Ramakrishna Ashrama Argentina
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domingo, 8 de junio de 2025
viernes, 30 de mayo de 2025
ENCUENTRO INTERRELIGIOSO
Gracias a Apoderada Legal Hna. Marta Armengol Serra, Rectora Prof.Maria Sylvia Salinas, Catequista Julio Bernaldo de Quiros, Pbra.Claudio Uassouf quien tambien forma parte de la Comisiòn Arquidiocesana de Ecumenismo y Dialogo Interreligioso del Arzobispado de Buenos Aires a todos por su dedicacion y gentileza. La Sra. Marita Grandoli, secretaria la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana por su labor incansable en el diálogo; y —muy especialmente— a las alumnas y los alumnos, que con tanto cariño prepararon dulces, bizcochuelos, tartas y budines que llenaron de sabor y alegría nuestro encuentro.
Fue una jornada enriquecedora, con preguntas profundas, sonrisas sinceras y verdadero espíritu de fraternidad.
Gracias también a Pablo Javier Gonzalez y Andrea Soledad Vallejos por acompañarme y ser parte de esta experiencia tan luminosa.
Que florezca el respeto mutuo y el amor en cada corazón.
sábado, 24 de mayo de 2025
Artículos : CCV : Lic. Cristina Viturro : Las palabras del Maestro
Las palabras del Maestro :
Este espacio se llama “Espiritualizando la vida cotidiana”, lo que viene a plantear una meta bastante difícil, aunque perfectamente deseable. Swami Vivekananda dice algo así como que un día sin pensar en Dios es un día perdido, y tiene razón, pero ¡cuántas veces perdemos esto de vista!
A menudo, las cosas de la vida diaria parecen llevarse a las patadas con la espiritualidad y las palabras de nuestro Maestro nos resultan incomprensibles, inmerecidas, incluso a veces nos suenan crueles. “¿Cómo no me entiende?”, nos preguntamos. “Es imposible que haga esto”, nos defendemos. “No sé si le sigo contando lo que me pasa”, nos alejamos.
Y, sin embargo, a título personal, pienso que detrás de las palabras de mi Maestro, por mucho que se sientan incómodas y por mucho que me resista a ellas, hay una bondad extraordinaria y una intención que excede mi limitado campo de visión. Mi Maestro me guía aunque yo ni sepa que lo está haciendo.
Saben que yo ando siempre atrás de M. y del Evangelio. Ahí hay una historia que viene muy a cuento. Es en el capítulo 4, del tomo I, “Consejos a los hogareños”. Les recuerdo la situación: son los primeros tiempos de M., un hogareño, cerca de Sri Ramakrishna, que lo va orientando sobre lo que debe hacer, a quién debe frecuentar (por supuesto, a Narendra y a Rakhal, sus discípulos más íntimos), en fin, lo va asimilando a la sangha.
Tienen diálogos como éste, por ejemplo:
M: “Sí, señor. Pero ¿me permite preguntarle si uno puede realizar a Dios al mismo tiempo que cumple con sus deberes? ¿Pueden coexistir ‘Rama’ y ‘deseo’? El otro día leí un dístico en el idioma hindi que decía: ‘Donde está Rama, no puede haber deseo; donde hay deseo, no puede estar Rama.’”
MAESTRO: “Todos, sin excepción, realizan algún trabajo. Aun el cantar el nombre y las glorias de Dios, es acción, como lo es la meditación del no-dualista sobre ‘yo soy
Él’. Respirar es también una actividad. No hay manera de renunciar totalmente a la acción, de manera que haz tu trabajo, pero entrega el resultado a Dios.”
M: “Señor, ¿puedo esforzarme para ganar más dinero?”
MAESTRO: “Es permisible hacerlo para mantener una familia piadosa. Puedes tratar de aumentar tus ingresos, pero por medios honestos. La meta de la vida no es ganar dinero, sino servir a Dios. El dinero no es nocivo si lo dedicamos al servicio de Dios.”
