Amor divino y desarrollo espiritual
Conferencia de Swami Pareshananda
en Programas de la Fraternidad RA-SA-VI; Grupo Sri Ramakrishna (Mar del Plata): Zoom 29.12.22 (transcripción y edición: Leonor Bakún)
Anteriormente vimos que Nárada está explicando el estado del verdadero devoto: “Obteniendo aquella, la devoción, prema, amrita, uno se vuelve perfecto, inmortal y satisfecho. El verdadero devoto del Señor se vuelve absolutamente no egoísta y no es afectado por las dualidades del mundo.” Este es un punto muy importante. Cada devoto o devota debe saber cuál es su situación al respecto, cuál es su grado de egotismo. En bengalí mundo se dice duniya, Un monje muy respetado decía: du’inya, un juego de palabras: du’i significa dos: cuando hay dos entonces empieza todo el mundo. Así el mundo va a continuar con dualidades. Y cuando hay dualidades seguramente, quiera uno o no quiera, va a llegar el estado de conflicto. Entonces, cuál es el estado mental de un devoto. No esperar nada de nadie calma mucho. Si en todo se ve la voluntad divina, calma aún más profundamente. Y si después no pide nada de nadie, naturalmente se vuelve muy tranquilo. Nosotros podemos entender esto pero es muy difícil practicarlo.
Nárada usa la palabra nirodha que significa detención, palabra que deberemos tratar de entender. Aquella la devoción, el supremo amor carece de pasión egoísta porque es en sí mismo de la naturaleza de la renunciación. Uno no necesita practicar la renunciación. Cuando se consigue verdaderamente amar a Dios, automáticamente llega ese estado de renunciación. Qué fácil y al mismo tiempo qué difícil. Lo vemos en personalidades como la Santa Madre y otros devotos que consiguieron paz y armonía. También sabemos que las personas comunes realizan las acciones con el propósito de satisfacer sus propios deseos (vasana, kama), evaluando cuánto le sirve, cuál será su ganancia si realiza esa acción. Es muy natural eso. Pero el verdadero amante busca espontáneamente la felicidad de su amado y esto es lo que vemos en la vida de grandes seres, grandes devotos como Mirabai, San Francisco, Santa Teresa y otros. No hay ninguna expectativa de ganar algo a cambio. Realizar una acción al respecto hacía referencia a su Bienamado. En realidad, el surgimiento de la verdadera devoción solo puede suceder luego de detener los deseos mundanos. Mientras estamos con estas cosas del mundo solo puede ser una cierta idea intelectual, pero nada más. Debe conseguirse manifestar algo desde nuestro propio interior espontáneamente. Así, por lo tanto, la naturaleza de la devoción es descripta como detención, nirodha (concepto que elaboraremos más adelante).
- Profesora Leonor Bakún
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa su opinión: