domingo, 27 de junio de 2021

LA HUMANIDAD DESPIERTA (Comentarios): Profesora Leonor Bakún

 



Reflexiones: La humanidad despierta

Leonor Bakún

No voy a hacer gala de originalidad con esto que voy a decir ahora. Para mí, los poemas de Swami Pareshanandaji son recetas para vivir. Cada palabra, cada renglón encierra una enseñanza y en este sentido también son un desafío porque si bien la enseñanza está, hay que descubrirla.

Y aquí voy a hacer un pequeño ex-cursus para aclarar lo que quiero decir. Es algo que solía contarles a mis alumnos del CBC y que me resulta válido para aplicar a este tema. Un padre y un hijo van caminando y hay un olor muy peculiar. El chico dice: “huele a huevo podrido” y el padre le dice: “no hijo, es azufre”. O sea, para reconocer algo hay que conocer primero. Entonces, ¿cómo reconocemos la enseñanza?

Hay una historia que dice que cuando el bebé nace, nace sabiendo todo sobre el mundo y apenas nace va a empezar a hablar. Entonces viene un ángel y pone el dedo sobre sus labios. Y por eso el bebé comienza a llorar.

Y también se dice por eso que en realidad la tarea es recordar aquello que ya sabemos. Después de todo, volviendo a nuestro bebé, nadie le da un curso acelerado de respiración cuando nace. Nace sabiendo respirar y así tantas cosas que nos resultan naturales y en las que no reparamos.

En cambio, cuando algo nos llama la atención o nos resulta inconfortable, cuando tropezamos una y otra vez con la misma piedra a punto de parecer protagonistas de El día de la marmota, entonces el intento es cambiar la situación, modificarla. 

Por eso dije al principio que este libro es como un recetario pero no de cocina, es un recetario que si se lo sigue con atención uno se siente mejor, cambie o no cambie la situación.

Swami Vijoyanandaji dijo: “Debes empezar por aquello que te propones conseguir al final.”  

A veces no está muy claro que es lo que uno se propone. Algunos se conformarían con que algo cambie. Otros ya descubrieron que lo que importa es donde está la mente. Otros, más avanzados saben que la propuesta es despertar y entonces leen, practican, caen, se levantan, leen, practican y siguen adelante.

Ciertamente cada uno ve y reconoce de acuerdo a la información que posee. 

La posibilidad que me parece más plausible es lo que uno siente cuando lee estos poemas. 

Hay para todos los gustos, para los ordenados que empiezan por el primero y no se saltean ninguno.

Para los que solo leen el que les gusta o les resulta fácil o simplemente aquel poema con el que se entienden y los demás quedan para otra vuelta.

Para los desordenados que van de una página a otra buscando ese poema que les haga señales luminosas y con ese se quedan.

Y hay para los de temperamento variable que un día son ordenados y el otro no y así.

No sé si podría decir qué tipo de lectora soy. En líneas generales mi naturaleza en lo que de estos temas se trata es bastante ordenada, y tengo la tendencia de hacer anotaciones al costado de mi lectura. Una de las primeras señales que tuve de que estaba frente a algo especial fue justamente que más de una vez agregaba cosas a la anotación al lado del mismo poema.

Disfruto mucho de ese momento en silencio, leyendo el poema e intentando darme cuenta de lo que está diciendo. Para mí es un momento especial que me hace bien. Tener este libro ahora me permite tener todo el material organizado, es como tener un libro de cabecera. Además rescata poemas que estaban en otros libros y su organización temática es muy valiosa.

Más de una vez, resuena en nuestras cabezas una palabra, algo que remite al poema, a la tonadita y que de algún modo indica que es por ahí, para ese lado eso de despertar, de  sonreír, de repetir, de flexibilizar como dice el poema.

Estoy muy agradecida al autor y a quienes posibilitaron la aparición y difusión de este libro.





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