domingo, 25 de febrero de 2024

Artículos : CCV : Lic. Cristina V. : Reunión Sri Sarada Devi/ 20/2/24

 


Reunión Sri Sarada Devi/ 20/2/24





Hace unos días, Maharaj dijo que yo era adicta a mi perro. Es probable que así sea. Yo sé que él está señalando el gran apego que siento por este animalito y que debería poner en seres más elevados, pero, en fin, vamos de a poco. El amor incondicional y la alegría que me da mi perra son una bendición a la que me cuesta renunciar. Y además, son una enseñanza. Buscando material para esta reunión, encontré este relato sobre Swami Shivananda, Mahapurush, que aparece en Ramakrishna Dios Hombre, el libro tan encantador de Swami Vijoyananda Maharaj y que refleja maravillosamente una relación de amor entre un Gurú y su discípulo. Donde también aparecen perros. Dice así:

[Mahapurush]Casi siempre tenía como compañía un perro. Aún cuando él vivió sus últimos 16 o 17 años en el centro principal de la Orden Ramakrishna, como vicepresidente y presidente, donde yo tuve la enorme buenaventura de sentarme a sus pies y recibir su gracia, él tenía dos perros, a quienes llamaba Captan y Laptan, Capitán y Teniente. 

Muchas son mis experiencias de su ininterrumpida vigilancia cariñosa hacia mí, y varias veces he sentido su bendita presencia en momentos de gran incertidumbre y pesar, como él me lo había prometido antes de venirme yo a Sudamérica en 1932. 

Una madrugada en el año 1922, Mahapurusha nos llamó aparte a mí y a mi gran amigo, otro Swami también, y con inmensa alegría y emoción nos dijo: “¿Saben, hijo míos, que Thakur por su infinita misericordia me ha hecho Ishwarakoti? ¡Jay Guru, Jai Guru! Soy inmortal, soy libre, siempre estoy y estaré con Él. Soy su eterno servidor, el me dio gñana yoga y bhakti. Pero para mí todo es Él. Él es mi vida, Él es mi mente, Él es el alma de mi alma. Él es mi Todo. Él es el Supremo Brahman y Él es la Divina Madre Kali. Él es el Yugavatara (La Encarnación Divina de esta época). ¡Qué bondad, qué misericordia, qué maravillosa manifestación de puros sattwa!. Cualquiera que tome refugio en Él se liberará. Es la pura Verdad esto que les estoy diciendo. Dilúyanse en Sus pies, tendrán todo lo que deseen, todo, todo sin excepción.” Así, diciendo, se quedó en silencio y sus lágrimas corrieron abundantemente, mojando su ropa. Sus cabellos se erizaron y de su bondadoso rostro emanó una efulgencia que nos penetró y tuvimos la dichosa, experiencia de la inefable paz. 

Todavía, cuando vuelvo a recordar ese cuadro, resuenan sus palabras en mi interior y me siento dichosamente transportado a su presencia; momentáneamente, olvido mis deberes, etcétera, y durante algún tiempo me siento “su fiel perro”, como solía llamarme, y miro su rostro y sus ojos, esos ojos que siempre me protegen, que me hicieron sentir el amor verdadero, puro, humano y divino a la vez.”

Algo que también yo podría decir de mi propio y bendito Gurú.

- Lic. Cristina V.




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