sábado, 26 de octubre de 2024

Artículos : CCV : Counselor Veronica Pomerane : Charla 25/10/24





Charla 25/10/24 

 La Repetición del Nombre de Dios La verdad es que estamos convencidos de que siempre pensamos con lógica y coherencia. Pero en realidad la mayoría de nosotros no hacemos esto. Los pensamientos coherentes sobre cualquier problema, ocupan una pequeña parte de nuestras horas de vigilia. Por lo general estamos en un estado de ensueño , una niebla mental de impresiones sensorias desconectadas entre sí, recuerdos deshilvanados, migajas de frases de libros y periódicos, relámpagos de temores y resentimientos, sensaciones físicas de incomodidad, excitación o tedio. Si tomáramos veinte mentes e inspeccionáramos sus maquinaciones, a lo máximo hallaríamos a una o dos razonables. Como nosotros no hacemos nada para controlar este ensueño, está en gran medida, condicionado por las circunstancias externas. (Hoy está nublado, por lo tanto, nuestro estado de ánimo es triste. Sale el sol, nuestro estado resplandece. Algunos insectos comienzan a zumbar a nuestro alrededor y nos volvemos irritables y nerviosos. Así de simple). Si en medio de ese estado de ensueño introducimos el nombre de Dios, descubriremos que podemos controlar nuestros estados a pesar de la interferencia del mundo exterior. De todos modos, siempre estamos repitiendo palabras en nuestras mentes, el nombre de un amigo o de un enemigo, el nombre de una ansiedad, el nombre de un objeto deseado y cada una de estas palabras está rodeada de su propia atmósfera mental. Tratemos de repetir guerra o dinero unas diez mil veces, hallaremos que todo nuestro estado mental ha cambiado y se ha coloreado por las asociaciones relacionadas con esa palabra. De igual manera, el nombre de Dios, cambia el clima de nuestra mente. Este ejercicio, aparentemente mecánico, imperceptiblemente se convierte en un genuino llamado del corazón, que penetra en la vida interior y se vuelve un deleite natural del alma aportando luz y alimento y conduciéndolo a la unión con Dios. 

En las Escrituras hindúes a menudo encontramos esta frase: ” Tomar refugio en Su nombre”. En el Libro de los Proverbios “Torre fuerte es el nombre del Señor, a Él correrá el justo y será protegido”. Cuando la mente se sienta literalmente sacudida por el dolor, el temor o por necesidades físicas, en ese punto es imposible usarla para meditar y ni siquiera para pensamientos razonables. Pero hay algo que sí podemos hacer: repetir Su nombre una y otra vez. Una vez que hayamos probado y comprobado el poder de la sagrada Palabra, confiaremos en ella cada vez más. Mediante la constante práctica, la repetición se vuelve automática, ya no tiene que ser impuesta conscientemente. Descubriremos que la repetición comienza por sí misma y continúa el tiempo que sea necesario. Si perseveramos, nuestra repetición nos conducirá inevitablemente a la meditación. Gradualmente nuestro ensueño confuso, dará lugar al pensamiento concentrado. Ya no podemos continuar repitiendo ninguna palabra, sin comenzar a pensar sobre la realidad que ella representa. Sin embargo, la concentración se mantendrá unos pocos momentos; la mente se deslizará nuevamente a su campo de ensueño. Pero será un ensueño de una clase más elevada, un ensueño dominado por Sattwa más que por Rayas o Tamas. Y el Nombre, perpetuamente pronunciado dentro del campo de ensueño, será como un suave tirón a nuestra manga, demandando y finalmente capturando, nuevamente nuestra atención. El mantra contiene la semilla dentro de la cuál la sabiduría espiritual pasa de una generación a otra. Ese mantra el díscípulo lo debe repetir y meditar en él el resto de su vida.



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