martes, 4 de mayo de 2021

SEGUIR APRENDIENDO: Profesora Leonor Bakún : SWAMI RAMAKRISHNANANDAJI MAHRAJ

 




Swami Ramakrishnananda

Parte del contenido de este artículo se encuentra en el editorial: Sacrificio en el altar del deber.

 

Shashi Bhushan Chakravarty nació el 13 de julio de 1863. Su padre Ishwara Chandra Chakravardy fue un experto en la adoración ritual, y participó en el primer Durga puja que se hizo en Belur Mat.

Estudió en la escuela de su pueblo y para la educación superior fue a Calcuta. Ahí vivió con su primo Sarat (más tarde, Swami Saradananda). Fue un estudiante brillante, eligió matemáticas para el curso de B.A. pero abandonó sus estudios para cuidar a Sri Ramakrishna en Cossipore.

Mientras estudiaban en un colegio de Calcuta, Shashi y Sarat se unieron al Brahmo Samaj, y escucharon hablar a Keshab Chandra Sen sobre Sri Ramakrishna. En octubre de 1883 visitaron Dakshineswar y se sintieron profundamente atraídos por Ramakrishna, quien solía decir que Shashi y Sarat habían sido apóstoles de Jesucristo en su nacimiento anterior. De hecho, una de las características de Shashi fue su profunda devoción por Jesús.

La primera pregunta que el Maestro hizo a Shashi fue: ‘¿Crees en Dios con o sin forma?’ Shashi le respondió: ‘No tengo seguridad de la existencia de Dios, por lo tanto no estoy capacitado para opinar’. Esta respuesta complació mucho a Sri Ramakrishna por la innata sinceridad de Shashi.

Shashi sentía un gran respeto por las sólidas tradiciones de los antiguos sabios y santos. Cuando Swami Vivekananda lo designó para ir a Madrás, dijo: ‘Enviaré a alguien que es más ortodoxo que los ortodoxos del Sur y al mismo tiempo insuperable en adoración y meditación.’

Shashi era la personificación del discípulo ideal. Una palabra de su Maestro era para él una orden divina y un mandato de Dios. Tenía pasión por estudiar persa para poder leer a los poetas sufíes en su idioma original. Un día, en Dakshineswar, estaba absorto en su lectura. El Maestro lo llamó tres veces antes de que Shashi escuchara su llamado. ‘¿Qué estabas haciendo?’ preguntó el Maestro.  ‘Estaba leyendo’ respondió Shashi. ‘Si olvidas tus deberes por dedicarte al estudio, perderás toda tu devoción’ fue la tranquila observación del Maestro. Shashi, de inmediato, arrojó todos sus libros de persa a las aguas del Ganges.

Cuando Sri Ramakrishna se encontraba enfermo en Cossipore, Shashi se dedicó completamente a servirlo de todas las maneras posibles y hasta su último día en la tierra. Después de la muerte de Ramakrishna se unió al Baranagar Math junto con sus otros hermanos discípulos, acompañado por su primo Sarat. A su regreso al monasterio, Sarat y Sashi renunciaron formalmente y se convirtieron en miembros estables. Swami Vivekananda eligió para Shashi el codiciado nombre monástico de ‘Ramakrishnananda’.

Para Shashi, en cuerpo físico o no, el Maestro era la Realidad. Sentía su presencia viva en la fotografía. Esto, para él, era una vívida experiencia. Se hizo cargo de la adoración de la urna que contenía las reliquias de Ramakrishna en el santuario del Math. Rara vez salió de peregrinación, y se dedicó a la adoración diaria en el Math, adoración que no era un mero ritual, sino un servicio amoroso a un Dios vivo. Fue él quien formuló el sistema de adoración ritual diaria a Ramakrishna que se sigue en la Orden.

El primer ‘Ramakrishna Math’ fue fundado en Baranagore poco después de la desaparición física del Maestro. Los primeros tiempos fueron de grandes privaciones y dificultades. Las contribuciones y la simpatía estaban aún por llegar. El Math se convirtió en un lugar austero sin ningún confort y carente de toda ayuda económica. Los discípulos de Sri Ramakrishna que se agruparon en el incipiente Math, no se preocupaban por nada que no fuera Dios, meta suprema de sus vidas. Fue Shashi quien cuidó de estos jóvenes gigantes espirituales como una verdadera madre. Él se dedicaba al servicio espiritual al Maestro. Era 'la madre' del Math, el guardián de los demás en asuntos prácticos arrancándolos literalmente de la meditación para que cumplieran con sus obligaciones cotidianas, enviándolos ya a bañarse, ya a comer. 

