viernes, 27 de diciembre de 2019

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27/12/2019

Sri Ramakrishna

El 18 de febrero de 1836 en Kamarkupur, una remota aldea de Bengala, nació un niño de humildes padres brahmines. Recibió el nombre de Gadadhar. 
Ya en su niñez manifestó ciertos rasgos notables. Se cuenta que al oir un canto religioso, él solía entrar en un elevado estado espiritual.
Cuando su padre falleció, la familia quedó en una situación económica angustiosa, razón por la cual su hermano mayor, Ramkumar, se trasladó a Calcuta, donde abrió una escuela y poco tiempo después se le unió Gadadhar. Fue allí donde por primera vez Sri Ramakrishna,  entró en contacto con las ideas modernas. Su hermano trataba por todos los medios de despertar en el jóven, el interés por la educación secular, pero Gadadhar, quien sentia que había nacido para un propósito particular bien definido, se preguntaba: "Alcanzaré devoción y amor por Dios con esta educación?, ¿Llegaré a ser tan integro y dedicado a Dios como mi padre?, ¿Podré escapar de la ignorancia universal y el atractivo del mundo sensorio?"
A cada pregunta, desde lo más íntimo de su corazón surgía la misma respuesta: "No”. Entonces prefiero permanecer ignorante toda mi vida y seguir el sendero de Dios, antes que abandonar mis elevados ideales." 
Ante la insistencia de su hermano, Gadadhar le respondió categóricamente: "Hermano, no quiero una educación que sólo sirva para ganarse el pan. Prefiero adquirir esa sabiduría que ilumine mi corazón y permita alcanzar la
plenitud para siempre."
En ese tiempo en Dakshineswar, paraje situado en la costa oriental del Río Ganges, 6 km al norte de Calcuta, fue fundado el templo de Kali, por Rani Rasmani, una piadosa dama Hindú de gran riqueza e influencia. Su yerno, Mathuranath Biswas, era el administrador y Ramkumar, fue invitado a ocupar el cargo de sacerdote del templo, instalándose allí junto a su hermano menor Gadadhar.
La proximidad del sagrado Ganges, la quietud y soledad del ambiente del lugar, en contraste con el bullicio de la ciudad y sobre todo, la viva presencia de la Divina Madre Kali, colmaron la mente del jóven Ramakrishna con un fuerte deseo por la realización de Dios.
Se produjo una gran transformación en él. El jóven se convirtió en el devoto, el devoto se volvió el asceta, el asceta se transformó en el santo, el santo se convirtió en el hombre de realización quien dió nacimiento al Profeta, el Profeta se sumergió en la Divina Naturaleza que es Dios y finalmente Él se convirtió en Sri Ramakrishna.
¡Y todo esto sucedió en un lapso de doce años! Es imposible dar una idea de su intenso anhelo por la realización, de su total renunciación a los placeres del mundo, de su sinceridad, devoción única y éxtasis, todo lo caracterizó este periodo de su vida.
Sri Ramakrishna ignoraba totalmente los mandatos de las Escrituras y las complicadas prácticas religiosas, y no recibió en esta etapa de su vida ayuda externa alguna.
Todo lo que él poseía era la intensa ansiedad del niño por ver a su madre. Pasaba el día en adoración y canto. A las horas del amanecer y del crepúsculo, se paseaba lentamente por las orillas del Ganges, absorto en la contemplación de la Divina Madre y pasaba sus noches en profundas meditaciones. 
Mientras a su alrededor todo era frivolidad, Él ardia dia y noche, en este fuego consumidor por Dios. La visión de la Divina Madre se convirtió en la única pasión de Sri Ramakrishna, pero todavía no La había realizado. Asi pasaron dias y meses sin que su anhelo decayera. La agonía de su anhelo por la visión de la Divina Madre iba en aumento. Al atardecer clamaba a orillas del Ganges: "Otro día ha pasado en vano, Madre, no Te he visto. Otro día ha pasado y no he realizado la Verdad." 
Por momentos las dudas asaltaban su mente y se preguntaba: "Madre, ¿es verdad que Tú existes, o es todo ficción sin ninguna realidad?
