Amor divino y desarrollo espiritual
Conferencia de Swami Pareshananda
en Programas de la Fraternidad RA-SA-VI; Grupo Sri Ramakrishna (Mar del Plata): Zoom 30.11.23 (transcripción y edición: Leonor Bakún)
Estamos viendo la situación de un verdadero devoto en su vida cotidiana. Recién escuchamos: “Para mí ahora tu recuerdo será mi único refugio”.
Nárada dijo que se debe reflexionar sobre las Escrituras devocionales y después dio una indicación muy importante y es que ni siquiera medio instante debe ser desperdiciado esperando por un momento libre de felicidad, pesar, deseo, ganancia, etc. Todas estas cosas van y vienen. Si realmente se quiere amar a Dios, se deben superar, trascender, estas situaciones, estas dualidades.
Cuando uno logra trascender estas dualidades adquiere un tipo de ecuanimidad mental. El devoto primero debe liberarse, alejarse, de las preocupaciones y ansiedades mundanas, debe tratar de sentir y manifestar devoción, amor por la divinidad. Un devoto está tan entregado a la Divinidad que, naturalmente, no tiene mucha oportunidad de sentir preocupaciones mundanas. Tan simple y a la vez tan difícil. Escuchamos de la Santa Madre y también de Swami Vivekananda que un hogareño puede silbar (se refiere a la parábola de la serpiente, que el Maestro autoriza a silbar para que no la ataquen), pero un verdadero devoto ni siquiera va a silbar, si llega a ese estado no va a hacer nada. El devoto “debe cultivar conscientemente, con mucho amor, virtudes tales como no-violencia, veracidad, pureza, compasión, fe, etc., ahimsaasat satya soucha dayaa astikyaadi chaaritriyaani paripaalaneeyaani”. Este es un estado muy avanzado. El que está haciendo estas prácticas ya avanzó mucho. Los que tienen que lidiar con cosas de su vida cotidiana un poquito, un poquito, pueden silbar, pero no deben perder tiempo.
Entonces, ¿qué debe hacer un verdadero devoto o devota, esté en Calcuta o en Argentina, Buenos Aires, o dondequiera que esté? Si es un devoto o devota de la Divinidad, algo muy simple: “sarvadaa sarvabhaavena nischintaih Bhagavaaneva bhajaneeya, siempre en todos los aspectos de la Divinidad, libre de pensamientos preocupantes, solo el Bendito Señor debe ser adorado por el devoto, (adoración, bhajaneeya. De la misma raíz viene bhakti, la devoción, el aspirante a ser un verdadero devoto debe captar esta palabra).
El verdadero devoto ve la situación, pero no se preocupa. Sólo debe recordar a Dios, sólo debe preocuparse por esto. Otra cosa no tiene importancia alguna. A un verdadero devoto los altibajos de la vida cotidiana no le importan. Como ejemplo tenemos a la Santa Madre, Sri Sarada Devi.
Leonor Bakún
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