Swami Adbhutananda
Rakhturam, conocido como Latú, fue el único discípulo de Sri Ramakrishna que no sabía leer ni escribir. Nació en una familia muy pobre en Chapra, un pueblo de Bihar y perdió a sus padres en la adolescencia temprana. La pobreza forzó a su tío llevarlo a Calcuta donde fue empleado como criado en la casa de Ramachandra Datta, devoto cercano de Sri Ramakrishna.
Habiendo oído hablar del santo, fue a ver al Maestro en Dakshineswar y quedó hondamente conmovido por su trato afectuoso. Cuando estaba por irse, el Maestro le ofreció un poco de dinero para volver a casa en un bote o coche pero Latú declaró que tenía algunas monedas y las hizo sonar en su bolsillo.
Swami Purnabodhananda cuenta en un artículo publicado en la página de Ramakrishna Ashrama de Argentina que una vez “Latu vino a visitar al Maestro un día en Dakshineswar. Pero se enteró de que el Maestro se había ido a Kamarpukur. Tenía un anhelo tremendo de ver al Maestro. Se sentó en la orilla del Ganges y comenzó a llorar. Había oído de alguien que Sri Ramakrishna estaba siempre presente en Dakshineswar y que cualquiera que lo visitara lo vería. Aferrándose a esta idea, el chico se sentó desde el mediodía hasta la noche. Ramalal, el sobrino del Maestro, era empleado en el Templo de Kali, como sacerdote, en ese momento. Él vio a Latu en el jardín del templo. Así lo relató: "Como le había dicho muchas veces a Latu: 'El Maestro se ha ido a casa', y Latú repitió tantas veces: 'No, no entiendes; el Maestro definitivamente está aquí. "Comprendí que no podía convencer al chico, por lo que fui al templo para llevar a cabo el servicio vespertino. Cuando todo terminó, volví al lugar donde había dejado a Latu, llevando un poco de prasad para que comiera. Allí lo descubrí inclinándose y tocando su frente contra el suelo. Intrigado, me quedé callado. Después de un momento o dos, cuando el niño se levantó y me vio frente a él, pareció sorprendido y me preguntó: '¡Ah! ¿Dónde se ha ido el Maestro? "Atónito, le di el prasad y volví al templo. Eso significa que después de que Ramlal se fue para el servicio vespertino, la fe inquebrantable de Latu pudo llevar a Sri Ramakrishna de Kamarpukur a Dakshineswar y el niño tuvo la visión del Maestro.”
Sri Ramakrishna le pidió a Ram que le permitiera a Latú quedarse en Dakshineswar como asistente. Así, se convirtió en el primer discípulo monástico en reunirse y quedarse con Sri Ramakrishna.
Una vez Sri Ramakrishna interrumpió la meditación de Latú y le dijo: “Estás sentado aquí, mientras ella en el Nahabat no tiene quien la ayude a amasar la masa para chapatis. Llevó a Latú a la Santa Madre y le dijo que era una persona muy pura, que la ayudaría en lo que ella necesitase.
Swami Siddhananda escribió sobre la relación de la Santa Madre con Latú. Para Latú no había horarios fijos para la comida. Acudía a horas extrañas a la Madre o a sus acompañantes y les pedía algo de comer. A veces, alimentaba a algunos monos con parte de su comida. Las mujeres se molestaban con esto y lo regañaban pero a la Madre no le molestaba y les pedía que no lo reprendieran porque sabía que era fácil herir sus sentimientos. Ella misma se sentaba junto a él y le servía la comida con afecto maternal. También les pidió a los otros discípulos que mantuvieran la comida de Latú bien cubierta en un lugar determinado para que él pudiera venir en cualquier momento y comer como quisiera.
Bajo la orientación del Maestro, Latu practicaba intensa sadhana. Pasaba la noche en meditación, hábito que siguió durante toda su vida después de haber sido regañado por Thakur que, al verlo durmiendo una noche, lo retó y le dijo que ya no necesitaba su servicio, que la noche estaba destinada a la meditación. Latu se disculpó y juró que ya no dormiría por la noche cosa que hizo hasta su muerte.