La firmeza y perseverancia de Shashi eran notables. Había tomado la tarea de adorar a Sri Ramakrishna en el Math donde se conservaban y adoraban sus sagradas reliquias. Otros discípulos a menudo se iban en busca de soledad, pero Shashi jamás abandonó la guardia de cada hora y de cada día en el santuario de Sri Ramakrishna. Ninguna dificultad, ninguna situación desalentadora significaban algo para  el intenso y constante fluir de su devoción al Maestro expresado en su servicio viviente a la siempre sentida presencia del Maestro. Sri Ramakrishna era una divina compañía. Sus discípulos directos eran parte integrante e inseparable de su Ser. Para Shashi Maharaj amor por el Maestro significaba cariño por sus discípulos, es decir, sus hermanos monjes. Su obediencia a Swami Vivekananda era indeclinable.

Cuando Swami Vivekananda regresó a India, mandó a Shashi a abrir un centro en Madrás (hoy Chennai), en el Sur de India. Shashi hubiera podido aducir que él prefería continuar con su servicio en el santuario realizado con toda regularidad durante todos estos años, pero no lo hizo. Aceptó sin una palabra de protesta la voluntad de Swamiji en quién veía el espíritu del maestro. Cualquier trabajo para el Maestro era para Shashi una práctica tan sagrada como su adoración en el santuario, así que se trasladó de inmediato a Madrás para comenzar su trabajo misionero en el Sur de India.

El amor de Swami Ramakrishnananda por Thakur encontró una nueva dimensión en su modo de adorar a Sri Ramakrishna. Él lo veía no solo en el templo sino en toda la humanidad. A principios de 1897, llegó a Madrás para empezar un centro. Lo primero que hizo fue establecer un santuario en su nueva residencia, instalar la imagen del Maestro que había traído con él y comenzar su servicio amoroso. Concebía su vida sólo como una serie de actividades centradas en el Maestro. Durante quince años, de 1897 a 1911 realizó muchas actividades que aún hoy, en la actualidad, se están llevando a cabo en nombre de Sri Ramakrishna, Sri Sarada Devi y Swami Vivekananda en el sur de India. 

Fue él, quién presentó a Swami Nirmalananda a los amigos de la Misión Ramakrishna en el sur de India, especialmente a los de Bangalore y Kerala. Swami Nirmalananda continuó hasta 1938 la expansión de las obras iniciadas por Swami Ramakrishnananda.

Miss Laura Glenn, posteriormente Sister Devamata, fue una discípula de Swami Vivekananda. Pasó casi 2 años bajo la dirección de Swami Ramakrishnananda en Madrás. En Días en un monasterio hindú dejó un hermoso registro de esa experiencia. 

Una de los episodios más bellos que narra en ese libro tiene que ver con la visita de Swami Brahmananda a Madrás, en Navidad. Swami Ramakrishnananda le dijo que como ella era el miembro cristiano del Math, debería darles una fiesta de Navidad. Ella le preguntó qué tipo de fiesta quería y la respuesta fue que hiciera la fiesta de Navidad más occidental que pudiese hacer.

Como ella cuenta, un árbol de Navidad estaba fuera de cuestión, pero buscó frutas, dulces y pasteles que tuvieran sabores propios de esas fiestas. Decoró la casa con largas guirnaldas de hojas de mango y ramas verdes de la jungla. Con guirnaldas de jazmín  adornó el altar de Navidad junto al que había colocado algo de pan y vino como un símbolo de la eucaristía. En otra habitación estaba la mesa con frutas, dulces y pastel de ciruela.

A las cuatro en punto Swami Brahmananda y Swami Ramakrishnananda llegaron. Swami Brahmananda tomó su asiento en el extremo lejano del pasillo frente al altar con Swami Ramakrishnananda a su lado. Los demás se sentaron en una larga fila por ambos lados. Swami Brahmananda le pidió a la hermana que leyera la historia del nacimiento de Cristo y ella eligió el Evangelio de Lucas.

Cito: “Cuando terminé de leer, la intensa calma en el aire me llevó a mirar hacia Swami Brahmananda. Sus ojos estaban abiertos y fijos en el altar, había una sonrisa en sus labios pero era evidente que su conciencia había ido a un plano superior. Nadie se movió ni habló. Al final de veinte minutos o más, la mirada volvió a sus ojos y nos pidió continuar el Servicio. Las luces, incienso y alcanfor ardiente fueron ofrecidos ante el altar, se cantaron el canto de la noche y el himno y todos se inclinaron en oración silenciosa. Así terminó el servicio de Navidad.

