2025

Artículos : CCV : Lic. Arturo Flier : El encanto y poder de los Upanishads en diálogo con el Cristianismo

 


El encanto y poder de los Upanishads en diálogo con el Cristianismo





Por Swami Ranganathananda

'Trajiste a la Nueva India un nuevo Veda y lavaste su mancha de separación de

religiones y castas proclamando desde los tejados la divinidad inherente del hombre.'

Así escribía Romain Rolland al plantear que Sri Ramakrishna y Swami Vivekananda

tuvieron un impacto benéfico que se siente entre los buscadores espirituales de todas las

religiones.

El cristianismo en Occidente ya está experimentando, bajo el impacto del desafío

moderno, una efervescencia y un cuestionamiento sin precedentes, lo que resulta en una

búsqueda sincera, por parte de las diversas denominaciones cristianas, del contenido

espiritual universal de la religión cristiana que subyace en sus diversas ramas

forjando así una unidad cristiana ecuménica. El éxito de esta noble búsqueda

dependerá enteramente de un mayor énfasis en los aspectos Śruti del cristianismo

(lo revelado por Jesús y los Santos) y de la minimización de sus elementos Smrti

(su adaptación a la vida social) y esto es precisamente lo que están haciendo las

denominaciones implicadas, con resultados muy prometedores. Es difícil aislar, entre

los complejos factores, la contribución vedántica a este saludable desarrollo. Si bien su

contenido deriva de las inevitables condiciones mundiales creadas por la ciencia y la

tecnología modernas (la mayor conectividad), su estímulo y dirección se deben en

gran medida a las silenciosas pero poderosas influencias derivadas de la difusión

de las ideas vedánticas en Occidente tras la tumultuosa ovación que recibió Swami

Vivekananda cuando se dirigió al histórico Parlamento de las Religiones de Chicago en

1893. En aquel memorable discurso dijo:

“Para el hindú, todo el mundo de las religiones es solo un viaje, un ascenso, de

diferentes hombres y mujeres, a través de diversas condiciones y circunstancias, hacia

el mismo objetivo. Cada religión solo está desarrollando un Dios a partir del hombre

material, y el mismo Dios es el inspirador de todas ellas. ¿Por qué, entonces, hay tantas

contradicciones? Son solo aparentes, dice el hindú. Las contradicciones provienen de la

misma verdad que se adapta a las diversas circunstancias de diferentes naturalezas.”

“Es la misma luz que pasa a través de cristales de diferentes colores. Y estas pequeñas

variaciones son necesarias para la adaptación. Pero en el corazón de todo reina la

misma verdad. El Señor le ha declarado al hindú en su encarnación como Krishna:

‘Estoy en cada religión como el hilo de un collar de perlas. Dondequiera que veas una

santidad extraordinaria y un poder extraordinario elevando y purificando a la

humanidad, sabe que estoy allí’.”

Nunca se ha pronunciado una declaración más clara y auténtica sobre la naturaleza y el

alcance del núcleo espiritual de las religiones, sobre sus aspectos Śruti. Y dándonos una

idea de la forma de las cosas por venir, dijo más tarde en ese discurso

“…Si alguna vez ha de existir una religión universal, debe ser una que no tenga

ubicación en el espacio ni en el tiempo; que sea infinita como el Dios que predicará, y

cuyo sol brillará sobre los seguidores de Krishna y de Cristo, sobre santos y pecadores

por igual; que no sea brahmánica ni budista, cristiana ni musulmana, sino la suma

total de todas ellas, y que aún tenga un espacio infinito para el desarrollo; que en su


catolicidad abrace en sus brazos infinitos y encuentre un lugar para cada ser humano,

desde el salvaje más humilde y rastrero, no muy alejado de la bestia, hasta el hombre

más elevado, que se alza por las virtudes de la cabeza y su corazón casi por encima de

la humanidad, haciendo que la sociedad lo admire y dude de su naturaleza humana.

Será una religión que no tendrá lugar para la persecución ni la intolerancia en su

sistema político, que reconocerá la divinidad en cada hombre y mujer, y cuyo alcance y

fuerza se centrarán en ayudar a la humanidad a comprender su propia naturaleza

verdadera y divina.”

Y dirigiéndose a la sesión final del Parlamento, pronunció estas palabras proféticas a

modo de conclusión:

“Si el Parlamento de las Religiones ha demostrado algo al mundo es esto: ha

demostrado al mundo que la santidad, la pureza y la caridad no son posesión exclusiva

de ninguna religión del mundo, y que cada sistema ha producido hombres y mujeres del

carácter más excelso. Ante esta evidencia, si alguien sueña con la supervivencia

exclusiva de su propia religión y la destrucción de las demás, lo compadezco desde el

fondo de mi corazón y le señalo que en el estandarte de cada religión pronto se

escribirá, a pesar de la resistencia: ‘Ayuda y no lucha’, ‘Asimilación y no destrucción’,

‘Armonía y paz y no disenso’.”