M: “¿Hasta cuándo debería un hombre sentirse obligado a cumplir con su deber hacia su esposa e hijos?”
MAESTRO: “Mientras tengan necesidad de alimento y vestido. Pero la responsabilidad con respecto al hijo cesa cuando éste puede bastarse a sí mismo. Cuando los pichones
han aprendido a picotear su propio alimento, la madre los pica si vienen a ella para que les dé de comer.”
Esto es importante porque M. está casado y su obligación familiar se contrapone, a veces, fuertemente, con su práctica devocional. El tema se pone más complicado más adelante:
“Así conversando, el Maestro se dirigió hacia el extremo este de la galería. M. estaba de pie, a su lado. Sri Ramakrishna había repetido una y otra vez que Dios no puede ser realizado sin discernimiento y renunciación. Esto preocupó profundamente a M. Se había casado y tenía a la sazón veintiocho años; había sido educado en colegios a la manera occidental. Teniendo un hondo sentido del deber se preguntaba: “¿Es que discernimiento y renunciación significan abandonar ‘mujer y oro’?” Estaba realmente perplejo sin saber qué hacer.
M. (al Maestro): “¿Qué debe uno hacer si la esposa le dice: ‘Me estás descuidando. Me suicidaré.’?”
MAESTRO: (en tono serio): “Abandona a tal esposa si demuestra ser un obstáculo en el camino de la vida espiritual. Déjala que se suicide o haga cualquier otra cosa que quiera. La mujer que traba la vida espiritual del esposo es una esposa impía.”
“Inmerso en profundos pensamientos, M. permaneció de pie, apoyado contra la pared. Narendra y los otros discípulos quedaron en silencio unos minutos. El Maestro cambió
algunas palabras con ellos; de pronto dirigiéndose hacia M. murmuró en su oído: “Pero si un hombre tiene amor sincero por Dios, entonces todo queda bajo su control —el rey,
personas perversas y su esposa. Un sincero amor a Dios de parte del esposo, eventualmente ayuda a la esposa a llevar una vida espiritual. Si el esposo es bueno, por la gracia
de Dios la esposa puede también seguir su ejemplo.”
Estas palabras tuvieron sobre la atribulada mente de M. el más reconfortante efecto. Todo el tiempo él había estado pensando: “Déjala que se suicide. ¿Qué puedo hacer?”
Hasta aquí, el texto de M. Bien podemos imaginar su desazón cuando Sri Ramakrishna le dijo “Dejala que se suicide”. Es nuestra misma desazón cuando nuestro Maestro nos dice algo que se contrapone con lo que quisiéramos oír, que nos plantea una acción que creemos no vamos a poder hacer o nos resistimos a hacerla. Y sin embargo, a menudo, como lo muestra este relato, con el tiempo, hagamos o no lo que el Maestro dice, se va filtrando en nuestra conciencia, en nuestro corazón, la luz de una sabiduría que, en un primer momento, no alcanzamos a ver.
miércoles, 21 de mayo de 2025
martes, 20 de mayo de 2025
lunes, 19 de mayo de 2025
Artículos : CCV : Profesora Leonor Bakún : Swamiji, discípulo
CCV – Swamiji, discípulo
Leonor Bakún
Era el 28 de julio de 1885. Thakur le explicaba a M qué es una Encarnación Divina. Dijo: “Imagina una extensión de tierra sin límites que va más allá del horizonte. En ese campo hay un muro que obstruye la visión. Pero en ese muro hay un agujero y a través de él, puedes ver una parte del infinito, más allá ¿Qué es ese agujero? ¿Puedes decírmelo?” “Sí señor, Usted es ese agujero” le respondió M. Sri Ramakrishna, muy complacido, le dijo: “Me siento muy feliz de comprobar que finalmente has comprendido.”
