martes, 11 de septiembre de 2018

SEGUIR APRENDIENDO: Counselor Veronica Pomerane




La conciencia del “Yo” está cubierta por cinco envolturas, llamadas en sánscrito Kosas. Son las envolturas física, vital, mental, intelectual y finalmente de dicha. Nos llevan paso a paso de lo burdo a lo sutil.
Nuestra personalidad real yace en el centro estático e inmóvil que tendemos a ignorar y nos identificamos, por error con una de esas cinco envolturas.
Para realizar a Dios como idéntico con el Ser, el Atman, es esencial que la desintegración de nuestra individualidad se lleve hasta el límite. Esto demanda un severo sacrificio. Se vuelve esencial que sacrifiquemos el aspecto predominante de nuestro carácter.
Mientras que nos confinemos al reino de la experiencia empírica, estamos limitados por todos lados.
Extendamos el horizonte de nuestra experiencia.
Hagamos que ella sea lo más inclusiva posible. Todo lo que es individualista luego desaparecerá, y el ser individual emprenderá su viaje de regreso al Ser Universal.
En el Chandogya Upanishad tenemos un diálogo entre Aruni y su hijo:

“Del mismo modo, querido hijo, que las abejas preparan la miel recogiendo el néctar de diversos árboles para hacer con ellos una esencia, el néctar no puede discriminar y decir: yo soy de este árbol o yo soy de aquel otro; de este mismo modo, las criaturas no saben que están inmersas en el Ser Supremo”.
En el momento que se aparta de todas las limitaciones humanas, la Madre Divina, cuya presencia forma el universo, se revelará entonces a Sí misma con todo Su esplendor y Su gloria.
Si persistimos en la meditación lograremos disciplinar nuestra sensibilidad y sublimar nuestras emociones, al menos en parte.
Así como también la habilidad de escoger y juzgar nuestras acciones.
El camino que debemos seguir es empinado, resbaladizo y difícil de atravesar.
Sri Krishna dijo en el Bhagavad Gita:” Sabe con certeza, Oh Kounteya, que mis devotos nunca se perderán”.

Cualquiera sea el modo y la forma en la que Él sea adorado, siempre debemos esforzarnos por acercarnos al Señor. Si este esfuerzo es sincero despertará Su compasión, ya que en última instancia, nuestra liberación depende de Su gracia.

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