miércoles, 30 de mayo de 2018

SEGUIR APRENDIENDO: Counselor Veronica Pomerane





Escojamos una orientación para nuestra vida espiritual, que sea bien definida y no nos desviemos de ella.
Puede que en algunos momentos la duda nos ataque y nos haga perder las esperanzas.
Sin embargo, el aspirante que logró acostumbrarse a vivir en el espíritu gracias a la repetida práctica en la presencia de aquel que alcanzó la realización, encontrará dentro de sí la fuerza para superar los obstáculos en su camino y para triunfar sobre la duda y la desesperanza.
Sri Ramakrishna fue dotado con tal fuerza de pensamiento, de manera que se transformaba en la divinidad que él mismo elegía como objeto de su adoración.
No dejemos en ningún momento de mantener en el fondo de nuestra conciencia el recuerdo de nuestro ideal. Seamos fieles en nuestra adherencia a él. Si nos propusiéramos un nuevo ideal cada día nunca lograríamos tener una visión clara.
Aprendamos a establecer la mayor correspondencia entre la vida de todos los días y nuestra meditación de acuerdo con nuestro ideal.
Gracias a la meditación creamos dentro de nosotros, aunque lentamente, una nueva vida.
La concentración es el primer paso para meditar.
Lo que da un valor especial a nuestro esfuerzo por concentrárnos es el propósito que escogemos.
El ideal se convierte en el modelo a imitar a cada momento de nuestra vida. Si nos mantenemos permeados por tal pensamiento, podremos despertar las fuerzas que estan latentes dentro de nosotros. Nos ayudarán en nuestra purificación interna y nos acompañarán en nuestra transformación, en una ofrenda cada vez más interna.
En India existe la firme creencia de que el mantra es lo Divino en persona.
Cada aspecto Divino tiene una forma y un nombre que le pertenece. El nombre y la forma no pueden separarse uno del otro. El nombre está compuesto por símbolos diferentes que se presentan en un orden predeterminado. Es gracias a esta especial conjunción de sílabas místicas que uno puede dotar de vida a las letras mismas que constituyen la palabra.

Cuando esta transustanciación tiene lugar, el aspecto divino alcanza el estado de jagrat. Abandona su sueño y se despierta en nosotros.

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