martes, 16 de febrero de 2021

SEGUIR APRENDIENDO: Profesora Leonor Bakún : SWAMI TRIGUNATITANANDAJI

 



Swami Trigunatitananda

Sarada Prasanna Mitra nació en una familia aristocrática en el distrito de los 24 Parganas de Bengala Oeste, el 30 de enero de 1865.

Ingresó al Metropolitan Institution de Shyampukur en Calcuta, donde Mahendra Nath Gupta, M, el autor del Evangelio de Sri Ramakrishna, era su director. Por intermedio de M conoció a Sri Ramakrishna en 1884.

En el Metropolitan College fue un estudiante brillante. En ese tiempo sus visitas a Dakshineswar se hicieron más frecuentes. Una vez partió a pie hacia Puri y llegó allí soportando duras dificultades en el camino.

Swami Trigunatitananda fue iniciado por la Santa Madre. Un día, Thakur recitando una estrofa de un canto, le dijo que debía pedirle a ella la iniciación. La estrofa decía: “Nadie puede llegar a enumerar todos los infinitos poderes de Radha; millones de Krishnas y Ramas, por el poder de ella aparecen y desaparecen.” Él y Yogin fueron los únicos discípulos monásticos de Sri Ramakrishna iniciados por la Santa Madre.

Formó parte del grupo de jóvenes que cuidaron al Maestro en Cossipore y tomó sannyasa en el Monasterio de Baranagore. Su nombre monástico fue Swami Trigunatitananda.

Cuando la Santa Madre estuvo viviendo en la casa de jardín de Nilambar Babu en Belur, Swami Trigunatitananda fue su asistente y la cuidaba con devoción. Extendía un paño blanco bajo el árbol de flores de shefalika (una flor fragante blanca de otoño) para que las flores no cayeran sobre la tierra porque eran las que la Santa Madre usaría  para su adoración matutina. 

Su fe y devoción por la Santa Madre no tenían límites. La sirvió durante mucho tiempo. Una vez, ella viajaba en un carro tirado por bueyes y él la acompañaba a pie. Era de noche y vio que en el camino había una profunda zanja. Pensó que el carro podía volcar o sacudir violentamente a la Madre, se tiró en la zanja y le dijo al conductor que pasara sobre su cuerpo. Por suerte, la Madre se había despertado y al ver esto se bajó del carro y lo retó por imprudente.

Gracias a la traducción del Sr. Julio España tenemos el siguiente relato extraído de Sri Sarada Devi and Her Divine Play de Swami Chetanananda:

"El amor y la fe de Trigunatita por la Madre era impresionante. Una vez Yogin-ma le pidió al Swami que comprara algunos ajíes rojos para la Santa Madre. En su deseo de conseguir los pimientos más picantes posibles, recorrió muchos mercados desde Baghbazar a Barabazar, una distancia de siete kilómetros .En todos fue probando los pimientos hasta que su lengua se puso roja e hinchada. Finalmente en Barabazar encontró los más picantes y se los llevó a la Madre. Cuando la Santa Madre escuchó esto, dijo, "¡Qué devoción al guru!" Más tarde cuando el Swami estaba en América, le enviaba regularmente dinero a la Santa Madre para su servicio personal."

En un artículo publicado por la Sra. Marta Silva el 12 de febrero de 2016 encontramos algo de lo que escribió sobre la Madre. 

"Es la Madre quien es el Principio viviente de nuestra vida. Llamémosla Él, Ella, Ello o démosle cualquier nombre; es la Madre quien guía nuestra vida. Todos estamos bajo Su cuidado. Ella es el secreto y oculto sostén de nuestra vida. Hablamos de Ella; mas no la conocemos. Ella está en cada acción nuestra, en cada pulsación de nuestro corazón. ¿Por qué, entonces, no podemos conocerla? La Madre no es incognoscible, no debemos pensar que  siempre quedará desconocida. ¿No es Ella quien nos provee de todo? ¿No nos dará más si lo buscamos? ¿No es Ella quien ha creado en nosotros el deseo de conocerla? Lo que debemos hacer es intensificar ese deseo. Debemos buscar a Ella sola y ninguna otra cosa".

Swami Trigunatitananda fue el primer editor de la revista bengalí de la Orden, Udbodhan, que había sido iniciada por Swami Vivekananda.

Swami Chetanananda cuenta en Girish Chandra Ghosh, un devoto bohemio de Sri Ramakrishna que Swami Trigunatitananda le dio algunos lápices y papeles a Swamiji para que escribiese artículos para Udbodhan. Pero Swamiji estaba muy ocupado y no lograba hacerlo. Entonces le sugirió a Trigunatitananda: ′′Haz una cosa; de vez en cuando visita a Girish, que vive cerca, y lleva lápiz y libro de notas, Cuando te vea, comenzará a hablar sobre el Maestro y temas religiosos. Escucha atentamente, escribe sus palabras, luego amplíalas en forma de artículos y los publicas en el Udbodhan.

En 1902 Swami Trigunatitananda se convirtió en el director de la Sociedad Vedanta de San Francisco y gracias a sus esfuerzos, en 1906, fue construido en San Francisco, el primer templo hindú en América.

Una vez fue invitado a cenar por un destacado clérigo, buen amigo y admirador del Swami. Después de la cena el clérigo le preguntó si la comida había estado a su gusto.  Ante la falta de respuesta del Swami insistió en conocer su opinión. Entonces el Swami  le explicó que ese tipo de comida no le gustaba. El clérigo estaba un poco sorprendido, pero apreciaba la franqueza del Swami y le dijo que si bien sabía que no se apartaría de la verdad, incluso por el bien de la etiqueta social o de la amistad, si era invitado de alguna persona en el futuro no dijese de nuevo algo así porque seguramente sería criticado. Para evitar pasar por eso el Swami nunca volvió a aceptar  otra invitación para cenar.

En diciembre de 1914, tres días después de que la Navidad fuera celebrada solemnemente en el templo, mientras el Swami llevaba a cabo el servicio dominical, un joven, antiguo discípulo del Swami, que estaba en un estado depresivo y con la mente desequilibrada, arrojó una bomba al púlpito cuya explosión le causó la muerte a él mismo y le provocó graves daños al Swami de los que nunca se recobró completamente.

Falleció al año siguiente en el mes de enero de 1915.

Algunas de sus enseñanzas son: 


"La ley está en Dios y Dios está en la ley; Dios, que es omnisapiente, que interpenetra todas las cosas, conoce el deseo del corazón de un ferviente buscador de la verdad y seguramente lo guiará. Aquel que quiere tener la regeneración espiritual será guiado por la ley que es perfecta justicia. Si tenemos fe, podemos establecer nuestra relación con Dios."

“Trabaja duro, disciplínate a ti mismo. Construye tu carácter. Aguanta hasta el final. Realiza tu ser. Y sé libre.”

"Sigue practicando con perseverancia; nunca seas impaciente con la mente. Cuando comienza a vagar, tráela pacientemente de vuelta, una y otra vez, si fuere necesario."

′′Debemos cultivar en nuestra mente, con gran constancia, sinceridad y cordialidad, benevolencia y buena voluntad hacia los demás. Aquellos que mantienen sus mentes ocupadas haciendo el bien a los demás, queman y reducen a cenizas miles de sus propias faltas y serán recordados como santos. A través de la buena voluntad y la benevolencia hacia los demás, ascendemos de la pobreza a la riqueza, de la miseria a la generosidad, de la insignificancia a la fama y de la ignorancia a la sabiduría; aún más: del silencio a la oratoria, permitiendo que los cojos escalen montañas. Este es el poder de la buena voluntad.′′



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