lunes, 19 de junio de 2023

Artículos : CCV : Lic. Cristina Viturro : El Evangelio de Sri Ramakrishna y la vida de M.

 



El Evangelio de Sri Ramakrishna y la vida de M.


“Era casi el crepúsculo cuando la mayoría de los devotos, incluyendo a Narendra, se despidieron del Maestro. Sri Ramakrishna fue afuera y miró el Ganges desde el pórtico oeste durante algunos minutos. Dos sacerdotes se estaban bañando, preparándose para el culto de la tarde. Jóvenes de la aldea iban caminando por el jardín o, parados en el malecón de cemento, miraban el río murmurante. Otros, quizás más pensativos, caminaban en derredor de la soledad del Panchavati.

Oscureció. La sirvienta encendió la lámpara en el cuarto de Sri Ramakrishna y quemó incienso. El culto de la tarde empezó en los doce templos de Shiva y en los altares de Krishna y Kali.

Como era el primer día después de la luna llena, la luz de la luna pronto inundó la copa de los árboles y los templos y plateó las innumerables olas del río sagrado”.


Como habrán adivinado esto es un pequeñísimo fragmento de El Evangelio de Sri Ramakrishna, del capítulo 13, Tomo 1, titulado “El Maestro y M.”

El Evangelio me resulta una obra preciosa. La leí completa en la pandemia y cuando la terminé, me quedé extrañando. Extrañaba los personajes, los diálogos de Thakur, las canciones pero también ese entorno donde parece que siempre murmura el Ganges de fondo, hay  perfumes, el viento se mueve entre las hojas, la luna brilla sobre los árboles y el río. Me gustó mucho el Evangelio y encontré referencias sobre su creación y su autor en un capítulo del libro Más sobre Ramakrishna, de Swami Prabhananda, (Kolkatta, Advaita Ashrama, 2018, primera edición en ebook) con las que armé esta reflexión. Swami Prabhananda, fuente inagotable, es como saben, a quien está dedicado el último número de Sigue Caminando.

En ese capítulo cuenta que el 2 de abril de 1905, M. anotó en su diario que la Santa Madre le había dicho a su esposa, Nikunja Devi, en presencia nada menos que de Golap Ma: ”Bendigo este libro [el Kathamrita o Evangelio]para que se difunda ampliamente, y toda la gente pueda conocer al Maestro”. Más tarde, el día antes del Kali Puja de ese año, Ma Sarada le dice a Nijunka Devi: “Nuera, decile a tu marido que lo bendigo desde el fondo de mi corazón”. 

Pienso cuánto necesitaba M. esas palabras.

Dice Prabhanandaji Maharaj que el primer volumen de El Evangelio de Sri Ramakrisha se publicó por primera vez en marzo de 1902 y que no fue una reproducción del diario de M. y que él tampoco pensaba llamarlo así antes de 1898.

Aunque no recordaba con exactitud la fecha, M. se había encontrado con Sri Ramakrishna por primera vez en febrero de 1882. En ese momento, no llevó registro de ese encuentro ni de los seis que siguieron muy rápidamente. En el Evangelio solo menciona cinco de ellos.

Pero no tardó mucho en empezar a anotar los resultados de las visitas en su diario: siendo director de escuela, M. podía ver al Maestro únicamente los domingos o los días feriados. Tomaba notas breves de los incidentes, discusiones y discursos que ocurrían en esas ocasiones pero solo para su uso personal. 

Una vez dijo: “Acostumbraba a tomar nota de las palabras del Maestro para pensar sobre ellas en los intervalos entre nuestros encuentros, para que las impresiones que dejaban en mi mente no fueran tapadas por el estrés del trabajo en el mundo y las responsabilidades. Fue, entonces, para mi propio beneficio que tomé esas notas, así podía comprender sus enseñanzas más perfectamente.”

Una vez, Girish Chandra Ghosh le pidió ver su diario pero M. se negó, diciendo que el contenido sólo iba a ser revelado después de su muerte. Con el tiempo cambiaría de idea: en un momento dado, se dedicó por completo a transcribir el diario con una forma narrativa biográfica y lo hizo en cuatro etapas. 

En la primera, publicó una colección de enseñanzas de Ramakrishna bajo el título Paramahansadever Ukti. Viendo la primera publicación, en febrero de 1889, Swami Vivekananda le escribió felicitándolo: “¡Millones de gracias! – dijo- Le has dado a Ramkristo (sic) en lugar preciso. ¡Lástima que pocos lo comprenderán! 

