martes, 18 de abril de 2017

SEGUIR APRENDIENDO: Profesora Andrea Susana Estevez







No resistas al que es malo (Mateo:38-47).
Oísteis que fue dicho: “Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo. No resistáis al que es malo: antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;  y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses”.
La ley del Talión del ojo por ojo diente por diente ha sido signataria de una limitación legal a la venganza privada. En tiempos pretéritos las familias se destruían buscando la reparación de los daños que se causaban en una escalada geométrica que no ponderaba más que la demostración de la ley del fuerte sobre el débil.
El Cristo propone una apuesta mayor develando que el verdaderamente fuerte es aquel que ha trascendido su propia limitación, y que sabiendo sus propias fortalezas decide sostener su mirada en el Altísimo y devolver el bien al mal.
Es la fuerza de la resignación, entendida como un cambio de signo. Si hasta ahora se había reafirmado en el Ser la venganza tasada en el mal recibido, se nos propone revertir el karma de la conducta ofensiva recibida transmutándola no solo recepticiamente, sino ofreciendo más de los que nos piden, agregando el “plus” lleno de pureza (ofrecer la otra mejilla, dejarle la capa,  cargar una milla más).
No es una tarea fácil, ya que no se trata de colocarnos en situación de recibir y no responder por vagancia o cobardía, la redención resignificatoria solo es posible si hemos trascendido en mal desde el Un Corazón Puro.
Es sólo allí cuando nos ofrecemos plenamente viendo en el Prójimo a Dios mismo, cuando nos entregamos a la Voluntad de Dios.
- Profesora Andrea Susana Estevez 

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