Si Tú existes, entonces ¿por qué no puedo verte? O es que la religión es sólo una fantasía, un castillo en el aire?". Este escepticismo era momentáneo: como un relámpago cruzaban por su mente la vida y las luchas de los que habían sido bendecidos con la visión de Dios y así reconfortado, redoblaba sus esfuerzos. Pero llegó un día en que el sufrimiento se volvió tan insoportable que determinó poner fin a su vida, ya que para Él, sin la visión de Dios, era inútil vivir. Así fue como sucedió que tomó una espada colgada en el templo de la Madre, dispuesto a quitarse la vida. Fue en ese momento que la Divina Madre iluminando todo con Su refulgencia, Se reveló ante Él. Ramakrishna cayó inconsciente y no supo nada más. En Su interior fluía una constante dicha inefable. Después de esta visión, Sri Ramakrishna quedó embriagado de Dios.
A pesar de haber sido bendecido con la visión de la Divina Madre no se sentia feliz, pues la visión no era constante.
Su sed insaciable reclamaba una visión total y absorbente que ocupara todo Su corazón. Redobló con renovadas energias Sus luchas y ruegos a la Divina Madre. A medida que Sus realizaciones se hacían más profundas, Su visión de la Madre comenzó a ser constante, la imagen en el templo desapareció y en su lugar apareció la Madre Misma, sonriente y bendiciéndoLo. Hasta sentia Su aliento cuando le acercaba Su mano y La oía subir al piso superior del templo, mientras escuchaba el sonido tintineante de Sus pulseras. Gradualmente la separación entre Él y Su Divina Madre fue desvaneciéndose y se convirtió en Su bienamado hijo. La mente y el sistema nervioso de Ramakrishna palpitaron a tono con la más elevada Realidad sin la menor respuesta al estimulo mundano. 

Encuentro con Narendranath

Sri Ramakrishna dijo acerca de esta primera visita del futuro Swami Vivekananda: "Narendra entró a este cuarto por la puerta occidental. Se lo veía un tanto desaliñado, completamente indiferente al mundo exterior. Sus ojos revelaban una mente introspectiva como si parte de ella estuviera siempre concentrada en algo interior. Me sorprendió encontrar un alma tan espiritual en la atmósfera materialista de Calcuta. Los amigos que lo acompañaban eran jóvenes comunes. A mi pedido, Naren canto algunas canciones bengalies. Una de ellas comenzaba asi:
“Oh mente mía! vuelve a tu propia morada. ¿Por qué vagas como un extraño en esta tierra extranjera?'... Puso tanto sentimiento en ese canto, que no pude controlarme y entré en un estado extático. Luego se retiró. Desde ese momento comencé a sentir una terrible agonía por volver a verlo. Por momentos el dolor era tan insoportable que parecia que alguien estaba retorciendo mi corazón como se hace con una toalla mojada. Iba a un lugar solitario y con toda mi voz clamaba ¡Oh mi querido, ven a mi! ¡No puedo vivir sin verte! Después de cierto tiempo me senti mejor. Este estado de cosas continuó durante seis meses. Llegaron otros jóvenes hacia quienes sentí afinidad pero no con la intensidad que sentía hacia Narendra."
Narendra por su parte quedó también profundamente conmovido en esa primera visita al Maestro. Más tarde, aunque con cierta reserva dijo a alguno de sus amigos: "Canté y al terminar Él se levantó y me llevó hacia la veranda norte, cerrando la puerta detrás suyo. Pensé que me daría alguna instrucción en privado pero para mi desconcierto comenzó a llorar tomando mi mano.