“Swami Brahmananda pidió luego visitar las otras habitaciones de la casa, después de lo cual nos dijo que lleváramos los refrescos. Explicó con énfasis que la casa era como un templo, la comida era bendita y cada uno podía participar libremente. Todos lo obedecieron y comieron lo que había preparado. Cuando a Swami Brahmananda le pareció suficiente, dijo que podían retirarse. Y agregó ′′Swami y yo nos quedaremos un poco más." Después de que se fueran, dijo: ′′Ahora, hermana, trae tu pan y mantequilla, tu pastel de ciruela inglesa, tus castañas francesas y tus ciruelas alemanas y tendremos una verdadera fiesta occidental." Tomó un poco de cada cosa y me pidió que se la diera. Disfrutó especialmente del pan y la mantequilla. 

“Cuando estaba comiendo, me comentó: ′′ He sido muy bendecido al venir a tu casa hoy, hermana". Respondí rápidamente: ′′Swamiji, soy yo quien he sido bendecida con tu venida."

′′No entiendes" respondió él. ′′He tenido una gran bendición aquí esta tarde. Mientras estabas leyendo la Biblia, Cristo repentinamente se paró ante el altar vestido con una larga capa azul. Habló conmigo durante algún tiempo. Fue un momento muy bendito."

Terminaron de comer. Vertí agua sobre sus manos, luego un perfume dulce, y con Swami Ramakrishnananda volvió al monasterio radiante con la alegría de la visión.”

Sister Devamata en un artículo publicado en 1909 en el Prabuddha Bharata se refiere a las realizaciones de Swami Ramakrishnananda en Madrás. Señala entre ellas que la Misión Ramakrishna es muy apreciada por sus actividades de ayuda tras calamidades naturales. En sus primeras etapas el trabajo social no se consideró un componente válido de la religión y mucho menos una actividad adecuada para los monjes. Cuando Swami Vivekananda proclamó este nuevo mensaje, incluso algunos de los discípulos hermanos de Swamiji no estuvieron dispuestos a poner en práctica la idea de ocuparse en trabajos de socorro y otras actividades de este tipo. Fue Swami Ramakrishnananda, el 'más ortodoxo que el más ortodoxo' uno de los pocos en comenzar este trabajo en aquellos tiempos tempranos.

Sister Devamata dijo sobre Swami Ramakrishnananda:

“La humildad era fundamental para él, era más que la mera ausencia de orgullo, era el resultado del olvido completo de sí mismo. No había lugar en su conciencia para otra cosa que no fuese el Maestro. Sus movimientos, su comida, su sueño, su trabajo y sus enseñanzas, su vida entera, estaban basados en la Voluntad del Maestro, nunca en sus propios deseos o conveniencias. Aquellos que lo vieron llevando el cuadro de Sri Ramakrishna, apretado contra su corazón, su cuerpo inclinado como protegiéndolo mientras caminaba a través de la lluvia, desde el vehículo hasta la entrada del nuevo monasterio en Mylapore, pudieron apreciar la ternura de su amor, la devoción por su Gurú.

Un día dijo: “Si estamos en un laberinto y alguien viene y nos dice: ‘Yo puedo mostrarle la salida’ ¿Qué hacemos nosotros? Lo seguimos y la gratitud que sentimos es lo que llamamos adoración y devoción. Esta persona es el Gurú y nosotros deberíamos seguirlo completa e incuestionablemente si queremos salir del laberinto”.

“El trabajo del Gurú se hace en unos minutos”, dijo nuevamente, “mediante una pocas palabras el Gurú da un giro a nuestra vida, como cuando un hombre anda en bicicleta y  alguien ve que el camino que sigue lo llevará al peligro, por lo tanto, le cambia la dirección. El hombre continúa pedaleando como antes, sin detener su marcha, pero ahora se aleja del peligro en vez de acercarse. El trabajo del Gurú es guiarlo al lugar correcto”.

El Swami no daba cuartel al egoísmo, para él, el significado de espiritualidad era el abandono del ego. Decía que aquellos que siguen la vida espiritual no deben tener concesiones con el ego. “Cuando el hombre se impone como tal, comete toda clase de atrocidades, cuando Dios actúa en el hombre, éste es puro, bueno y virtuoso. Trata de sentir a Dios dentro tuyo y superarás todo egoísmo”. Este era su consejo.

