Charla 12/07/24
La vida mental comienza en la Conciencia pura, es decir, sin ninguna idea ni pensamiento. Es como la luz que ilumina todos los objetos que tiene ante sí.
Si aceptamos que nuestras experiencias externas y nuestros pensamientos son producidos por la actividad de nuestra mente, la psicología hindú distingue en nosotros un órgano que denomina órgano interno.
Es el ANTAKARANA. Este órgano guía todas las acciones de la mente dirigidas al exterior.
Tiene varias funciones:
-Todas las sensaciones llegan a nuestro conocimiento por medio del MANAS (es una de las funciones del Antakarana). Es el órgano que recibe las impresiones. Proporciona las sensaciones sin comprenderlas.
Manas es la facultad que recibe y registra las impresiones recogidas por los sentidos desde el exterior.
Para la psicología hindú, la percepción es una proyección del Manas, que se ha dirigido sobre el objeto, lo ha tanteado, , lo ha envuelto, se ha apoderado de algún modo de él, adoptando su forma y produciendo así, una sensación.
Otra función del Antakarana es la de CHITTA. En este caso el órgano interno, ejecuta una actividad diferente, la de conservar las impresiones sensoriales que se producen constantemente, con la excepción del sueño profundo, (mientras que el Manas nos provee de sensaciones).
Es la reserva de todas nuestras experiencias. Es la sustancia mental, como la denominaron los antiguos yoguis.
Puede decirse que conserva todos los recuerdos y las huellas dejadas por las impresiones anteriores.
No sólo recibimos constantemente nuevas impresiones sino que tenemos permanenteente los recuerdos de nuestras experiencias anteriores.
-La 3era. función se llama BUDDHI, la inteligencia. Esta función es la más importante. Todas las informaciones dadas por el Manas deben ser examinadas y analizadas con un criterio discriminatorio. Manas carece de la capacidad de discernimiento.
Por ejemplo, ese objeto que vemos no es una mesa, sino una silla. Este tipo de comprensión nos llega gracias a la actividad del Buddhi.
Es la facultad determinativa que clasifica esas impresiones y reacciona ante ellas.
Es nuestra razón, la cualidad distintiva de nuestra condición humana.
Nuestro Buddhi, determina nuestra conducta en la vida cotidiana.
Es individual, pero al mismo tiempo es una manifestación del Buddhi Cosmico o inteligencia Cósmica, llamada Mahat.
Por ello, el hombre que logró purificar su Buddhi individual de toda atadura egoísta consigue establecer el contacto con el Buddhi Cósmico y está más próximo a la Conciencia pura.
Es así como el hombre alcanza la realización. Quién alcanza tal estado, puede ponerse en contacto con el pensamiento de otras personas.
Es el poder de comprender inmediatamente el pensamiento de otra persona. Esta capacidad de entrar en comunicación con la inteigencia cósmica permite comparar al Buddhi con un puente que uniera la Conciencia suprema y la conciencia de la vida ordinaria.
Con la conciencia de la vida ordinaria, nuestro Buddhi es muy impuro, pues lo mezclamos con nuestros impulsos, nuestros gustos, nuestro temperamento y nuestra personalidad.
Otra función del Antakarana es:
AHAMKARA, que es la que nos permite la conciencia de nuestro Yo.
Todas las experiencias que yo realizo me pertenecen. No pasamos por ninguna experiencia sin ligarla al yo.
El AHAMKARA es el generador de la individualización, del sentido del ego.
Es el sentido del ego que reclama esas impresiones como de su propiedad y las almacena como conocimiento individual.
Es en realidad nuestra personalidad, nuestra conciencia individual.
Por ejemplo:
Manas informa:” Un gran objeto animado se aproxima a gran velocidad”. Buddhi decide: “Se trata de un toro enfurecido que quiere atacar a alguién”.
Ahamkara grita:” Es a mí a quien quiere atacar. Soy yo quien ve ese toro, soy yo quien siente temor. Luego desde las ramas, puede agregar: ahora sé que ese toro que es distinto a mí es peligroso, hay otros que no saben esto, es mi conocimiento”.
El Atman está detrás del Antakarana y es quien le da la fuerza para actuar.
En nuestro ego se encuentra la impureza de nuestra individualidad. Esa impureza es precisamente de la que tenemos que liberarnos.
Partir de la comprensión del yo egoísta para llegar al yo universal, es el objetivo supremo de nuestra vida terrestre.
Nuestra vida se desarrolla en la Prakriti, la materia. Pero una parte de nuestra conciencia no es materia. Existe otra parte formada por nuestro cuerpo y todas sus facultades, incluida la capacidad de pensar, reflexionar y discriminar en el seno de la materia. El Antakarana, no es de la misma materia que el cuerpo, sino que es de naturaleza sutil.
La Conciencia es lo que no cambia, es siempre perfecta y eterna, mientras que la materia cambia constantemente. En nuestro estado puro y perfecto, carecemos de materia.
La meditación es difícil mientras tengamos en nosotros una multitud de impresiones que nos agitan. En estos casos la concentración es muy difícil de alcanzar.
Podemos comprar el Atman con la Luz y al Buddhi con un cristal. Si el cristal está cubierto de impurezas, si no es transparente, la luz no es filtra a través de él. Pero la luz nos iluminará en cuanto hayamos eliminado esas impurezas.
Son esas impurezas las responsables de que no lleguemos a comprender nuestra auténtica naturaleza. Nuestro espíritu, agitado por diversas experiencias físicas y mentales, hace imposible que se manifieste en nosotros la Conciencia pura.
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