Con gran ternura me dijo:' Cuánto has tardado en venir! ¿Por qué me has mantenido en esta angustia durante tanto tiempo? Mis oídos están casi calcinados de escuchar charlas profanas de la gente mundana. ¡Cuánto ansiaba aliviar mi mente hablando con alguien que apreciara mis intimas experiencias!. De pronto se puso de pie delante mío y juntando sus manos dijo: "Señor, yo sé que tú eres aquel antiguo Rishi Nara, la Encarnación de Naráiana, nacido en la tierra para quitar el sufrimiento de la humanidad... 'Me sentí muy perturbado por su conducta. '¿Quién es este hombre a quien he venido a ver?', pensaba. 'Debe estar loco. Me quedé quieto y lo dejé que prosiguiera hablando, súbitamente volvió al cuarto y regresó con dulces, azúcar cande y manteca, que insistió en que comiera, mientras yo le decía: "Por favor démelos y los compartiré con mis amigos, pero Él me respondío: 'Ellos comerán después. Luego me hizo prometerle que volvería a verlo muy pronto. Ante su insistencia dije que 'si' y regresé con Él al cuarto. A todos los devotos que lo rodeaban, Sri Ramakrishna les decia: 'Observen cómo resplandece en Naren la luz de Saraswati, la Diosa de la Sabiduría'."
A todos les resultaba extraño que el Maestro se expresara así y más aún que viera tan profunda espiritualidad en ese jóven. En una ocasión Sri Ramakrishna preguntó a Narendra: " Ves una luz antes de quedarte dormido?","Si señor", contestó Naren. El Maestro exclamo: "¡Ah, sí, es verdad! Narendra es un Dhyana Siddha, uno nacido perfecto en la meditación." Continuando con sus recuerdos, Naren solia decir refiriéndose a aquel dia: "Me senté y comencé a observar. No encontré nada anormal en sus expresiones, movimientos o conducta social con los demás. Por sus palabras de espiritualidad y estados
de éxtasis parecía ser un hombre de verdadera renunciación. Además sus dichos y su modo de vida concordaban. Su lenguaje era sencillo, lo que me hizo pensar que este hombre podría ser un gran maestro. Luego me acerqué a Él y le hice mi eterna pregunta: 'Señor ¿ha visto Ud. a Dios?", respondió "Si, Lo veo como te veo a ti solo que de una manera más intensa. Dios puede ser realizado, uno puede verLo y hablar con Él como lo estoy haciendo contigo. Pero... A quién le interesa esto? La gente llora por esposa e hijos, riqueza o posesiones pero quién llora por Dios? Si uno llora sinceramente por Él con toda
seguridad que Él se manifestará. Eso me impresionó.
Por primera vez encontraba un hombre que decía que habia visto a Dios, que la religión era una realidad que podia ser sentida de una manera mucho más intensa de lo que sentimos el mundo. Yo no pude menos que creer en sus palabras, fruto de sus profundas realizaciones. Aun asi no podia conciliar lo oido, con su extraña conducta hacia mi. Llegue a la conclusión de que se trataba de un monomaníaco. Pero no podia dejar de reconocer la magnitud de su renunciación y pensaba: "Puede ser que sea un loco pero sólo unos pocos afortunados pueden tener semejante renunciación. Aun si es loco, es el más santo de los santos y por eso solo merece el reverente homenaje de la humanidad'. Con estos pensamientos contradictorios me prosterné ante Él y Le pedí permiso para retirarme.
Transcurrido un mes, Naren un día decidió ir solo y a pie, al jardin de Dakshineswar.
Algún tiempo más tarde relató este encuentro trascendental a algunos de sus hermanos-discipulos: "El trayecto me pareció larguísimo, no tenía idea de la distancia que había entre Calcuta y Dakshineswar dado que en mi primera visita había ido en coche. De alguna manera llegué y fui directamente al cuarto del Maestro. Estaba solo sentado en su pequeño diván. Se mostró muy contento de verme, con todo cariño me pidió que me sentara a su lado. De inmediato quedó embargado de emoción. Murmurando algo para sí mismo y con su mirada fija en mi, lentamente se me fue acercando y súbitamente colocó su pie derecho sobre mi cuerpo. Ese toque produjo en mi interior una sensación desconocida. Con los ojos abiertos vi que las paredes y todo lo que había en la habitación giraba rápidamente para luego desvanecerse en la nada, todo el universo conjuntamente con mi individualidad estaba por sumergirse en un vacio que todo lo abarcaba. Sentí un miedo espantoso pensando que estaba frente a la muerte, perdiendo toda mi singularidad.
