martes, 9 de agosto de 2022

Artículo : Lic. Paula Lucia Macario : SWAMI VIVEKANANDA

 




17 de julio de 2022


El Libro I “Vida de Swami Vivekananda” realizado por sus discípulos de Oriente y de Occidente, destaca en los primeros capítulos la manifestación de cualidades divinas, las primeras experiencias espirituales y el desarrollo de la profunda avidez por ver a Dios del niño y joven Narendra Nath quien luego se convertiría en Swami Vivekananda. 

Narendra Nath nació un lunes 12 de enero de 1863 del vientre de una madre muy devota que había deseado fuertemente su nacimiento, para el cual había realizado ofrendas y sacrificios a Shiva y había mantenido una ferviente fe en que sus ruegos hallarían respuesta. 

El libro narra que Naren era un niño travieso y revoltoso dominado, por momentos, por estados de intranquilidad que se calmaban cuando su madre, Bhuvaneshwari Devi, le cantaba el nombre de Shiva al oído. De su madre también escuchó por primera vez las historias del Ramayana y del Mahabharata. En esa época el niño Naren desarrolló una gran atracción por la vida de Rama y más tarde gran devoción por Shiva. De muy pequeño también manifestó gran atracción por los monjes errantes, que se mantuvo y se reforzó en los años posteriores de su vida.

Las experiencias suprasensoriales y la atracción por la práctica de meditación y concentración se manifestaron espontánea y rápidamente en los primeros años de la vida del pequeño Naren. Además, el niño se destacó desde muy pequeño por su excepcional inteligencia, memoria y por el reconocimiento de su supremacía y liderazgo por parte de sus amistades. A la edad de 7 años sabía de memoria casi toda la gramática sánscrita, como también pasajes extensos del Ramayana y el Mahabharata. 

Asimismo, aparecían en el niño Naren rasgos de su intrepidez y cuestionamientos a lo establecido, sobre todo cuando ese status quo fuera fundando en una diferenciación y distribución desigual entre las personas. 

El libro cuenta varios episodios en los que comenzaron a manifestarse otras cualidades en Naren como su impaciencia respecto a la superstición y el miedo, a la timidez y a la monotonía. En esa época, de la escuela primaria, se dedicaba a inventar juegos y otras actividades con sus amistades. También hay relatos de cómo ante ciertas circunstancias difíciles Naren mostró siempre calma y entereza. 

El libro destaca que “(…) a medida que Naren se aproximaba a la adolescencia, se hacía más notable un cambio muy definido en su temperamento. Comenzó a demostrar preferencia por lo intelectual, la lectura de libros y periódicos y la concurrencia regular a conferencias públicas”. El libro menciona que el joven Naren no sólo tenía una admirable inteligencia, poder de concentración y abstracción del mundo exterior sino que era físicamente perfecto, fuerte y ágil.  

Durante la época de estudiante de secundaria, ya con 16 años, entraría a estudiar el programa de Bachiller en Artes, pero su anhelo por ver a Dios se intensificó y consideraba que era inútil todo conocimiento si no traía aparejado el deseo por lo Real  que nace del amor a Dios.

Durante la época de su juventud, cuenta el libro, el llamado interior en Naren se volvía cada vez más fuerte: 


“Ya en su primera juventud, cada vez que se disponía a dormir, dos visiones opuestas aparecían en su mente. Una de ellas le mostraba la vida de confort, lujo, la vida de los sentidos, de la riqueza, el poder, nombre y fama y el amor de una casta esposa y familia, en resumen, la vida del mundo. La otra visión era la del Sannyasin, un monje errante sin posesiones, absorto en la conciencia de la Divina Realidad, viviendo de lo que el destino le trajera, comiendo solo aquello que pudiera obtener mendigando, descansando por las noches bajo el cielo estrellado o en un bosque o en la ladera de una montaña. Naren se sentía capaz de realizar cualquiera de estas dos situaciones y muchas veces se imaginaba en ambas, pues sentía que estaban dentro suyo tanto el espíritu del deseo, como el de la renunciación. Pero cuanto más se interiorizaba de estas ideas, más fuerte se volvía la imagen de la renunciación, mientras la del mundo se desvanecía hasta desaparecer. Así, el ser espiritual de Naren mantenía su supremacía, prefiriendo la renunciación al deseo, como único camino para lograr la visión de Dios”. 


Es así que Narendra emprende su camino a Dakshineswar al encuentro de Sri Ramakrishna,  quien cambiaría su vida por completo cuando ante la pregunta del joven: “Señor ¿Ha visto Usted a Dios?”, Sri Ramakrishna le responde: “Sí, lo veo como te veo a ti, sólo que de una manera más intensa. Dios puede ser realizado. Uno puede hablar con Él como estoy haciéndolo contigo (…)”.

Lic. Paula Lucia Macario



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