SEGUIR APRENDIENDO: Prof. JULIA SANTOS – 08/10/2017
'Si crees conocer bien a Brahman, entonces sabes muy poco de Él (…) El que sabe que Él es distinto de lo conocido y de lo desconocido, ése Le conoce.
Le conoce quien no Le conoce, y no le conoce quien Le conoce.
Para el hombre de verdadero conocimiento, Él es lo desconocido, mientras que para el ignorante es lo conocido.
(Kena Upanishad)
Reflexión: Dios es infinito; todo concepto que intente definirlo no puede, por lo tanto, darnos más que una idea infinitesimal acerca de Él. Es como si mirando sólo una gota de agua pudiéramos, sin conocerlo, representarnos el océano, sus corrientes, sus profundidades... No es posible que a través de lo finito (nuestros conocimientos, nuestra mente individual) pueda captarse el insondable Infinito.
Pero esto no debe desanimarnos; que la paradoja de que “no conociéndoLe Le conoceremos” no nos lleve a la inactividad. Porque para avanzar en el camino se precisa una actitud activa; y la acción debe dirigirse principalmente hacia el interior. Es en el interior de cada uno de nosotros que ese Infinito mora, pero no somos de capaces de verlo porque nuestro yo opera como un velo, como una envoltura... Y la mejor forma de darse cuenta de esa opacidad que es el yo es analizar muy atentamente las distorsiones que produce.
¿Cuándo vemos mejor la acción del yo? En la adversidad. Allí es donde vemos mejor toda su gama -toda _nuestra gama_- de limitaciones; es allí en donde podremos conocernos mejor.
El medio para conocer a Dios es una renuncia al yo, y a sus categorías habituales; pero no puede renunciarse a lo que no se conoce...
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