Incapaz de controlarme grité: 'Qué está haciendo conmigo! ¡Tengo a mis padres en casa!' Riendo a carcajadadas pasó suavemente su mano por mi pecho y dijo: 'Muy bien, dejémoslo por ahora, todo llega a su debido tiempo”. Lo más maravilloso de todo esto fue que tan pronto como dijo esas palabras, esa extraña experiencia mía se desvaneció. Me senti siendo yo mismo nuevamente y todas las cosas dentro del cuarto volvieron a su lugar.
Todo esto sucedió en menos de lo que se tarda en contarlo. Asombrado, pensaba cómo pudo ser posible esa experiencia que llegó y desapareció ante el deseo de este hombre maravilloso. Rechacé la idea de que se tratará de hipnosis pues éstos actúan únicamete sobre mentes débiles y yo me jactaba de ser todo lo contrario. Como no quería someterme a su personalidad más fuerte que la mia, prefierí seguir pensando que era un monomaníaco. Entonces... ¿a qué poder misterioso se debía esa súbita transformación en mi? Pensé que se trataba de un enigma y que seria mejor no intentar comprender. Sin embargo resolvi estar en guardia y no darle otra oportunidad para ejercer su influencia sobre mi. Al momento siguiente pensaba: ¿cómo puede ser un lunático un hombre que hace añicos una mente tan fuerte y firme como la mia? Por lo tanto me encontraba en un dilema acerca de la verdadera naturaleza de mi experiencia y de la real naturaleza de este hombre extraordinario, puro y simple como un niño. Mi mente razonadora recibió un rudo golpe al no lograr juzgar el verdadero estado de cosas. Y tomé la resolución de desentrañar este
misterio. Pensamientos de esta indole ocupaban mi mente todo el día. Pero luego de aquel incidente incomprensible, él se manifiestó como un hombre normal, como en la primera ocasión, tratándome con gran cariño y cordiali
dad. Su actitud hacia mi era la de un hombre que encuentra un viejo amigo o pariente después de una larga separación, me atiendía y me cuidaba en todo sentido. Este trato pleno de amor me atraía más a el.
Poco tiempo después, Narendra visitó al Maestro en Dakshineswar por tercera vez, con la firme resolución de no dejarse influir por Él.
Sri Ramakrishna lo llevó a pasear hasta el jardín adyacente de Yadu Malik. Entraron a la sala y se sentaron. Al momento Sri Ramakrishna en un estado espiritual tocó a Narendra.
Pese a todas sus precauciones, Naren quedó totalmente anonadado y de inmediato perdió todo registro del exterior. Cuando recobró la conciencia vió que el Maestro estaba pasando la mano por su pecho. Naren no tenía la menor idea de lo que había sucedido en ese lapso, en cambio el Maestro supo muchas cosas con respecto a Narendra. Refiriéndose a este incidente, más adelante dijo el Maestro: "Mientras estaba en ese estado, le hice varias preguntas acerca de sus antecedentes, donde vivia, de su misión en este mundo y de la acción de su vida mortal. Él se sumergió en sí mismo y respondió claramente todas mis preguntas, lo que confirmó lo que yo había visto e inferido acerca de él. Mediante este gran secreto llegué a saber que él era un Rishi que había alcanzado la perfección, un maestro en la meditación y que el dia que él conociera su verdadera naturaleza, dejaria el cuerpo mediante un acto de voluntad, por el sendero de Yoga."
El Maestro había tenido antes de la llegada de Narendra a Dakshineswar, varias revelaciones. Él mismo hizo esta descripción: "Un día vi que mi mente se había elevado a un plano muy alto en samadhi, a lo largo de un sendero luminoso. Pronto trascendió el universo estelar y entró en la región más sutil de las ideas. A medida que ascendia más y más, vi formas ideales de dioses y diosas. La mente entonces alcanzó el límite de aquella región donde una barrera luminosa separaba la esfera de la existencia relativa, del reino trascendental donde no es visible ningun ser corpóreo.