Swami Saradananda le contó a Mahendranath Datta (hermano de Swami Vivekananda) que Latú no consideraba dormir en absoluto. Dijo: “Durante la primera parte de la noche finge estar dormido e incluso ronca, pero lleva consigo su japamala, y cuando los demás duermen, se sienta y empieza a pasar las cuentas. Una noche escuché el tic-tac de las cuentas y pensé que podría haber entrado un ratón en la habitación. Cuando di un golpe, el sonido se detuvo. Un poco más tarde empezaron de nuevo los ruidos. Esto continuó durante un tiempo y comencé a sospechar que podría no ser un ratón. La noche siguiente me quedé despierto y muy atento. Apenas escuché el primer tic, encendí un fósforo y encontré a Latú sentado, pasando sus cuentas. Me reí y le dije que quería superarnos a todos ya que mientras dormíamos él hacía japa.”
Hablando sobre Latú Maharaj, Swami Vivekananda una vez dijo: “Latú es el milagro más grande de Sri Ramakrishna. No teniendo absolutamente ninguna educación, él ha logrado la sabiduría más alta simplemente en virtud del contacto con el Maestro”.
El Maharaj de Khetri era discípulo y amigo de Swamiji. Sabemos por Swami Dhirananda que disfrutó mucho hablando con Latú Maharaj. Ignoraba que Latú no había tenido una educación formal y un día sacó un globo terráqueo y comenzó a señalar varios países a Latú Maharaj, quien nunca antes había visto algo así. Swamiji comprendió la situación de inmediato y se acercó dando tal giro a la conversación que el Raja no se enteró de que Latú Maharaj no conocía eso.
Bajo la dirección de Sri Ramakrishna, Latú hizo grandes progresos en la meditación y tuvo la bendición de visiones extáticas. Sin embargo, fueron vanos los esfuerzos del Maestro de darle un barniz de educación. A Latú le gustaba mucho el kirtan y otros cantos devocionales, pero durante toda su vida permaneció iletrado.
Después de la muerte de Sri Ramakrishna, Latu ingresó a Baranagore Math y tomó sannyasa con el nombre de Swami Adbhutananda. Él, sin embargo, pasaba la mayor parte del tiempo en contemplación en la orilla del Ganga o en una sala en la casa de Balaram Babu.
Sus discípulos publicaron sus recuerdos y enseñanzas. Noemí Lavagno en un hermoso artículo publicó algunos de ellos. Cito: “Latú fue extremadamente afortunado de tener la oportunidad de vivir con Ramakrishna y servirlo durante más de seis años. Sri Ramakrishna enseñó a Latú varias disciplinas espirituales. Un día, mientras Latú estaba masajeando los pies de Ramakrishna, el Maestro preguntó: "¿Sabes lo que está haciendo tu Señor Rama ahora?" Latú se quedó estupefacto y se mantuvo callado. El Maestro dijo: "Tu Señor Rama ahora está pasando un elefante por el ojo de una aguja". Latu entendió que Ramakrishna, por compasión, estaba vertiendo espiritualidad en él. Más tarde, Latú recordó: "¿Sabías que el Maestro me arrebató las trampas del mundo? Yo era un huérfano. Me inundó de amor y afecto. Si Él no me hubiera aceptado, habría sido como un animal, gastando todos mis días trabajando como esclavo. Mi vida no habría valido nada. Soy un hombre sin restricciones. Solía decirme: "Siempre mantén tu mente impecable. No permitas que entren pensamientos impuros. Si encuentras tales deseos atormentándote, ora a Dios y canta Su nombre. Él te protegerá. Si la mente todavía no permanece tranquila, entonces ve al templo de la Madre y siéntate ante Ella. O bien, ven aquí [señalando a Sí mismo].
La gracia del gurú fue el único refugio de Latu. No leyó ningún libro, pero día y noche vio la ardiente vida de su Maestro y escuchó sus enseñanzas.
Este relato de Ramlal sobre Sri Ramakrishna y Swami Adbhutananda se refiere al interés del Maestro, en cantar el nombre de Dios de la forma que sea (kirtan, tonaditas, etc), en soledad o en coro. Y como Él dijera, "hágalo a su manera”.
