Noemi Lavagno
Compartido públicamente. - Ayer a la(s) 13:09Convertir el corazón en un altar
El yogui dice: toda la vida es yoga. El bhakta dice: toda la vida es lila. El karmayogui dice: toda la vida es yagña. Estas tres, yoga, lila y yagña, en otras palabras: unidad con Dios, juego de Dios y sacrificio; son sólo diferentes estructuras de referencia para comprender la relación entre Dios, el alma y el universo. No interesa qué estructura conceptual elegimos; lo que importa es vivir una vida real.
Vida real es vida divina. Y la vida divina es una vida en armonía, de una más elevada conciencia y completa dicha del ser. Dios es la fuente de conciencia y dicha y todas las almas individuales se mueven en una espiral de evolución hacia este divino Centro. Cuanto más cerrado sea nuestro movimiento hacia el centro, más divina se volverá nuestra vida. Aquellos que pasan la vida satisfaciendo sus deseos sensorios permanecen en un nivel más bajo y experimentan muy poca transformación. En cambio, a niveles más elevados de conciencia el progreso evolutivo individual puede ser considerablemente acelerado. Y esto es lo que hace el yagña. (Sacrificio)
Todos los leños necesarios para la combustión de la evolución espiritual están allí, en la Vida universal; lo que nosotros precisamos es un altar donde el fuego brame. Porque, convertir toda nuestra vida en sacrificio significa convertir nuestro corazón en un altar.
Meditación y sacrificio
Por Swami Bhayanananda
(Editoriales publicadas en la revista Prabhuddha Barata en 1983)
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