Swami Vivekananda y los elefantes
Últimamente se me ha dado por seguir una página de Instagram de una fundación que cuida elefantes. Está en Kenya, se llama The Sheldrick Trust, y se dedica a criar elefantes huérfanos y cuando llegan a la edad suficiente para valerse por sí mismos, los dejan libres en la selva.
No hay nada más hermoso que un animalito pequeño, un cachorro, y los elefantitos no son la excepción. Lo que más me conmueve no es su gracia (que es inmensa) sino que, una vez libres, ya adultos, vuelven cada tanto, al lugar en el cuál se criaron. Sobre todo cuando son elefantas y han tenido cría: vuelven, con el elefantito, que da sus primeros pasos a la rastra, a mostrarlo a sus cuidadores. Es muy hermoso.
Lo curioso es que buscando material para esta charla, viendo los temas sobre los cuales habla Swamiji encontré la entrada: “Sobre los elefantes”. Así que, en homenaje a esas criaturas tan hermosas y bajo la guía de Ganesha, nuestro dios elefante tan querido, haré un resumen de las palabras de Swami Vivekananda.
Comienza diciendo: “La forma de un libro, o la forma de un elefante o la de un hombre, no es el exterior: todo lo que conocemos es nuestra reacción mental a la sugestión externa”.
Otra: “¿No escucharon los versos de Tulsidas:`El elefante camina por el mercado y mil cuzcos le ladran; así los Sadus no se sienten heridos si la gente mundana habla mal de ellos`. Así es como tienen que caminar.
En otro momento dice: “Nunca soy Rama (nunca uno con el Ishvara, el aspecto personal de Dios), pero soy (uno con Brahman, el impersonal, la existencia que todo lo permea). Aquí hay una gran masa de arcilla: de esa arcilla yo hice un pequeño ratón y ustedes hicieron un pequeño elefante. Los dos son arcilla. Fundan ambos y ellos serán esencialmente uno. “Yo y mi Padres somos uno”. Pero el ratón de arcilla, nunca será uno con el elefante de arcilla (o sea, cuando conservan la forma).
Vuelve a este concepto de Dios sin forma en este ejemplo: “De una cantidad de arcilla, un enorme elefante de arcilla es realizado y de la misma arcilla, se hace un pequeño ratón. ¿El ratón de arcilla podrá alguna vez llegar a ser el elefante de arcilla? No. Pero pongan a los dos en agua y los dos son arcilla, y como arcilla ambos serán uno, pero como ratón y elefante habrá siempre una diferencia eterna entre ellos. Lo Infinito, lo Impersonal, es como la arcilla del ejemplo”.
Esta me gusta muchísimo y dice: “Es el fuerte el que comprende la fuerza, es el elefante el que comprende al león, no la rata”.
Otra más: “El elefante tiene dos dientes saliendo de su boca. Son solo para mostrar, no puede comer con ellos. Pero son los dientes que están en su boca con los que mastica su comida. Así, mézclense con todos, díganle sí a todos, pero no se unan a nadie. Quédense con su propio ideal de adoración. Cuando adoren, adoren ese ideal de Dios que es su propio Ishta, su propio Ideal Elegido. Si no lo hacen, no tienen nada. Nada crecerá.”
Dos muy concretas: “Los colmillos del elefante salen hacia afuera, pero no vuelven atrás”, así son las palabras del hombre, una vez dichas ahí quedan.”
“Entréguense por completo y trabajen. Recuerden: “Cuando una hierba, como el cáñamo, se une y con ella se hace una soga, toda junta puede retener hasta un elefante loco”.
Por último, está el cuento del elefante y los ciegos que resumiré de esta manera: en una feria, unos ciegos tocan un elefante para saber cómo es. Cuando vuelven a la aldea, empiezan a hablar de él y uno dice: “Es como una pared” y otro dice, “No, no era así, era como un trozo de cuerda”, un tercero acota: “Claro que no, yo lo toqué y era como una serpiente”. La discusión se pone brava porque un cuarto dice que era como una almohada, hasta que viene un hombre que ve y dice: “Todos tienen razón, lo que pasa es que tocaron diferentes partes del elefante: la pared era su costado, la soga, la cola, la serpiente era la trompa y los pies, la almohada. No peleen más, todos tienen razón, solo que vieron al elefante desde diferentes lugares”. Swamiji dice que así pasa con la religión: somos ciegos describiendo a un elefante.
Así, dándole gracias al Señor Ganesha, termina esta intervención en la que rescatamos los dichos de Swamiji sobre estas criaturas tan enormes y tan hermosas.






