Amor divino y desarrollo espiritual
Conferencia de Swami Pareshananda
en Programas de la Fraternidad RA-SA-VI; Grupo Sri Ramakrishna (Mar del Plata): Zoom 16.11.23 (transcripción y edición: Leonor Bakún)
Entre devotos verdaderos no hay distinciones, todos son iguales. Tenemos, por ejemplo, a Mirabai, a Santa Teresa, a San Francisco o, en ese sentido, la manifestación de las Encarnaciones divinas, que tampoco hay diferencia entre ellos. Nárada dice: “entre ellos no hay distinción de castas, educación, apariencia, belleza, familia, riqueza, ocupación”. Todas estas cosas crean diferencias, limitan. Entre los verdaderos devotos no hay diferencias. Todos son devotos y el devoto ama realmente a Dios. Cuando alguien consigue amar realmente a Dios ya no ve más diferencia alguna.
En el aforismo 73 Nárada explica: “Porque todos son de Él (Dios), Yatastadeeyaah”. Todo pertenece a Dios. Todo es Dios mismo porque Dios es Sat-Chid-Ananda, la conciencia indivisa, y ellos, con su amor, se establecen en ese estado. Dios es el amor mismo. Esto es lo que dijo Nárada. Después las personas, algún intérprete, pueden explicar de otra manera.
En el aforismo 74 dice: “Un devoto, un verdadero aspirante de la devoción, no debe entrar en argumentaciones, en disputas vanas. Vaado naavalambyah” Porque lo que se está tratando en este lugar no es para alcanzar con razonamientos, eso es función del intelecto, de la cabeza, esto está mucho más allá de esto. Puede ser como un sentimiento, algo de corazón, es lo que hace benditos a “los puros de corazón porque ellos verán a Dios”. Se trata solamente de querer amar a Dios y eso son prácticas y cuando realmente conseguimos amar a la Divinidad, entonces ya no hay más problemas, ya directamente entendimos.
Este aforismo es muy corto, usa pocas palabras pero es muy fuerte. Por mucho tiempo uno puede conversar, reflexionar sobre este asunto. Como dice Tomás de Kempis en su muy bien conocido libro Imitación de Cristo: “Todo es vanidad de vanidades, todo es vanidad, exceptuando amar y servir a Dios.”
Nárada explica que no se debe entrar en disputas vanas, en argumentaciones porque la argumentación da lugar a diversidad de opiniones y cualquier opinión basada en la razón no es concluyente. Tantas personas, tantas opiniones y al mismo tiempo estamos pensando algo trascendental, en una realización trascendental. Si alguien llegó a este lugar, ya entendió. Hay mucho para pensar sobre este asunto y debemos pensar por qué Nárada dice esto.
Ahora tenemos inteligencia artificial y este grupo lanzó otro y este otro que aún es más poderoso y en unos meses va a comenzar. No hay fin, no se sabe dónde va a terminar. Inteligencia artificial, tan difícil de comprender. El verdadero amor a la divinidad es otra cosa, no es algo para discutir, no es algo intelectual.
Profesora Leonor Bakún
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