El jueves 2 de febrero despedimos a Ricardo Hardoy, un gran amigo, devoto, cantautor, poeta... Como humilde homenaje compartimos un poema de su autoría.
El Sirviente
Algún día ha de llegar mi hora,
nuevamente.
Y llevaré a la rastra,
como llevo ahora,
los jirones
de cuanta inmunda culpa
quiera achacarme el desatino.
Que quede bien claro:
he sido malo,
a la vez que bueno.
Estúpido y genial,
según la hora.
He sabido vencer con valentía,
y también he llorado como un niño,
entrado ya en años,
con la barriga henchida.
¡Qué más da!
Valió la pena,
porque en algún confuso rincón
de mi modesta ventura,
tuvo El Señor la compasión de tocar mi alma
y con infinita paciencia
convirtió a la bestia en mal poeta,
y pasé de ser servido a ser sirviente
del más grande Rey que jamás haya existido.
Y el rechinar de dientes
se fue tornando melodía,
la prepotencia:
docilidad, disposición, empeño
y tanta cosa más
que no sabría explicar debidamente.
Ruego al Señor para que el día
que sienta el perfume oscuro de la parca,
me encuentre yo como me encuentre,
ésta me hallara con la frente alta
y con las uñas negras
y con el alma blanca.
Grande Ricardo, que Deus o bendiga. Jay Thakur Jay Ma
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