Sus palabras son música sublime, comenta Romain Rolland sobre las palabras de

Vivekananda quien musicalizó la melodía que rondaba los oídos de millones de

personas en el mundo moderno, la melodía de la unidad y la igualdad humanas, la

tolerancia y el amor, la melodía de lo divino en el corazón del hombre.

Ella Wheeler Wilcox, una de las poetisas y escritoras más destacadas de Estados

Unidos, al New York American del 26 de mayo de 1907, expresa sus impresiones sobre

Swami Vivekananda; ofrece una visión del impacto del mensaje del Vedanta en las

personas reflexivas de Occidente: “Hace doce años, una noche, por casualidad,

escuché que un profesor de filosofía de la India, un hombre llamado Vivekananda, iba a

dar una conferencia a una cuadra de mi casa en Nueva York. Fui con un amigo por

curiosidad y antes de que lleváramos diez minutos entre el público, nos sentimos

elevados a una atmósfera tan enrarecida, tan vital, tan maravillosa, que nos quedamos

hechizados y casi sin aliento hasta el final de la conferencia. Cuando terminó, salimos

con nuevo coraje, nueva esperanza, nueva fuerza, nueva fe, para enfrentar las

vicisitudes diarias de la vida. ‘Esta es la filosofía, esta es la idea de Dios, la religión,

que he estado buscando’ dijo mi acompañante. Y durante meses después, me acompañó

a escuchar a Swami Vivekananda explicar la antigua religión y a recoger de su

maravillosa mente joyas de verdad y pensamientos de ayuda y fortaleza. Fue aquel

terrible invierno de desastres financieros, cuando los bancos quebraron y las acciones

se desplomaron como globos rotos y los empresarios caminaron por los oscuros valles

de la desesperación y el mundo entero parecía estar patas arriba, justo una era como la

que nos acecha de nuevo. A veces, después de noches de insomnio por la preocupación

y la ansiedad, el hombre saló a la penumbra invernal y caminando por la calle

sonriendo decía: ‘Está todo bien. No hay nada de qué preocuparse’. Y yo volvía a mis

propios deberes y placeres con la misma sensación de alma elevada y una visión

ampliada. ‘Cuando una filosofía, una religión, puede hacer esto por los seres humanos

en esta era de estrés y tensión ello intensifica tu fe en Dios, aumenta tu compasión por


tus semejantes y da una alegría confiada al pensar en otras vidas por venir; es una

religión buena y grandiosa…

Vivekananda vino a nosotros con un mensaje… ‘No vengo a convertirlos a una nueva

creencia’, dijo. ‘Quiero que conserven su propia creencia; quiero hacer del metodista un

mejor metodista, del presbiteriano un mejor presbiteriano; del unitario un mejor

unitario. Quiero enseñarles a vivir la verdad, a revelar la luz dentro de su propia

alma’.

Las grandes tradiciones espirituales tienen hoy la oportunidad —y la responsabilidad—

de converger hacia una conciencia más amplia, más compasiva, más integrada.

Cuando las religiones funcionan como herramientas de separación o violencia,

traicionan su propósito. Pero cuando ayudan a revelar la divinidad interior del ser

humano, se vuelven, como dice el texto, energías positivas y cooperativas, capaces de

“restaurar al hombre a su verdadera dimensión espiritual”.

Y ese, quizás, es el legado más profundo de los Upanishads en diálogo con el

cristianismo: recordarnos que la unidad no es uniformidad, sino reconocimiento de la

misma luz reflejada en infinitos colores.



domingo, 16 de noviembre de 2025

sábado, 15 de noviembre de 2025

Artículos : CCV : Counselor Veronica Pomerane : Charla 14/11/25

 

Swami Sarvapriyananda

Charla 14/11/25


​Einstein en una carta que le escribió a Eric Goodkind, que fue un filósofo judío y un maestro de principios del siglo XX quién escribió varios libros, en uno de los cuales hace una presentación de la fe judía. Le envió una copia a Einstein, que estaba en Princeton en ese momento, en 1952-53.

