En la Modernidad se instala el modelo sujeto/objeto.
El sujeto cerrado de la Modernidad.
A partir del decógito cartesiano (Pienso, luego existo) aparece la dualidad Sujeto (la parte pensante) / Objeto.
Este dualismo lleva al proyecto del Sujeto de la ciencia, que produce el Progreso. En tanto determino la realidad como objetual, material, manipulable, exenta de lo sagrado, la puedo recortar, dividir y manipular.
Hay otros paradigmas. El paradigma tripartito del que hablaban los antiguos. (Pneuma/ Pshiqkhé / Soma. Espíritu/ Alma/ Cuerpo.
El Macrocosmos/ Microcosmos del que tenemos el legado del Mundo hebreo del Hinduismo, Taoismo, Esoterismo y otras tradiciones.
Entendiendo al Cosmos como Dios.
Son dos distinciones diferentes. En el Macro- Microcosmos, no parto de la cosmovisión del Sujeto, sino de la cosmovisión que soy parte de un todo, de un Cosmos mayor, que me incluye, al que pertenezco y con el que tengo que colaborar. El ser humano, abierto al mundo, sale del sujeto cerrado de la Modernidad.
Al perder la Concepción triádica, se pierde el Espíritu.
En el momento de la oración hay que tratar de vivir esa tripartición.
Tratamos de que nuestra oración llegue, como una flecha lanzada a los pies de nuestro Ideal Espiritual.
Para eso tiene que salir del corazón, con amor y llegar a nuestros labios para ser pronunciada.
Nuestro cuerpo y nuestra mente tienen que estar en calma.
“Aunque sea tan dura de alcanzar la meta, aun nuestros más pequeños intentos no serán en vano.
En el Bhagavad Gita, Arjuna le pregunta a Krishna:” Aquellos que fracasan intentando alcanzar la perfección en el yoga durante esta vida, acaso son destruidos como nubes de verano? Krishna contesta:” Nada amigo mío se pierde en este mundo,. Todo lo que uno haga, permanece como propio. Y si la realización del yoga no llega en esta vida, se retoma en el próximo nacimiento”.
Swami Vivekananda
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