Swami Prabhavananda:
Charla 22/08/25
El camino a Dios no es por el de la metafisica sutil o la teología complicada. Es por medio de una entrega cabal, dedicándonos a Dios de cualquier manera.
Al practicar las disciplinas, también se tiene que practicar la meditación con regularidad. 
- Primero, el aspirante se hace un inquisidor. Al crecer su interés en la búsqueda de Dios y su deseo de liberación, se acerca a un gurú o maestro que es conocedor de Dios y puede mostrarle al discípulo el camino hacia Él. Entonces empieza a seguir las disciplinas inculcadas por el gurú.
Ahora ya es un aspirante espiritual.
Al intensificarse la lucha del aspirante por seguir las disciplinas, surgen varios obstáculos. 
Según Patanjali estos frecuentemente son:
 "enfermedad, pereza, duda, falta de entusiasmo, deseo sensual, percepción falsa, concentración vacilante y desesperación causada por el fracaso en ella”.
Estas distracciones ocurren porque el cuerpo y la mente se resisten de forma natural a toda disciplina no acostumbrada. Hay dos corrientes que fluyen en cada uno de nosotros. 
La que hay en la superficie y fluye hacia los goces mundanos. Se podría llamar “la voluntad de vivir”.
Y otra debajo que discurre en dirección opuesta, el deseo por el control interior, por la liberación, el anhelo por Dios.
Aunque las dos corrientes están en cada individuo, solo los aspirantes espirituales son conscientes de la interior.
Ellos aspiran al infinito, sabiendo muy bien que no hay felicidad real en lo transitorio o finito. Sin embargo, los viejos hábitos no son fácilmente desechados. Por lo tanto va a haber reincidencia; períodos de lucha, aridez y duda. Pero estas dificultades no deben desanimar a un aspirante. Los sentimientos conscientes o superficiales, no importa que exhaltados sean, no son la única indicación del progreso espiritual. Podemos estar progresando más cuando la mente se siente "oscura y aburrida".

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