Einstein leyó ese libro y le escribió a Eric Goodkind. "Considero que la Palabra de Dios no es más que una colección de debilidades humanas". Para mí, la fe judía, junto con todas las demás religiones, son una colección de supersticiones infantiles". ​Entonces, ¿eso significa que Einstein era ateo? En absoluto. Dice muy claramente en otro lugar: "el Dios en el que creo es el Dios de Spinoza", el gran filósofo que vivió hace unos 300 años, en Ámsterdam.

Escribió el libro "Ética", donde habla de un dios. ¿Por qué dice Einstein "creo

en ese Dios"? Porque no es un Dios separado de la naturaleza, no un Dios antropomórfico, es Dios quien se revela en el funcionamiento impersonal de este vasto universo. Dios en este universo, no una deidad personal involucrada en la vida cotidiana de los seres humanos.

Si lees esto, suena como el Vedanta. Yo diría que se parece mucho al Vishishtadvaita Vedanta. Hay una unidad divina de la que todos somos parte. Una versión más sofisticada de esto es el Advaita Vedanta (Vedanta no dual), del que Vivekananda va a hablar.

Me atrevo a decir que si Einstein hubiera leído esta conferencia de Swami Vivekananda, habría sido muy feliz. Habría estado encantado con esta concepción, que es probablemente una concepción más refinada de lo que Spinoza estaba hablando.

​Entonces, ¿cuál es la respuesta de Swami Vivekananda a este gran problema de la religión y la renunciación? Él dice que la respuesta es la deificación del mundo. Y cita del Isha Upanishad, el primer verso, el primer mantra del Isha Upanishad. Saben, los Upanishads son los textos raíz del Vedanta, y el Isha Upanishad es uno de los Upanishads más conocidos, uno de los más

pequeños, son solo dieciocho mantras, y es uno de los más importantes. Y en el Isha Upanishad, el primer mantra es el más importante, la primera línea es la más importante. Mahatma Gandhi dijo: "Si todo el hinduismo desapareciera, todos los libros, templos y todo, y solo quedara el primer verso, la primera línea del primer verso del Isha Upanishad, todo el hinduismo permanecería". Así de importante es.

​Y Swami Vivekananda toma eso como la solución a este problema de la religión y la renunciación. El primer, este gran mantra de apertura del Isha Upanishad: ​Tomemos la primera línea, ¿qué significa?

"Este universo entero, de seres móviles y no móviles, seres vivos y no vivos, todo este universo cúbrelo con Dios". Cúbrelo con el Señor, Isha.

Shankaracharya interpreta 'Isha' como 'Paramatma', como el Señor de este universo entero. Cúbrelo con Dios.

​Swami Vivekananda dice, no "cúbrelo" con un falso tipo de optimismo, tratando

de decir "oh, todo es Dios". No, sino que dice "realmente abre los ojos y ve que de hecho es Dios". Lo que pensábamos que era el mundo es en realidad, cuando se ve en realidad, es Dios. ¿En qué sentido?

​En el comentario sobre el Isha Upanishad, Shankaracharya, hace 1400 años, escribe un comentario maravilloso. Dice: “no es tanto una cuestión de 'cubrirlo' con Dios, sino que Dios, esa realidad última de la que habla la religión, existe

justo aquí. Así que no es una cuestión de 'cubrir' tanto como de 'descubrir'

(uncovering). Y, ¿cómo descubres? Descubres (discovering). Así que 'cubrir' es igual a 'descubrir' (uncovering).

​¿Cómo descubres? Shankaracharya da otro ejemplo complicado, déjenme

contarles el ejemplo. Dice "Chandana, Aguru, Adi". Dice, el sándalo, que se usa en el culto en el templo en el hinduismo, solía venir en bloques. Y parece que si se mantiene en el agua desarrolla una cierta capa que tiene un olor fétido. Y el proceso era, antes de usarlo para el culto, frotarlo y frotarlo. Mediante el frotamiento continuo e intenso, la capa artificial que se había formado, la capa incidental que se había formado en la parte superior, se elimina. Y la fragancia natural del sándalo, sale. Está ahí. Su punto es que para obtener la fragancia del sándalo, no tienes que rociarle spray de sándalo. Si haces eso, será artificial. Mientras que si lo frotas, la verdadera fragancia interna e inherente del sándalo se manifiestará.

