lunes, 29 de abril de 2024

Artículos : CCV : Counselor Verónica Pomenrane : Lila Prasanga : Charla II

 



Lila Prasanga : Charla II

El hombre occidental a pesar de estar gozando de toda clase de riquezas y placeres sensorios por medio de la fuerza, el engaño y la mentira, no puede lograr la satisfacción de sus deseos y cae en la corriente oscura de las desdichas y los sufrimientos, prorrumpiendo alaridos de angustia, Es en ese momento en que el Bienaventurado Señor, por su propia gloria otorga nuevo esplendor a la religión universal. Al sentir piedad por el débil hombre, encarna y tomándolo de la mano, lo conduce nuevamente al camino espiritual. 

Cuando la necesidad es abrumadora y hace sufrir a cada miembro de la sociedad humana, entonces, la ilimitada misericordia divina se condensa y le urge encarnarse como el maestro del mundo. 

Desde tiempos remotos, se despertó en la mente del occidental la idea de fortalecer su cuerpo. Esto lo hizo individualmente egoísta. Su fórmula sagrada consiste en no creer ni aceptar nada que no pueda ser comprobado por la experiencia infalible de los cinco sentidos. Cuando llegó a la conclusión definitiva de que la verdad de cualquier asunto debe ser comprobada principalmente por la percepción sensoria y la correspondiente inferencia o razonamiento, desde ese momento, el hombre occidental se convirtió en un devoto del mundo objetivo.

Durante los últimos cuatro siglos, ha estado examinando a cada ser humano, y a cada objeto del mundo, por medio de sus cinco sentidos.

Esto no le ha servido para señalar ningún sendero en la ciencia del Ser porque ese sendero está hecho de autocontrol, inegoísmo y de vida interior, y el único instrumento para lograr la realización del Ser es la mente absolutamente pacificada. 

Por eso, no es nada sorprendente que el hombre exteriorizado, al perder aquel sendero, se convierta cada día, más y más, en ateo doctrinario, con una vida y filosofia relativas sólo al cuerpo y al materialismo. 


“…”Brahman, nuestra naturaleza real, gradualmente nos atraerá hacia Sí. Así que no os deben importar los fracasos, las pequeñas apostasías. Alzad el ideal mil veces, y si mil veces falláis, intentadlo, una vez más.Hay ante el alma una vida infinita. Tomáos vuestro tiempo y lograréis llegar a la meta”. 

                          Swami Vivekananda




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