La Encarnación Divina aparece en el mundo cuando la espiritualidad está en peligro. Es su tarea conducir a la humanidad hacia Dios. Para ejecutar su trabajo trae consigo ayudantes que actúan como sus instrumentos en la propagación de su enseñanza. Normalmente viven con el Maestro, en su intimidad más cercana. Lo cuidan y auxilian en su vida cotidiana y, a la vez, difunden las palabras del Maestro esparciéndolas por el mundo para beneficio de la humanidad.
Así, la aparición de Sri Ramakrishna en el escenario humano vino acompañada por la de un grupo de seres extraordinarios que encarnaron con Él.
Uno de los más grandes, sin duda alguna, fue Swami Vivekananda, quien no sólo fue el difusor del mensaje de su Maestro a lo largo y ancho del mundo, con gran sacrificio y dejando su vida en el esfuerzo, sino que impulsó a sus compatriotas para que salieran del letargo en que los habían sumido los largos años de sometimiento.
Su ideal lo resumió del siguiente modo: “predicar a la humanidad su divinidad y cómo hacer para que se manifieste en cada movimiento de la vida.”
Esta comprensión de la unidad en la diversidad, de que todo es “variación del uno” es lo que hace universal su mensaje y es lo que lo vuelve conciliador de las supuestas diferencias, que solo son momentos, diferentes apariciones del Ser que mora en todas las cosas.
Swami Vivekananda es el león que impone con su sola presencia. Para ser advertido no necesita rugir.
Hay un aspecto de Él que quiero rescatar porque lo considero fundamental. Es un aspecto anterior a Swami Vivekananeda. Aparece con Narendra, el muchacho joven, puro, inocente que llega a Thakur para preguntarle si conoce a Dios.
Me refiero al discípulo. Swamiji, evidentemente ha de ser recordado por la difusión incansable del conocimiento y de la espiritualidad, pero su conducta, su amor por el Maestro, su entrega, su dedicación y cumplimiento absoluto del mandato de su Gurú, lo convierten en el discípulo por excelencia. Tengo para mí que aquel que quiera ser discípulo debe observar con atención la vida de Swamiji.
Hay momentos entre Narendra y Thakur de ternura y amor indecibles y, sin embargo, ambos se probaron severamente para asegurarse de que eran ellos, “Su Maestro” y “Su discípulo”.
Sabemos que el amor, la alegría, la música, el humor, cimentaron en forma constante su relación. Swamiji tenía una voz muy hermosa y a Thakur le gustaba mucho escucharlo. Más de una vez entró en samadhi cuando Naren cantaba. Del humor, de la risa, hay numerosos testimonios.
Por sobre todas las cosas, la Orden Ramakrishna, fue el fruto de la confianza y de la fe que había en su relación. La confianza de Thakur en el discípulo capaz de continuar su obra y la confianza del discípulo en el Gurú que hizo que surcara los mares rumbo a tierras extrañas para difundir su enseñanza.
Swamiji dijo alguna vez que sin la bendición de la Santa Madre su empresa no hubiera sido posible. La Santa Madre continuó la labor del Maestro. Su bendición es la bendición del Gurú, del Maestro, la que el discípulo recibe con la certeza de que, ahora sí, va a llevar su trabajo a buen puerto.
La espada desenvainada, como lo llamaba Thakur por lo agudo de sus razonamientos, el motor de la Orden y tantos otros nombres que recibe, se define a sí mismo en una hermosa carta que le escribe a Josephine Mac Leod cuando vislumbraba próxima su partida. Dijo:
“Después de todo soy tan solo aquel muchacho que escuchaba, transportado y embelesado, las maravillosas palabras de Ramakrishna bajo el árbol baniano de Dakshineswar. Esa es mi verdadera naturaleza.”
Y esa es la forma en que lo imagino cuando pienso en Él. Grande, imponente, con una dulce sonrisa, sentado a los pies de Thakur con toda su atención puesta en él.