​Exactamente de la misma manera, estamos bajo un error. Y Shankaracharya señala algo allí. Si es verdad que solo Brahman es la realidad aquí, hombres y mujeres y niños y plantas y estrellas y planetas, cuásares y quarks, si en realidad no es otro que esta existencia, conciencia, dicha en su núcleo... si el universo es realmente Brahman, entonces, ¿qué pasa con el universo que parecemos pensar que es? Este mundo de vivos y no vivos, hombres, mujeres, buenos y malos, necesariamente se convierte en una apariencia. Lo que pensábamos que era la realidad, lo que tomábamos como la realidad hasta ahora, en la que sufrímos, eso se convierte en una apariencia.



domingo, 9 de noviembre de 2025

Artículos : CCV : Lic. Arturo Flier : Dos caminos hacia la Verdad

 

Del libro “The charm and power of the Upanisads” de Swami

Ranganathananda



Dos caminos hacia la Verdad

Los Upanisads representan el corazón espiritual de la India. No son libros

de dogmas, sino manuales de experiencia interior. Su mensaje esencial

puede resumirse en una sola frase: “Tat Tvam Asi” —“Tú eres Eso”—,la búsqueda de la verdad es, en última instancia, la búsqueda de uno mismo.

El cristianismo occidental, en cambio, ha puesto el acento en la historia y en la figura de Cristo: Dios que se encarna en el tiempo, que redime y salva a la humanidad a través del amor y la fe. Aquí, el acento no está en la identidad entre lo divino y lo humano, sino en la relación entre ambos, en el encuentro amoroso entre el Creador y su criatura.

Ambas visiones —dice S. Ranganathananda— no se excluyen, sino que se complementan como dos polos de la misma realidad espiritual.

El Oriente ha explorado el Ser; el Occidente, el amor.

El primero buscó la unidad de la conciencia; el segundo, la comunión de los corazones. Y quizás la plenitud del espíritu humano requiera de ambos.

Las tensiones del encuentro

Sin embargo, el encuentro histórico entre las dos tradiciones no fue siempre armonioso.

Durante la época colonial, el cristianismo occidental llegó a la India acompañado de poder político y de un sentido de superioridad cultural. Los Upanisads —esa joya de la sabiduría antigua— fueron vistos por muchos misioneros como superstición o paganismo. Y así, en lugar de diálogo, hubo dominación.

S. Ranganathananda no elude esta herida. Reconoce que el encuentro auténtico entre religiones solo puede producirse cuando ambas se reconocen como iguales en dignidad espiritual. El diálogo no puede darse desde el púlpito de una sola verdad, sino desde la humildad de quien busca comprender.

Puntos de convergencia

Pese a las diferencias doctrinales, hay un espacio común que ambas tradiciones comparten: la experiencia del misterio interior, el anhelo de lo eterno, la compasión por el otro.


S. Ranganathananda encuentra un eco de los Upanisads en los grandes místicos cristianos: en Meister Eckhart, cuando dice que “el ojo con que veo a Dios es el mismo ojo con que Dios me ve a mí”; en San Juan de la Cruz, cuando habla de la unión del alma con el Amado. En esas voces occidentales resuena la misma melodía no dual que vibra en los textos védicos.

La diferencia, dice, es de lenguaje, no de esencia. Ambas tradiciones invitan al ser humano a trascender el ego y descubrir la presencia de lo divino en sí mismo y en el mundo.

Más allá del dogma: la experiencia

Para S. Ranganathananda, el punto de unión no está en las creencias, sino en la experiencia. Los Upanisads no piden “creer en Brahman”, sino realizarlo.

Del mismo modo, el cristianismo más profundo no es una fe ciega, sino una vida transformada por el amor.

Cuando la religión se reduce a dogma, se vuelve rígida; cuando se convierte en experiencia, florece. Y en ese terreno de experiencia, el sabio hindú y el místico cristiano se reconocen mutuamente, como dos caminantes que suben por lados distintos de la misma montaña.

El desafío contemporáneo

Vivimos hoy una era de crisis espiritual global. Las viejas certezas se disuelven, las instituciones religiosas pierden credibilidad y el ser humano busca, sin brújula, un sentido interior. En ese contexto, el diálogo entre los

Upanisads y el cristianismo no es un lujo intelectual: es una necesidad civilizatoria.

El Oriente puede ofrecer al Occidente su visión de la unidad interior, del silencio, de la meditación, esa sabiduría que calma la mente y reconcilia al hombre con su propio ser. Y el Occidente puede ofrecer al Oriente su visión de la acción, del amor concreto, de la entrega al otro como servicio a Dios. Así, de la unión del conocimiento y el amor podría nacer una nueva espiritualidad planetaria: una espiritualidad sin fronteras, sin dogmas impuestos, enraizada en la experiencia del espíritu.

Conclusión

S. Ranganathananda concluye con una advertencia y una esperanza.


La advertencia: que ninguna tradición, ni oriental ni occidental, puede reclamar el monopolio de la verdad.