Fue durante una operación de socorro que Swami Ramakrishnananda encontró unos chicos que habían perdido a todos sus familiares cercanos en una epidemia. Pensó que algo tenía que hacerse para ayudar a estos niños. El resultado fue el establecimiento de una casa de estudiantes para huérfanos indigentes. Durante su discurso inaugural en el Hogar del Estudiante, el 17 de febrero de 1905, dijo: 'Annadanam (dar comida) es visto como un gran regalo y se considera muy sagrado en nuestro país. Vidyadanam (don del conocimiento) es mayor. Pero aun mayor es la ofrenda de conocimiento espiritual. La armonización de los tres debe ser el objetivo de esta institución. Que Sri Ramakrishna bendiga la empresa con todo éxito!

El Swami también inauguró una escuela primaria en 1906.

Durante varios años el Swami tuvo que luchar para establecer el centro que Swami Vivekananda le había encomendado. Pasó por penurias y realizó no pocos sacrificios. Su ejemplar y dedicada vida atrajo a jóvenes que le ayudaron no solamente en el centro principal sino que colaboraron también para establecer otros centros de instrucción y socorro. El comienzo de los centros en Trivandrum, Mysore, Bangalore y Mumbai debe mucho a sus esfuerzos pioneros.

Su último y mayor logro fue la visita de Sri Sarada Devi al sur de India en 1911, lo que dio un gran impulso al crecimiento del movimiento Ramakrishna. 

Dondequiera que fuera, Swami Ramakrishnananda creaba a su alrededor una atmósfera de santidad y paz. Refiriéndose al Math construido en Madrás dijo: ‘Esta es una hermosa casa para que viva Sri Ramakrishna. Sabiendo que es él quién la ocupa, debemos mantenerla limpia y pura. Cuidaremos de no clavar clavos en las paredes’. La presencia del Maestro en el santuario era una experiencia vívida y palpable. Para él Sri Ramakrishna estaba en el cuarto de adoración.

Cuando ofrecía la comida al Maestro, mantenía la hornalla encendida para que no se enfriara. Los que vieron cuando hacía su adoración, manifestaron sentir que el Maestro estaba realmente presente. Una noche no pudo dormir porque hacía mucho calor. De repente pensó que el Maestro también debía estar sufriendo, por lo que pasó el resto de la noche en el santuario abanicando la foto del Maestro para que pudiera dormir sin molestias. Una vez se hizo una grieta en el techo del santuario y cuando llovió, las gotas comenzaron a caer sobre la imagen del Maestro. Así que el Swami se sentó sosteniendo un paraguas sobre la foto hasta que paró la lluvia. 

Cuando se presentaba alguna necesidad o confusión, Shashi Maharaj conversaba en soledad con el Maestro acerca de la situación. El Swami tenía la convicción de que las imágenes en los templos no son de piedra o arcilla sino divinidades vivientes con las cuales era posible conectarse y conversar. 

Los monasterios de la Orden Ramakrishna tuvieron su comienzo en un ambiente muy modesto, casi pobre. La manutención dependía de las ocasionales contribuciones de los devotos, que eran empleados o estudiantes. En Madrás, al principio, Shashi Maharaya  pasó muchas penurias. Un día, en la despensa del monasterio no había ningún comestible para ofrecer a Thakur. Muy afligido y algo enfadado, dijo ante la fotografía de Thakur casi llorando: “¿Hasta cuándo seguirás probándome? Como no has traído nada, iré a la playa y traeré arena para ofrecerte, y luego voy a poner en mi boca esa comida ofrecida.” Diciendo esto, se quedó absorto y después de un largo rato, cuando su mente bajó a la conciencia normal, oyó que un devoto desconocido estaba llamándole. Este caballero venía de lejos y había traído gran cantidad y variedad de comestibles.

El Swami tenía una profunda comprensión de las personalidades religiosas y de las verdades filosóficas. Sus pláticas y exposiciones sobre esos temas eran sumamente atrayentes e iluminadoras para sus oyentes. Sea que hablara de Sri Krishna o de Cristo, sus palabras provenían de sus experiencias y realizaciones espirituales. Daba conferencias públicas, clases para audiencias más pequeñas y también publicaba artículos y libros. Sister Devamata, en el artículo que citamos arriba, señala que para esa época, el Ramakrishna Math Chennai se había convertido en una de las principales editoriales de la Orden Ramakrishnna.