"Thakur sabía que Latú era del tipo emocional, por eso le aconsejó el método mas fácil y mas eficaz entre los conocidos de este sendero de sentimiento: repetir el Santo Nombre de Dios con todo corazón en soledad o en coro. Cantando Él mismo, Thakur despertó en Latú el gusto por hacerlo. Cierto día, devotos de Konnagor comenzaron el kirtan ante Thakur. Él se unió a ellos y le pidió a Latú que los acompañara. Cuando Thakur se lo pidió, él comenzo a cantar junto con los demás; también empezó a bailar. Viéndolo bailar nosotros sentimos miedo; pensamos: ¿quién va a sostener a Thakur si Él entra en samadhi? Después de un largo rato de bailar, Latú cayó al suelo. Entonces Thakur empezó a cantar el Nombre de Rama y a dar vueltas a su alrededor. ¡Nunca en mi vida había oído cantar tan dulcemente el nombre de Rama”
Latu Maharaj se entregó a Sri Ramakrishna de todo corazón. Después de la muerte del Maestro, pasó por varios tipos de sadhanas. Sobre esto, explicó: "Es él quien me lleva de la mano a través de todas estas disciplinas."
En cierta ocasión, Swami Adbhutananda le dijo a un devoto: "Mira, hay días en que ves algo que instantáneamente penetra en la mente. Lo vi al Maestro en samadhi muchas veces, pero una vez lo vi en una forma hermosa y única. El color de su tez había cambiado y su rostro irradiaba intrepidez y compasión. Aún hoy, no puedo olvidar aquella forma del Maestro".
Una vez Sri Ramakrishna le pidió a Rakhal que preparase una hoja de betel para él. Rakhal dijo que no sabía como prepararla. Latú se enojó porque Rakhal no obedecía al Maestro y comenzaron a discutir. En ese momento Sri Ramakrishna le preguntó a su sobrino Ramlal quién era el mejor devoto de los dos y Ramlal contestó que Rakhal. Latú no estuvo de acuerdo porque Rakhal no obedecía las órdenes de su gurú y entonces Sri Ramakrishna le explicó que él no se había enojado frente a su gurú, pero Latú sí. Desde ese día Latú Maharaj nunca se enojó frente a nadie. Tal era su autocontrol.
Sri Ramakrishna se preocupaba hasta en los detalles cotidianos, y su enseñanza siempre presente en los mismos. Cierto día le dijo a Latú que habían traído un par de sandalias nuevas para él y veía una sola. Por lo tanto Thakur se puso a buscar la otra. Pensaba que tal vez la hubiese llevado un perro o chacal. Latú se estremeció y le pidió que dejara de buscarlas, que el infortunio iba a caer sobre él si Él seguía buscando. Ya veía que todo el dia iba a resultar malo para él.
Thakur le dijo entonces: “Hijo mío, incidentes como estos no constituyen un mal día, sino aquel que se pasa sin repetir el nombre de Dios.”
Radha Mangala publicó la siguiente historia contada por Swami Turiyanandaji:
“Muchos de los hermanos monjes estaban dejando el monasterio en Baranágore para practicar austeridades. Yo también sentí un impulso de conocer a hombres sagrados en otros lugares de India. Mientras pensaba en esto, una voz dijo dentro de mí: “¿Dónde encontrarás un sadhu como él?" Sobresaltado, volví mi mirada y vi a Latu Maharaj recostado cubierto con un paño grueso, en lo profundo de la meditación. Inmediatamente llegó el pensamiento "¿Dónde, de hecho, encontraré un sadhu como él?" Entonces Latu Maharaj habló: ′′¿Adónde vas a ir? Es mejor involucrarse en tapasya aquí." Esa vez me quedé en el monasterio.
De él dijo Guirish Ghosh: “Hasta la luna tiene puntos oscuros, pero Latú es como oro puro. Jamás he visto un carácter tan sin mácula como el suyo. La santa compañía de Latú purifica a los hombres “.
Swami Vivekananda estableció la Misión Ramakrishna en 1897 y Belur Math en 1898. Latu Maharaj, con su profunda absorción en la vida contemplativa, no podía asumir las actividades de servicio de la Misión ni seguir la disciplina y rutina del monasterio. Así, Swami Vivekananda le permitió seguir su propio estilo de vida. Después de algunos años, Adbhutananda se mudó a Varanasi, donde vivía solo. El Sevashrama se ocupaba de que sus necesidades fueran atendidas.