La esperanza: que en el corazón más íntimo de ambas brilla la misma luz, la luz del Espíritu Universal.

“Los Upanisads y el cristianismo se encuentran en el silencio del alma, donde el hombre descubre a Dios no como otro, sino como su ser más profundo.”

Ese encuentro —no teológico sino vivencial—es quizás la tarea espiritual

de nuestro tiempo: aprender a ver en cada tradición una ventana hacia

lo infinito y en cada ser humano, una chispa del mismo fuego divino.



sábado, 8 de noviembre de 2025

Artículos : CCV : Counselor Veronica Pomerane : Swami Sarvapriyananda : Charla 7/11/25

 

Swami Sarvapriyananda

Charla 7/11/25



El tema de la conferencia, "Ver a Dios en todo", se basa en una charla que Swami Vivekananda dio en 1896 en Londres, que forma parte de su Jnana Yoga (el camino del conocimiento). La charla se basa en el Isha Upanishad.

En esta charla, Swami Vivekananda comienza con el problema más obvio de la vida: que sufrimos. El sufrimiento, Él lo llama el problema del mal, o en términos indios, "dukkha" (sufrimiento). Y esa parece ser una condición constante de la vida. Se supera un tipo de sufrimiento, y o bien ese mismo vuelve, o aparece otro. Hay sufrimiento físico, mental, hay problemas en las familias y en las sociedades. Los problemas con nuestro entorno natural, el calentamiento global, es el problema de nuestros días. Así que sufrimos todos estos problemas e intentamos resolverlos por vías mundanas.

​La religión nos ofrece una solución. La religión dice que hay una realidad última más allá de este mundo de sufrimiento. Y nos incita a intentar conseguirla, realizarla, encontrarla, alcanzarla, e irás más allá del sufrimiento. Algunos la llaman Dios, otros Alá, otros Jehová. En el Vedanta, se llama Brahman. Así que la religión ofrece una solución al sufrimiento. De hecho, esta es una promesa común de todas las religiones. Alcanzas el Nirvana, Moksha, la salvación, como quiera que se llame en las diferentes tradiciones religiosas. Pero el factor común es que vas más allá del sufrimiento mundano.

​Swami Vivekananda señala que esto no es realmente una solución en absoluto. Cuando lo miras de cerca, lo que parece decir es: "Aquí está este mundo, hay problemas en este mundo, renuncia a este mundo y alcanza algo llamado Dios". Así que este mundo, que es tan real para nosotros, de hecho, es la única realidad para nosotros, parece que se nos pide que renunciemos a esto por una vaga promesa, por algo que tomamos por fe, que aún no es real para nosotros. Dios puede ser una realidad para Sri Ramakrishna o para los santos y sabios de diferentes religiones, pero para mí, ahora mismo, es una cuestión de fe, o de un sistema de creencias, de filosofía. Mientras que este mundo presentado por los sentidos parece ser muy real.

​Cuenta la divertida historia de un hombre al que le molestaba un mosquito, y su amigo vino a ayudarle y le dio al pobre hombre un golpe tal que mató al mosquito, pero también mató al hombre. Y dice que la religión parece estar ofreciendo una solución así. ¿Qué es lo que se exige? Todo lo que parece ser divertido, renuncia a ello. Y a veces dice "come sano", y una característica de la comida sana es que parece que no es sabrosa. La comida sana puede ser muy sabrosa. Así que, si eres religioso y espiritual, no puedes divertirte en el mundo. Y esa es la idea general de la religión en las diferentes tradiciones. En el momento en que alguien va regularmente a la iglesia y está muy interesado en practicar su fe, inmediatamente te haces la idea de una persona con cara agria, que no está interesada en ser interesante y divertida, etc. En la India, si alguien se interesa mucho por la religión y la espiritualidad, inmediatamente dirá: "Oh, te vas a hacer monje, te vas a ir a las montañas". Esa es la idea general, que de alguna manera te estás alejando de la vida.

​Arjuna tuvo la misma idea en el Bhagavad Gita, cuando decidió que sus actividades mundanas no eran para él. Así que quiso dejarlo todo e irse. Por supuesto, Krishna lo persuadió de lo contrario.

​Entonces, ¿cuál es el secreto de la religión? 

Swami Vivekananda dice que las religiones del mundo tienen razón, pero la forma en que se presenta no apela del todo a nuestra razón. Parece una exigencia irrazonable. Lo que debería haber es una religión que sea igualmente corazón y cabeza, razón y sentimiento. Y dice: "Me atrevería a afirmar que el Vedanta es la religión racional para esta era".