INTELIGENCIA Y MADUREZ EMOCIONAL
Marguerite Yourcenar, en sus “Memorias de Adriano” nos invita reflexionar sobre nuestra condición y la real valía de nuestros méritos a partir de una manifestación que encierra una gran sabiduría: “Cada uno de nosotros posee más virtudes de las que cree, pero solo el éxito las pone de relieve”
La verdadera plenitud intelectual se alcanza cuando hemos sido capaces de alcanzar la madurez emocional.
Alcanzar la madurez emocional, no significa “automatizarse” si no, el reconocernos y reconocer a los otros en su plena dimensión afectiva…
El amor es la raíz de toda emoción, es lo que hace que las cosas tengan significado,
Nadie puede hacer algo realmente bien si no disfruta al hacerlo, aún en los momentos difíciles y cuando las cosas parecen conjugarse en nuestra contra.
Nadie puede disfrutar en plenitud de las cosas, si no es capaz de crear un espacio de superación permanente para todos quienes forman parte de su entorno.
En definitiva, todo se trata de una elección y es cada uno de nosotros, el que ejerce su opción preferida: la confianza o la desconfianza, la creencia o la incredulidad, la esencia o la forma, lo profundo o lo instrumental.
Tenemos disponible el inmenso poder de sus potestades decisorias. Cada uno elige ser un alma pequeña o un alma grande…. Lo importante, en este sentido, es mantener siempre el entusiasmo.
“Entusiasmo”... otra expresión de profundo significado: es una palabra que etimológicamente viene del griego (en-theos-siazo) y significa “Tener a Dios adentro”... ¿Estamos preparados?
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