Su sentido del deber era poco común. Cuando Swamiji lo envió a Madrás para difundir el Vedanta realizado por Thakur, Shashi Maharaya empezó a dar clases sobre Vedanta. Lo hacía tres veces por semana, puntualmente, lejos del lugar de su residencia, teniendo que caminar algunos kilómetros. Tomaba un Upanishad o cualquier otro tema sagrado escrito en sánscrito y leía el original, que luego explicaba en inglés. Durante algunos meses iban a escucharlo. Después, como suele ocurrir, los oyentes que no practicaban empezaron a faltar y en una ocasión, durante cinco clases sucesivas, el salón estuvo vacío. Pero él, con regularidad y puntualidad, fue al lugar y siguió su lectura y explicación de los textos como de costumbre. Después de la sexta fecha, dando su clase sin oyente alguno, muy afligido, se presentó ante la fotografía de Swamiji y dijo con lágrimas en los ojos: “Este es tu trabajo, nada más que como tú me lo habías ordenado, seguí haciéndolo hasta hoy. En el futuro tú te arreglarás con este trabajo.” Pasó toda la noche sin dormir, muy afligido, pidió perdón a Swamiji por haber pensado en desobedecerle. Al día siguiente, cuando salía de hacer su culto de servicio a Thakur, encontró a cuatro antiguos discípulos de Swamiji, quienes después de saludarlo con toda reverencia, le pidieron disculpas y le explicaron la razón de su inasistencia a las clases. Además, le habían encontrado una sala más cómoda y céntrica, donde iría mucha gente. Shashi Maharaya les dijo que ellos deberían ir a buscarlo una media hora antes de la hora anunciada. Cuando llegó al nuevo lugar, el salón estaba lleno. Saludando mentalmente a Thakur y a Swamiji, empezó su clase. 

El Swami sabía ser cortés y severo al mismo tiempo. Una vez un oficial de la corte del Maharaj de Mysore fue a visitarlo a él y a Sister Devamata que estaba con él. El oficial se refirió a algunos secretos de la corte pensando que para ella resultaría un tema de conversación entretenido. El Swami dio señales de disconformidad y entonces le preguntaron si se sentía bien. Él respondió: ‘Yo estoy muy bien pero no me agrada su conversación.’  Esto hizo reaccionar al visitante quien de inmediato cambió de tema.

El énfasis que el Swami ponía en la renunciación hizo temer a alguno que pudiera atraer a los jóvenes a ese ideal y desviarlos de la vida de hogareños y le dieron a entender al Swami que algunos de los que ayudaban financieramente podrían retirar su ayuda. El  Swami se indignó y con el rostro encendido rugió: ‘¿Acaso voy a predicar algo que no sea lo que he aprendido de mi Maestro? Si el Math carece de ayuda financiera, me sentiré muy contento si encuentro un lugar en la veranda de la casa de algunos de mis estudiantes.’

Swami Ramakrishnananda contó que Swami Vivekananda le había dicho: ′′Shashi, nunca te perturbes y estarás en paz. Solo aquel, que es egoísta, se perturba. No puede dormir por sus preocupaciones. Un hijo de Dios permanece siempre despreocupado como un niño en el regazo de su madre. Piensa siempre que estás en el regazo de la madre. Ella te está protegiendo constantemente. No hay motivo para preocuparse en absoluto. El mundo es su imperio. Predica su nombre y gloria con una mente despreocupada y vive para siempre en gran alegría."

La Santa Madre era para él una diosa en forma humana. Cuando, en 1911, llegó al Sur en peregrinación, Shashi Maharaj trabajó sin descanso para hacer confortable su estadía a pesar de salud quebrantada. Luego pasó algunas semanas en Bangalore con la esperanza de restablecerse pero siguió desmejorando por lo que lo trasladaron a Calcuta. Allí falleció el 21 de agosto de 1911.

Uno de los conceptos vivificantes que introduce la Orden respecto a la relación entre los seres humanos se relaciona precisamente con la actitud hacia la mujer. En este sentido tanto Swami Brahmananda como Swami Vivekananda puntualizaron en sus actos y palabras la necesidad de poner en forma práctica la enseñanza del Maestro. Un testimonio sobre esto es la carta que Swami Vivekananda le escribe desde Suiza a Swami Ramakrishnananda, en 1895. Le cuenta que recibió una carta de Ramdayal Babu, en la que escribe que muchas mujeres públicas asistieron al festival de aniversario de Ramakrishna en Dakshineswar, lo que hizo que  muchos se sintieran menos inclinados a ir allí y otros se retiraran.

