Resumen: Presentación: ¿Por qué Dios encarna en forma humana? : Profesora Julia Santos ; (17-04-2021)

 

Presentación: ¿Por qué Dios encarna en forma humana?

Expositor: Rvdo. Padre Swami Pareshanandaji Maharaj

Grupo Sarada Devi nos llama – Reunión sábado 17 de abril 2021

Resumen:

Swami Pareshanandaji explica que lo que motiva las encarnaciones de Dios es la infinita misericordia de Éste. Dado que Dios tiene un aspecto que va más allá de toda cualidad, es imposible que nuestra mente -dadas sus limitaciones- pueda captarlo; es por eso que Dios se manifiesta en una forma compatible con ella, para que por su intermedio podamos acceder a Él. El concepto mismo de “encarnación” (que algo / alguien se haga carne) está mostrando su sintonía con las características de nuestra mente, para darnos una clave para la comprensión. Se resalta que este acceso no implica sólo el intelecto, sino también el corazón; es cuando entendemos desde estas dos perspectivas juntas que se puede comprender que Dios y sus manifestaciones son una y la misma cosa: en palabras de Swamiyí, una Encarnación es “para manifestar al hombre la perfección de la Divinidad; y asumiendo un cuerpo humano, esta perfección continúa”. Ya lo dijo Jesucristo: “Yo y mi Padre somos Uno”, y Chaitanya “Yo soy Aquello”. Quienes han trascendido las identificaciones con el cuerpo, tanto denso como sutil y causal, sólo al escuchar esas proposiciones pueden llegar a esa comprensión al instante; y no sólo a través del entendimiento, sino también a través del corazón. Y las encarnaciones, cual la luz lunisolar, fueron altísimos exponentes en ambos: corazón y entendimiento; tanto bhakti como jñana a la vez. Nosotros nos acercamos a la Divinidad a través de sus manifestaciones: sus Encarnaciones o avataras. Pero llegará un momento en que, merced a ese acercamiento progresivo, no habrá una manifestación sino que habrá una visión de la Divinidad como Real; podremos comprender que, como dijo Sri Sarada, “todo es Maia; la Madre es la única Realidad Todoabarcante”. Y ése será el exacto momento en que entre nosotros y la Divinidad no habrá ya separación. Como  dice Narada “entre Dios y su devoto no hay ya diferencia”.