Jay Thakur!!!
domingo, 18 de mayo de 2025
SWAMI PURNABODHANANDA EN URUGUAY
Los dias 16 y 17 de mayo el Rev. Swami Purnabodhananda brindó en el Uruguay 2 conferencias en el Centro de Yoga Sudamérica de Uruguay. La primera titulada "El Vedanta de acuerdo a Paramahansa Ramakrishna" y la segunda "La Divinidad femenina de acuerdo al Vedanta.
sábado, 17 de mayo de 2025
Artículos : CCV : Lic. Cristina Viturro : Narendra en El Evangelio de Sri Ramakrishna 2
Narendra en El Evangelio de Sri Ramakrishna 2
Siguiendo el caminito que arranqué hace unos domingos, seguimos los rastros de Narendra en El Evangelio de Sri Ramakrishna, que vuelve a aparecer en el capítulo 4, “Consejos a los hogareños”. La presencia del discípulo dilecto de Thakur no solo es una manera de ver en acción a Sri Ramakrishna, sino que también va mostrando cómo se gesta la relación entre M. y el futuro Swami Vivekananda.
En este caso, se trata de una visita de Narendra y algunos otros devotos al Maestro, ocurrida el 16 de octubre de 1882, días antes de Durga Puya, que dura hasta el día siguiente. También, por supuesto está M., cronista de este encuentro.
La presencia de Narendranath llena al Maestro de alegría: ”Hablaba con los devotos con gran deleite. Con una sonrisa radiante que iluminaba su rostro y los ojos fijos en Narendra, daba diversas enseñanzas espirituales intercalando al mismo tiempo, algunos incidentes de su propia vida.[…]
Hacia el atardecer, Narendra cantó. Estaban presentes, Rakhal, Latú, M., Hazra y Pria, el amigo Brahmo de Narendra.”
Cuando concluyó la música, Sri Ramakrishna abrazó por largo rato a Narendra, diciendo "¡Qué felices nos has hecho hoy!" La compuerta del corazón del Maestro se había abierto tanto esa noche, que a duras penas podía contener la inmensa dicha que le inundaba. Eran las ocho de la noche. Embriagado con el divino amor, caminaba por la larga galería norte de su cuarto. De vez en cuando se le oía hablar con la Divina Madre. De pronto, dijo con voz excitada: "¿Qué puedes hacerme?" ¿Quería acaso el
Maestro significar con esto que maia era impotente ante él,
desde el momento que la Divina Madre era su sostén?”
La escena sigue y tiene un interludio bastante gracioso: Narendra, M. y Pria se quedan a dormir en el jardín del templo y todos cenan juntos los alimentos preparados por la Santa Madre. Antes de comer, Narendra conversa con M. sobre los jóvenes hoy en día: Narendra los critica diciendo que fuman, pierden el tiempo charlando cosas inútiles, se visten pretenciosamente, se hacen la rata y se juntan con gente poco recomendable. M. le dice que no vio esas cosas en su vida de estudiante, pero Narendra insiste. Es más, dice que deberían ser vigilados por sus tutores (no olvidemos que M. era docente). En eso llega Thakur y les pregunta de qué estaban hablando. Y cuando Narendra le contesta, el Maestro lo encara a M. y lo reta: “Esta clase de conversación no es buena -dice-. No es deseable entretenerse en ninguna otra conversación que no sea de Dios. Tú eres el mayor de ellos y eres inteligente. No deberías haberlos animado a hablar de tales temas.” Todos quedan muy escaldados.
Esa noche, que para el Maestro es de gran alegría no termina todavía, Narén canta de nuevo y se reproduce un diálogo con un devoto, muy interesante.
Al otro día, después del servicio matutino, el Maestro convoca a sus discípulos y Narendra le pregunta si el Tantra prescribe disciplinas espirituales en compañía de la mujer, cosa que Thakur considera no recomendable: “es un camino muy difícil y a menudo causa la caída del aspirante”.