Swamiji dice en su carta: “Mi opinión al respecto es la siguiente: Si a las mujeres públicas no se les permite asistir a un lugar de peregrinaje como Dakshineswar ¿dónde irán? El Señor se manifiesta especialmente para el pecador; no tanto para el virtuoso. Por lo tanto, deja que toda distinción de sexo, casta, erudición, y toda la serie de puertas de entrada al infierno, se limiten al mundo solo. Si tales distinciones persisten en lugares de peregrinación ¿Dónde está la diferencia entre estos lugares y el infierno?

El nuestro es un lugar donde los que han pecado y los que no lo han hecho, los santos y los viciosos, hombres y mujeres y niños independientemente de su edad, todos tienen igualdad de derechos. Que por un día al menos en el año miles de hombres y mujeres se liberen del sentido de pecado y de toda distinción de casta y canten unidos el nombre del Señor es en sí mismo un bien supremo. Si hasta en un lugar de peregrinación la tendencia de la gente no queda anulada por un día, la falla es de ustedes exclusivamente al no crear tal marea de espiritualidad que todo el que se acerque se sienta purificado.”

Swami Shivananda, el segundo Presidente del Ramakrishna Math, era una persona de inmensa cultura espiritual y elevadas realizaciones. Al despedir los restos mortales del Swami, su muy querido hermano-monje, dijo: 

“Shashi Maharaj era la personificación del amor y la pureza. Jamás he visto tanta pureza de cuerpo y mente. Su amor y devoción por Sri Ramakrishna, el Ideal y meta de su vida, no tenía límite. Su amor y ternura maternal por sus hermanos-monjes a quienes consideraba como partes inseparables del Maestro, lindaban en la adoración. Se preocupaba por todos. Se sacrificó en el altar del deber: la adoración al Maestro en todos los seres y en la ayuda a cada uno para que realizaran la Divinidad en su interior. El mismo practicaba y vivía lo que quería que otros aprendieran. Shashi Maharaj vino a este mundo para Sri Ramakrishna: Lo sirvió con todo su corazón y toda su alma y ahora ha retornado a Él. Shashi fue el más firme, más aun, el devoto más ortodoxo de Sri Ramakrishna. Estaba pleno de Sri Ramakrishna!”

Estas son algunas de sus enseñanzas:

“La ciencia es la lucha del hombre en el mundo exterior. La religión es la lucha del hombre en el mundo interior. La ciencia hace que el hombre luche por la verdad en el universo exterior y la religión le hace luchar por la verdad en un universo interior. Ambos luchadores son grandes, sin duda, pero uno termina en éxito y el otro termina en fracaso. Esa es la diferencia. La religión comienza donde termina la ciencia.”

"Si estás ansioso de conocer la verdad, sumérgete en el océano de la vida de Sri Ramakrishna, el todo compasivo, y a su tiempo tu corazón será iluminado por la verdad; conseguirás la fuerza infinita; lograrás la paz mental y serás bienaventurado"

“Uno de pie en el nivel del mar mira a otro escalando el Himalaya en una peregrinación a Kedarnath y Badrinath. El peregrino tendrá que enfrentarse a altos y bajos en su marcha sagrada en las montañas. Sus aparentes descensos no retrasan su progreso, sino que sólo lo acercan a elevados ascensos, hasta que alcanza el destino, por eso el que mira desde el llano no debe juzgarlo.”

“Somos héroes, siempre y cuando luchemos.”

′′Es aparentemente absurdo, pero realmente cierto, cuando digo que Dios está más cerca de ti que tú mismo. ¿Dónde estás en este momento? Donde tu mente está allí debes estar. ¿Y dónde está tu mente? Esparcido por todo el mundo y apegado a él tan firmemente que considera que es casi imposible traerlo de vuelta dentro de ti mismo. ¿Y dónde está Dios? Siempre está sentado en tu corazón. Así que Dios siempre está dentro de ti, y siempre estás fuera de ti mismo, o en otras palabras: Dios está más cerca de ti que tú mismo”.

“Cada uno de nosotros está intentando ir a Dios, pero el camino de todos nosotros es diferente. Cada uno debe hacer su propio camino.”

′′Es muy bueno que tengas gran reverencia y amor por Sri Ramakrishna. Al adorarle, no dejas de ser un devoto de la Madre Divina, porque Sri Ramakrishna es la forma manifestada de Shakti, infinita, y por lo tanto, inaccesible. Para ser accesible a todos ha asumido la forma benigna de Sri Ramakrishna en esta época."




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