jueves, 12 de octubre de 2023

Artículos : CCV : Lic. Cristina Viturro : La Santa Madre a uno y otro lado del Nirvana

 






La Santa Madre a uno y otro lado del Nirvana


Las charlas telefónicas con mi Maestro son muy jugosas. Incluso cuando se cortan. Esta semana, en un momento de la conversación, la comunicación se empezó a cortar: él hablaba y yo no lo escuchaba y viceversa. “Debe ser por el tema que hablamos”, dijo. Hablábamos de Maia.

Así que me puse a seguir esa  pista y encontré un breve video de Swami Sarvapriyananda titulado “Maia, creatividad y Brahman” (está en YouTube con ese título por si a alguien le interesa) en el cual él responde a una pregunta que básicamente es si la experiencia de unidad con Brahman, la realización, la iluminación achata la riqueza de la experiencia humana que, dolorosa o incompleta como es, también nos trae experiencias (el dolor, la alegría, la curiosidad) que son fuente de inspiración y belleza, que dan origen a las búsquedas de la ciencia y del arte, a las de la filosofía. ¿Qué tiene de malo Maia? terminan preguntándole.

En resumidas cuentas, Swami Sarvapriyananda responde que la iluminación no es un rayo de luz cegadora que hace que uno pierda de vista todo lo demás. La gente que ha alcanzado la iluminación, la que está “del otro lado del Nirvana” parece tener una provisión interminable de contentamiento y felicidad, que no depende del mundo exterior. No están aburridos por el mundo exterior ni excesivamente estimulados por él, pero cuentan con esa fuente que es inagotable. 

Maia no tiene nada de malo, sigue diciendo, mientras sepamos que es Maia, que no tomemos a la soga por una serpiente. “Lo único equivocado en este reino de Maia es desconocer la naturaleza aparente y transitoria de las cosas (la naturaleza de Maia) e ignorar la realidad de base, no tener conciencia de Dios. Y eso es lo único que está en la base de todo sufrimiento”. 

Una persona iluminada sigue viendo este mundo: “Si tienen ojos, ven formas; si tienen oídos, oyen los sonidos. Si tienen piel, sentirán calor y frío, presión, tibieza, todo eso. Con la mente pensarán y sentirán con el corazón. Todo eso va a continuar. Probablemente sienten más profundamente y más sutilmente que nosotros. Incluso tal vez sufran más. Sin embargo, pueden trascender todo eso en un instante porque ven la realidad más allá, una realidad trascendental con la que se identifican”. Estas palabras, que son una traducción de lo que Swami Sarvapriyananda dice, me remiten obligadamente a la figura de nuestra Ma Sarada y a los pormenores de su vida que son el tema de nuestras reuniones. 

En la frase de hoy le dice al devoto: “Hijo mío, he hecho tanto más de lo que me corresponde para mostrar mi ideal.” No tenemos duda que ella estuvo “del otro lado del Nirvana”, y aun así, quiso mostrar en medio del mundo de la Maia, en el que vivió, ese ideal.

Y en ese mundo, que es el nuestro, sintió frío, calor, dolor (incluso físico)y también, naturalmente, el amor y  la alegría. En su vida estuvo en contacto cotidiano, íntimo, con experiencias humanas de todo tipo: con la urgencia de la miseria, el dolor de la enfermedad, la codicia y la locura. Sobre todas estas experiencias de dolor, que son la textura de la experiencia humana, ella fue tejiendo esa tela de compasión con la que envuelve a todos quienes forman parte de su sangha. Entonces y ahora.

- Cristina Viturro




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