Ni los dioses osan asomarse a ese reino sublime y quedan satisfechos con mantener sus posiciones inferiores. Allí, vi a siete venerables sabios sentados en samadhi. Pensé que esos sabios deberian haber sobrepaso, no solamente a los hombres sino tambiển a los dioses, en conocimiento y santidad, renunciación y amor. De pronto vi que una porción de aquella región luminosa indiferenciada, se condensaba en la forma de un divino niño, quien puso cariñosamente sus bracitos alrededor de uno de los rishis y con dulce voz trató de hacer bajar su mente del estado de samadhi. El mágico toque despertó al Rishi de su estado supra conciente y con sus ojos entrecerrados fijó su mirada sobre ese maravilloso niño. Su rostro resplandeciente demostraba que el niño debía ser el tesoro de su corazón. Pleno de dicha, el extraño niño le dijo: 'Voy a bajar a la tierra.Tu tienes que venir conmigo.' El Rishi permaneció en silencio, pero su tierna mirada expresó su consentimiento y contemplando al niño, paulatinamente fue entrando nuevamente en samadhi. Luego observó que una fracción de su cuerpo y mente estaba descendiendo a la tierra en la forma de una luz refulgente. Tan pronto como vi a Narendra, reconoci en él a aquel Rishi."
En otra ocasión Sri Ramakrishna tuvo la visión de un rayo de luz que cruzaba el cielo de Benarés hacia Calcuta.
Con gran dicha exclamó: “Mi ruego ha sido concedido y "mi hombre' llegará a ." Es evidente que la incapacidad de Naren para comprender lo que sucedió en esta última visita se debió a la voluntad del Maestro, al considerar que era mejor que su discípulo no conociera demasiado pronto el estado más elevado. El joven aún no estaba preparado para ello y podía sentirse aterrorizado.
Después de aquel toque del Maestro, Naren se convirtió en una posesión suya, posesión que implicaba la más elevada y absoluta libertad para el alma de Narendra.
Desde ese momento abandonó la idea de que un Gurú no era necesario, siendo que un hombre común, débil y de escasa visión, no podía ser el guía infalible, ni reclamar la obediencia implicita de un discípulo. Ahora se daba
cuenta que la existencia de un hombre que guiara como un Gurú verdadero, era un hecho real en Sri Ramakrishna, y que su ayuda e influencia eran de un valor inestimable. Además por el contacto con el Maestro su fe en el ascetismo y la renunciación se afianzó. Después de un análisis exhaustivo de las realizaciones del Maestro y de su sistema de vida, Naren se dedicó con cuerpo y alma a la tarea de realizar a Dios aceptando voluntariamente su consejo y ayuda, que satisfacían además su razonamiento.
Naren era un escéptico. No creia en los dioses Hindues y se burlaba de muchos de los mandatos de las escrituras religiosas. No era fácil silenciar las exigencias de su mente razonadora. Al comienzo todo fue oscuridad, una espantosa oscuridad intensificada por una tremenda angustia. 
Sri Ramakrishna comprendió y amó a Narendra a causa de todas estas luchas. Él mismo había tenido que pasar por terribles cataclismos que, si bien habían sido del alma en lugar de la mente, no por eso eran distintas en su causa e intensidad. Vio que el intelecto de Narendra, por la profundidad de su anhelo
por la Verdad, siempre dudaría. Pero vio también que al final triunfaría, trascendería todas las limitaciones y se convertiría en un gigante espiritual. Y con infinito amor y paciencia continuó guiándolo e instruyéndolo.
De aquí en adelante, la vida de Narendranath tomó el camino de la perfección en la Santidad. A medida que transcurría el tiempo, su mente fue volviéndose más y más luminosa. Lo que cautivaria toda su atención estaba en su corazón, en su propio ser. Se acercaba el momento en que su alma resplandecería con la gloria de la luna llena, en que alcanzaria las más elevadas posibilidades de la conciencia mística, donde el alma y la Suprema Realidad son reveladas como una Unidad perfecta e indistinta.

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