Unos días más tarde, cuando M. visita al Maestro éste le recomienda que deje de frecuentar a los brahmos: “Aquellos que pertenecen al círculo muy íntimo de mis devotos vienen solo aquí. Muchachos como Narendra, Bhavanath y Rakhal son mis muy íntimos discípulos. No hay que conceptuarlos con ligereza. Invítalos a comer un día. ¿Qué piensas de Narendra?
M.: Tengo un elevado concepto de él, señor.
Maestro: “¿Has observado cuántas virtudes tiene? No sólo es bien versado en música vocal e instrumental, sino también muy instruido. Además, ha controlado sus pasiones y declara que permanecerá célibe toda su vida. Ha sido un devoto de Dios desde su más tierna infancia.”
Aquí terminan las menciones a Narendra en el capítulo, pero me gustaría volver al primero de sus cantos, de gran belleza y profundidad, y termina en una noción que estos últimas semanas ha abundado en nuestros encuentros y en las tonaditas de Maharaj: el canto incesante del mantra.
“El canto, acompañado por el tambor decía:”
Medita, oh, mente mía, en el Señor Harí,
El inmaculado, Puro Espíritu, desde el principio hasta el fin.
¡Cuán sin par es la luz que en él brilla!
¡Cómo cautiva el alma su maravillosa forma!
¡Cuán amado es Él por todos Sus devotos! ...
Oh, ¿cuándo amanecerá para mí el día de Bienaventuranza,
Día en que Aquel, que es todo Bondad, todo Belleza y todo Verdad
Ilumine el más recóndito altar de mi corazón?
¿Cuándo me hundiré, al fin, siempre contemplándole,
En el Océano del Deleite?
Señor, como Infinita Sabiduría, Tú entrarás en mi alma,
Y mi inquieta mente, enmudecida por Tu visión,
Hallará refugio a Tus pies.
En el firmamento de mi corazón, Oh, Señor, Tú surgirás
Como la Bienaventurada Inmortalidad;
Y como cuando el ruiseñor mira la luna ascendente,
De pura alegría vuela de aquí para allá,
Así también, me sentiré pleno de celestial felicidad
Cuando Tú aparezcas ante mí.
¡Oh Tú, Uno sin segundo, todo Paz, Rey de Reyes!
A tus bienamados pies renunciaré a mi vida
Y así, por fin, alcanzaré la meta de la vida;
¡Aún estando en la tierra gozaré de la bienaventuranza del cielo!
¿En qué otra parte se otorga tan precioso don?
Entonces veré Tu gloria pura e inmaculada
Como la oscuridad huye de la luz, así mis más negros pecados
Desertarán de mí en la proximidad de Tu aurora.
Enciende en mí, ¡oh, Señor! el ardiente fuego de la fe
Y haz que sea el norte de mi vida.
¡Oh, Amparo de los débiles, cumple mi único deseo!
Entonces me bañaré día y noche
En la ilimitada bienaventuranza de Tu Amor, y
Oh, señor, al alcanzarte, totalmente me olvidaré de mí.
Con faz radiante canta el dulce nombre del Señor
Hasta que desborde el néctar en tu corazón.
¡Bébelo incesantemente y compártelo con todos!
Si sientes secar tu corazón abrasado por las llamas
De los deseos mundanos, canta el dulce nombre del Señor,
Y el amor celestial, humedecerá tu alma estéril.
Jamás olvides, oh, mente mía, de cantar
Su santo nombre: cuando el peligro enfrente tu rostro,
Llámale a Él, Tu Misericordioso Padre;
¡Con el trueno de Su nombre, haz estallar los grillos del pecado!
Ven, cumplamos los deseos de nuestro corazón
Bebiendo hasta lo hondo la Eterna Dicha,
Unificados con Él en puro éxtasis de amor.