lunes, 11 de marzo de 2013

MI MAESTRO, SRI RAMAKRISHNA

Sri Ramakrishna

En aquel hombre estaba el Maestro, pero no pensaba si tenía que ser respetado o no, no tenía la menor idea de que era un gran maestro; creía que era la Madre quien lo hacía todo, no él. Siempre decía: "Si algo bueno sale de mis labios, es la Madre la que habla; ¿qué tengo que ver yo con eso?" Esta fue la única idea con respecto a su obra y hasta el día de su muerte no la abandonó. Su principio era: primero, formar el carácter y conquistar la espiritualidad; luego los resultados vendrán por sí mismos. Su ilustración favorita era: "Cuando la flor de loto se abre, las abejas vienen por propia decisión a libar la miel; así, deja que el loto de tu carácter florezca completamente y el resultado sobrevendrá." Esta es una gran lección que debemos aprender.

Mi Maestro me enseñó esta lección ciento de veces, sin embargo con frecuencia la olvido. Pocos comprenden el poder del pensamiento, si alguien se mete en una cueva, se encierra en ella, piensa un pensamiento realmente grande y después muere, ese pensamiento atravesará los muros diamantinos de la cueva, vibrará en el espacio y finalmente penetrará en la raza humana entera. Tal es el poder del pensamiento. No os apresuréis a dar vuestros pensamientos a otros. Primero, tened algo que dar. Sólo enseña quien tiene algo que dar, porque enseñar no es hablar; enseñar no es impartir doctrinas, es comunicar. La espiritualidad se puede comunicar en forma tan real como yo os puedo dar una flor. Esto es verdad en su más literal sentido. Primero formad el carácter; tal es el deber más elevado que podéis cumplir. Conoced la verdad por vosotros mismos y muchos vendrán a quienes podréis enseñar después. Tal era la actitud de mi Maestro; él no censuraba a nadie, sino que veía lo bueno de todos.

En presencia de mi Maestro comprendí que el hombre puede ser perfecto, aun en su cuerpo actual. Sus labios nunca condenaron ni siquiera censuraron a nadie. Aquellos ojos habían trascendido la posibilidad de ver el mal. Aquella mente había perdido el poder de pensar mal. No veía más que el bien. Esa formidable pureza, ese formidable renunciamiento, es el único secreto de la espiritualidad. "Ni por la riqueza, ni por la progenie, sino sólo por el renunciamiento se alcanza la inmortalidad", dicen los Vedas. "Vende cuanto tengas, dáselo a los pobres y sígueme", dice Cristo.

Este es el mensaje de Sri Ramakrishna al mundo moderno: "No os preocupéis de doctrinas, de dogmas o sectas; de iglesias o templos; ellos cuentan poco en comparación con la esencia de la existencia que mora en cada hombre, la cual es espiritualidad y cuanto más se desarrolla más potente es el hombre para el bien. Ganadla primero, adquiridla; no critiquéis a nadie, porque todas las doctrinas y todos los credos contienen algo bueno. Demostrad con vuestras vidas que la religión no significa palabras, ni nombres, ni sectas, sino realización espiritual. Sólo son capaces de comprender quienes han sentido. Sólo quienes han alcanzado la espiritualidad pueden comunicarla a otros y pueden ser los grandes instructores del género humano. Ellos únicamente son las potencias de la luz".

Swami Vivekananda

(Fragmento de dos conferencias pronunciadas en Nueva York e Inglaterra en 1896).

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