domingo, 27 de abril de 2025

Artículos : CCV : Lic. Cristina Viturro : Con solo repetir

 


Con solo repetir :

El domingo nuestro visitante, el Reverendo Swami Sarvasthanandaji Maharaj, habló sobre los cuatro caminos hacia la espiritualidad, una síntesis muy clara de los cuatro yogas: el gnana yoga, el bhakti yoga, el karma yoga y el que llamó yoga de Patanjali. Como él mismo dijo, los tres primeros se basan en tres características de la mente, que también reconoce el pensamiento occidental: el intelecto, los sentimientos y la determinación que, bien dirigidos, nos impulsan, respectivamente, hacia el conocimiento supremo, la devoción y el servicio a los demás. 

Swami Sarvasthananda agregó el yoga de Patanjali que, nacido de la tradición hindú, se ocupa del control de la mente, a fin de mejorar sus poderes (lo que, según entiendo, puede asimilarse al Raja Yoga). Con este fin existen dos herramientas largamente predicadas por nuestros maestros: la meditación y el japa. Es decir, la práctica, propiamente dicha.

Me acordé entonces de un librito muy precioso, de Swami Pareshananda: La práctica universal de Japayoga, que se publicó hace unos años (yo estuve cuando lo presentaron en Estados Unidos). 

Voy a recordar básicamente el concepto: el Japa es “la repetición de lo sagrado, el método más común y universal de recordar entre los practicantes de la espiritualidad.” Esa es una primera definición, pero también se cita a Sri Ramakrishna que la define así: “Japa significa repetir el Nombre del Señor en silencio y sentado en un lugar tranquilo. Si uno sigue haciendo Japa con devoción y concentración, es seguro que obtendrá al final la visión divina y la realización de Dios.”

Patanjali dijo en sus conocidos aforismos: “La palabra que manifiesta al Señor (Ishvara) es Om. (El sendero) es la repetición sobre su significado” (Yoga Sutra I.II.16).

Literalmente, dice en el texto Swami Pareshananda, “… japa significa repetición. Es una sistemática repetición de un santo Nombre o sagrado Mantra (fórmula mística) Divino. El poder y la gloria del Nombre de Dios son infinitos. Espiritualmente hablando Dios y su santo Nombre son una y la misma cosa. Ambos están hechos de conciencia. Además, el Nombre es, verdaderamente, la morada del Señor”. 

Este es un espacio dedicado a la Santa Madre. Justamente, Swami Sarvasthananda, habló de ella, poniéndola como ejemplo y dijo que Ma Sarada repetía miles de veces en el día, el Mantra. Ella misma lo dice a sus discípulos: “Repite el Nombre de Dios, sea que la mente se concentre o no. Será bueno para ti el que puedas repetir, diariamente, el Santo Nombre un número fijo de veces”. Más aún, Swami Pareshananda cita su frase: “¡Japat siddhí!”, que significa “La perfección viene del sólo repetir”.


Claro que, si se hace con concentración, da mucho más resultado: “Si se repite el Nombre de Dios una vez -continúa diciendo Ma Sarada - cuando la mente está concentrada, equivale a un millón de repeticiones cuando la mente está alejada de Dios. Puedes repetir el Nombre durante el día entero; pero si la mente está en cualquier otra parte, eso no produce mucho resultado. La repetición debe ser acompañada con la concentración. Sólo así se logra la gracia de Dios.”

Si la repetición del Mantra es el camino de la espiritualidad, la repetición es una herramienta de todos los maestros para que no perdamos de vista un camino (cualquier camino) no siempre fácil ni evidente. Así, entonces, dice Maharaj en la tonadita que cantamos: “Incesantemente canta/ con amor tu Mantra,/ hallarás la fuente /de paz, luz y ananda. /Dios y su Mantra

son una y la misma cosa, /la Madre Divina, Gurú misma, /Diosa Todopoderosa. /Ve cumpliendo tus tareas / en este mundo ilusorio /recordar a Dios siempre/ es el deber verdadero. Incesantemente canta,/ Incesantemente canta…”

Las repeticiones, ya sea del Mantra, de las tonaditas de Maharaj, de los textos y reflexiones que leemos y compartimos en estas reuniones, nos ayudan con la práctica espiritual. Así que, para finalizar, además de recomendarles que tengan siempre a mano el libro de Swami sobre el Japayoga, me gustaría compartir con ustedes una frase de un monje budista que compara la práctica espiritual a un arroyito ínfimo pero que corre incesantemente y me hizo pensar por qué son necesarios estos maestros que aconsejan repetir. Dice así: 

Master Sheng Yen

“Sean delicados en su práctica. Piensen en el método como una fina corriente plateada, no una catarata rugiente. Sigan la corriente, tengan fe en su recorrido. 
Hará su propio camino, serpenteando aquí, goteando allá. Encontrará los surcos, las grietas, los resquicios. Solo síganla. Nunca la pierdan de vista. Los llevará a destino.” 

Sheng Yen (1931-2009)




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