Lo que sigue es la traducción casi textual de Prabhananda: “En la segunda etapa, siguiendo la inspiración de la Santa Madre y por una indicación que Thakur le dio en un sueño, M. se lanzó a una empresa muy ambiciosa: en lugar de presentar las enseñanzas de Sri Ramakrishna aisladamente, las presenta en un entorno realista. Con las notas de su diario enfrente, M. meditaba durante horas para reconstruir las escenas, los diálogos y la atmósfera de la que había sido testigo tantos años antes. No estaba solamente recordando el pasado, sino reviviendo esas horas benditas. Uno de los resultados de este ejercicio es el Evangelio.

Alrededor de 1897, M. publicó en inglés cuatro libritos bajo el título de Una hoja del Evangelio de Sri Ramakrishna. Habiendo leído el segundo de ellos, Swami Vivekananda le escribió el 24 de noviembre de 1897: “Ahora sí lo estás haciendo… Vas a recibir muchas bendiciones y todavía más maldiciones pero vaisahi sab kal banta saheb (así es el mundo, señor). 

M. leía sus manuscritos, algunos en inglés y otros en bengalí en las reuniones dominicales de la Ramakrishna Mission Association, en la casa de Balaram Bose en Calcuta. Una publicación bengalí mensual pidió que las palabras del Maestro se publicaran en idioma vernáculo. Y, como había profetizado Swamiji, el trabajo de M. fue aplaudido por muchos como un precioso regalo pero tuvo críticas hostiles también. Algunos lo calificaron como un mero informe dominical de M. y dijeron que el Maestro tenía enseñanzas superiores que no le había revelado.

M. se sintió lastimado y se descorazonó, sin embargo, el aprecio de personas como Swami Vivekananda y la Santa Madre, despejaron cualquier duda. La Santa Madre le escribió desde Jayrambati: “Una vez él (Sri Ramakrishna) dejó todo en custodia segura contigo; ahora, como lo considera necesario, lo está haciendo publicar… Todo lo que has registrado es verdad. Un día, mientras escuchaba lo que habías escrito, pensé que él mismo era quien estaba hablando”. Así reconfortado, M. empezó a publicar el Evangelio por entregas, en diecisiete periódicos bengalíes muy populares.

Swami Trigunatitananda, editor de Udbodhan, el órgano oficial de la orden Ramakrisha en bengalí, publicó todo eso en un solo volumen: así en marzo de 1902 el primer volumen del Evangelio salió y recibió enorme cantidad de elogios. Pero M. no conseguía reunir suficiente confianza para seguir adelante. ¿Qué pasó entonces? El 14 de octubre de 1902, M. vio al Maestro en un sueño. En él, M. le tocaba los pies y entonces, el Maestro le decía para darle seguridad: “Yo tomé tu responsabilidad, yo te estoy sosteniendo, ¿por qué te preocupás tanto?”. M. le pidió perdón. Y el Maestro volvió a reasegurarlo, una y otra vez. A partir de ese momento, M. tomó una postura más agresiva y fue publicando el segundo, tercero y cuarto volúmenes en 1904, 1908 y 1910, respectivamente. El quinto volumen estaba en prensa cuando M. murió, en junio de 1932.” 

Hasta aquí, palabras más, palabras menos,habló Swami Prabhananda. 

Admiro profundamente a Mahendranath Gupta, M., primero porque su obra transmite con verdad las enseñanzas de Thakur (es tan honesto que menciona hasta los retos que le da) e incluye todo, las canciones, las historias tradicionales, nada se le escapa. Lo hace con una sensibilidad poética extraordinaria: El Evangelio de Sri Ramakrishna es un texto de una belleza radiante. Pero hay algo más, que se revela en la anécdota del sueño: Thakur decía que era la máquina, y la Madre divina, el maquinista. M. acepta también ser la máquina del maquinista Thakur, su instrumento, el que transmitirá su mensaje. Y como Platón con Sócrates, lo hace con excelencia. Por un lado, porque es un gran narrador, por otro porque también es un gran editor: como un orfebre que engasta el diamante más valioso, crea el entorno adecuado para que Sri Ramakrishna brille con todo su esplendor y él quede reducido, con gracia y elegancia, solamente a su inicial, un personaje secundario que da todo de sí para alabanza y gloria del nombre de Thakur.

Lic. Cristina Viturro



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