Las flores de la guirnalda de Thakur
El domingo 10, en la ceremonia del Puja del cumpleaños de Sri Ramakrishna, llamaba la atención el arreglo floral del altar, obra de Swami Purnabodhananda, que cada vez se supera a sí mismo. Eran dos paneles totalmente cubiertos de flores a ambos lados de la imagen que además, tenía dos guirnaldas hechas con hibiscus, una rosa, más corta y una roja más larga, que colgaban sobre el pecho de Thakur.
A propósito de un comentario que hice, Graciela Caivano me hizo notar que esas guirnaldas están hechas con las flores aún cerradas: “A la mañana ves todos los palitos colgando”, me dijo, pero después se van abriendo una por una hasta formar una guirnalda esplendorosa. Esto es un proceso a veces imperceptible pero en otros casos, uno nota el cambio. Algo se mueve, de un momento para otro. Es algo raro de ver. Y muy hermoso.
Las flores quedan finalmente, abiertas en su plenitud, sobre el pecho de Thakur. Pensé que eran una linda metáfora para nuestra propia vida espiritual, claro que las flores no eligen absolutamente nada y nosotros, humanos, creemos que sí.
Pero dándole una vuelta más de tuerca, pienso en que si la flor pudiera elegir (como en una película vieja de Walt Disney), tal vez ese destino de guirnalda en el altar sería una buena opción preferible a no abrirse, caerse en una tormenta o pasar desapercibida en la planta hasta marchitarse definitivamente.
Y llevando la imposibilidad al extremo, al menos yo, si fuera una flor, elegiría abrirme cerca del pecho de Thakur, para alabanza y gloria de su Nombre (como decimos en la misa). Al fin y al cabo, como la flor, sería la mejor manera de hacer realidad mi ofrenda cuando digo Sri Ramakrishna sharanam, me entrego, me refugio en Sri Ramakrishna.
Desde que vi los hibiscos rosas, cada vez que lo digo, me vienen a la mente esas flores, refugiadas hasta el final, mansamente, cerca del corazón del Señor.
- Lic. Cristina V.
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