lunes, 27 de octubre de 2025

Artículos : CCV : Lic. Arturo Flier : “El clima mental de los Upaniṣads”

 



Del libro “The charm and power of the Upanisads” de Swami Ranganathananda

“El clima mental de los Upaniṣads”

Cuando uno se acerca a los Upaniṣads —esas antiguas escrituras de la India que son la esencia del pensamiento védico—, siente que entra en un clima distinto, una atmósfera mental casi transparente.
Swami Ranganathananda la llama “el clima mental de los Upaniṣads”: una temperatura espiritual hecha de libertad, de búsqueda, de lucidez y de serenidad.
No es una religión cerrada, ni un sistema filosófico acabado; es, más bien, una manera de pensar y de vivir.

Los sabios de los Upaniṣads fueron los primeros en atreverse a preguntar sin miedo: ¿Qué soy yo realmente?¿Qué hay detrás de este universo?
¿Hay una unidad que sostenga todas las diferencias?

No temieron interrogar a los dioses, ni desafiar las creencias heredadas.
S. Ranganathananda dice que lo más admirable de ellos fue su “búsqueda sin temor de la verdad”. Esa actitud interior, tan valiente y tan libre, define su clima mental.

En los Upaniṣads encontramos diálogos entre maestros y discípulos, debates en asambleas, preguntas lanzadas sin censura.
Allí no hay castigo para la duda ni premio para la obediencia:
hay apertura, escucha y discernimiento.

Las hipótesis se formulan y se abandonan, no por fe ciega ni por tradición,
sino porque la razón y la experiencia las confirman o las refutan.
Como diría el propio texto: “No por mucho escuchar se alcanza el Ser, sino por aquel que desea conocerlo y lo busca con discernimiento”.

Este es el núcleo del clima mental de los Upaniṣads: una mezcla de razón y experiencia interior.
No se trata de creer, sino de ver; no de repetir, sino de descubrir.

S. Ranganathananda describe cómo el pensamiento de esos sabios “avanza para desentrañar el misterio del hombre y del universo”, hasta llegar a la intuición suprema: que detrás de todos los seres, detrás de cada diferencia, hay una única realidad.
Los ríos parecen muchos, pero todos desembocan en el mismo mar.
Así también, todos los seres son expresiones de un solo Ser, el Uno sin segundo.

Esa visión —tan simple y tan profunda— dio a la cultura india su espíritu universal. De allí nace la frase que resume toda la filosofía de los Upaniṣads: “Tat tvam asi” — “Tú eres Eso”.
Lo divino no está fuera, sino en cada uno. Y si todo ser es una manifestación del mismo principio, entonces el otro no es un extraño: es otro modo de mí mismo.

Visto desde hoy, este pensamiento tiene una enorme relevancia social.
Nos invita a mirar más allá de las divisiones que nos fragmentan —las de raza, credo, género o nacionalidad—, porque todas ellas son accidentes de la superficie.
En palabras de S. Ranganathananda, los sabios de los Upaniṣads “trataron al hombre como hombre, no como dividido en credos o razas o sexos”.
Su espiritualidad era, sin saberlo, profundamente humanista.

Si aplicáramos esa visión al mundo actual, podríamos decir:
la verdadera espiritualidad no consiste en construir templos, sino en reconocer el templo interior de cada ser humano.
No consiste en tener una doctrina, sino en despertar una conciencia.

El clima mental de los Upaniṣads también está saturado, dice S. Ranganathananda, de “una pasión por la verdad y una pasión semejante por la felicidad humana”.

No se trata de una verdad abstracta, sino de una que hace libre.
No de una felicidad de consumo, sino de una que surge del autoconocimiento.
El sabio védico renuncia a los placeres superficiales, pero no por desprecio del mundo, sino porque ha encontrado una alegría más profunda: la alegría de ser.

Por eso, su búsqueda es simultáneamente espiritual y humana.
La verdad que descubren no los aísla del mundo: los vuelve más compasivos, más lúcidos, más activos.
Porque quien se conoce a sí mismo, reconoce a todos en sí.

Ese espíritu de libertad interior, de pensamiento valiente, de apertura sin miedo al misterio, es lo que necesitamos recuperar hoy.

Vivimos tiempos de ruido, de respuestas inmediatas, de certezas impuestas.
Pero los Upaniṣads nos enseñan otra cosa:
que el silencio también es una forma de conocimiento,
que la pregunta es tan sagrada como la respuesta,
y que la verdad solo florece en una mente libre de prejuicio.

Swami Ranganathananda decía que la Vedanta —la enseñanza de los Upaniṣads—es una filosofía viva, no un recuerdo del pasado.
Y está viva cada vez que alguien busca sinceramente comprenderse a sí mismo y servir mejor a los demás.

Cultivar el “clima mental de los Upaniṣads” hoy significa eso:
pensar sin miedo, sentir con amplitud, vivir con verdad.

Como dice un verso del Mundaka Upaniṣad:
“Del irreal condúcenos a lo real,
de la oscuridad condúcenos a la luz,
de la muerte condúcenos a la inmortalidad.”

Que cada uno de nosotros pueda, en esta vida cotidiana llena de distracciones, recordar esa atmósfera interior de claridad y silencio donde habita la verdad.
Esa es, en definitiva, la invitación de los Upaniṣads: volver al centro,
y descubrir que el centro de uno mismo es el mismo centro de todo.



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