Suji Maharaj contó que cuando estaba en Kashi, en el período en que había decidido hacer tapasya visitó a Latu Maharaj que solía vivir en un ghat a orillas del río. Cito: “Al verme me preguntó con mucha ternura: 'Sujji, ¿qué te ha sucedido? ¿Por qué te ves tan débil? Me temo que la mendicidad no te conviene. Bueno, toma estas dos rupias. M me envía el dinero todos los meses para tener leche. Toma estas dos rupias y tómate un poco de leche todos los días. Como él mismo solía practicar severas austeridades, me dolió aceptar el dinero. Sin embargo, recordé las palabras de la Santa Madre: 'no emprendas austeridades intencionalmente’. Así que me vi obligado a aceptarlo. Esta expresión de su amor me hizo llorar.”
En el tiempo que Swami Turiyananda vivió en Benares, se encontraba viviendo allí también Latú Maharaj, quien ocupaba una casa aparte, a una distancia aproximada de 1,5 km. del Sevashrama. De vez en cuando iba a visitar a Swami Turiyananda, quien lo amaba profundamente y conocía plenamente sus logros espirituales. Swami Turiyananda dijo acerca de Latú Maharaj que no solamente conocía las escrituras sino que era la personificación de las escrituras. Y puntualizando, dijo: “Él vivió con nuestro Señor. Muchos de nosotros tuvimos que atravesar aguas fangosas de conocimiento intelectual antes de alcanzar a Dios, pero Latú saltó sobre ellos como Hanuman. Su vida nos enseña cómo vivir en Dios sin tocar la tierra del mundo.”
Cuando Latú Maharaj cayó seriamente enfermo sin ninguna esperanza de recuperación, Swami Turiyananda fue a verlo. El camino hasta donde vivía Latú Maharaj estaba en construcción y era, por lo tanto, desparejo y lleno de piedras. No obstante, pese a su propia enfermedad y el estado de sus piernas, caminó hasta llegar al lado de su Gurubhai. Durante varios días fue a visitarlo diariamente.
Después de una breve enfermedad, falleció en estado de meditación el 24 de abril de 1920.
Sus enseñanzas y dichos fueron grabadas por discípulos y devotos. Bajo el título Satkatha, Swami Siddhananda, que fue el asistente de Latu Maharaj y escuchó las instrucciones espirituales que Latú Maharaj impartía, publicó varias de esas conversaciones en la revista Udbodhan. Más tarde ese material fue publicado en forma de libro, con el mismo título: Satkatha
Algunas de sus enseñanzas son:
"Es un gran pecado criticar a otros. Siempre se encontrará que es este tipo de personas, que nunca hacen un buen acto ellos mismos, la que ve fácilmente los defectos de los demás y con energía extienden rumores Si quieres vivir una vida feliz, en constante contentamiento, deja de criticar a otros. No veas faltas en los demás. Es mejor pasar el tiempo durmiendo que criticando. Aléjate del lugar donde se critica o se juzga a otros. Este es el camino para liberarse del hábito de encontrar faltas en los demás. La persona que busca errores y defectos en otros, impurifica su propia mente. Trata de ver siempre las buenas cualidades y tendrás paz mental.".
“La naturaleza de la mente puede ser cambiada cantando el nombre del Señor. Los deseos graduales y las dudas cesan y la mente se disuelve en su causalidad. Entonces no hay nada que pensar o imaginar.”
′′No te preocupes si alguien está de acuerdo con tu opinión o no. No discutas innecesariamente solo para probar tu punto. Arruina la atmósfera espiritual. Deja que la gente haga lo que quiera; deberías vivir de acuerdo con tu propio ideal.”
"¿Crees que un monje es tu barrendero que seguirá barriendo tu mente día tras día? Él puede limpiar tu mente una vez; después de eso, depende de ti mantenerlo limpio. Si no tienes ninguna motivación, ¿qué puede hacer un monje? ¿Puede un hombre santo borrar tus impresiones pasadas, o crees que te llevará al Señor sobre sus hombros? Él te mostrará el camino, pero tendrás que recorrerlo tú mismo. Esa es la única forma de llegar a Dios".
“La gente puede obtener mérito social a través de actividades filantrópicas, pero si sus egos están involucrados en esas actividades, no obtendrán ningún mérito espiritual. Incluso el resultado de una buena acción se convierte en servidumbre si se hace interesadamente. En cambio, la acción desinteresada destruye la esclavitud de la acción y trae liberación a la humanidad.”
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