No dudemos en sacrificar todo lo que tenemos a Dios, cualquiera sea su naturaleza, ya sea bueno o no.
Concentrémonos firmemente en nuestro Ishta.
Ya vendrá el momento en que podremos dominar la corriente de nuestros pensamientos.
Si encontramos dificultades en la práctica, sólo será una indicación de que aún sobreviven sentimientos de la clase más baja. Son esos sentimientos los que debemos
purificar. Sublimemos esta energía que está funcionando en nuestra contra en centros inferiores. Sólo de esta manera podremos liberarnos de nuestra esclavitud.
Dejemos de identificarnos con nuestros pensamientos. Sacrifiquémoslos y dejémoslos en manos del Señor.
Los pensamientos más bajos y los recuerdos desagradables, que forman parte de nuestra herencia biológica, desaparecerán por completo.
Mientras nos sintamos atados a lo finito, la salvación no es posible. Sólo en lo infinito, Brahman, descubriremos lo Real.
“Donde uno no ve nada más, no escucha nada más, ni comprende nada más, eso es lo
infinito. Sin embargo, donde uno ve algo más, escucha algo más y comprende algo
más, eso es lo finito. Aquello que es infinito, es inmortal. Aquello que es finito, es
mortal”.
(Chandogya Upanishad, VIII, 24,1).
No cometamos el error de identificar al testigo inmutable con pensamientos efímeros, que sin afectar en lo mínimo a la conciencia testigo, se proyectan continuamente en
ella. Debemos identificarnos a nosotros mismos con la pantalla que es permanente., y no con las imágenes en movimiento que se proyectan.
Gradualmente la conciencia testigo, se separa a sí misma y el aspirante podrá elevarse a sí mismo a un plano de conciencia supra normal.
Gracias al esfuerzo podremos liberarnos de las personalidades secundarias.
La conciencia del ego no es más que un centro particularizado que nos aísla en medio de la manifestación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa su opinión: