Cuando se le preguntó a Swami Vivekananda si creía que Sri Ramakrishna era
una Encarnación de Dios, contestó: “Puedo asegurarte que Sri Ramkrishna es aún
más grande que muchas Encarnaciones”.
Se le pregunta a Swamiji porque entonces no lo predica como un Avatara él dice:
“Es muy poco lo que he comprendido de Él. Él ha sido tan grande que cada vez que
tengo que referirme a Él, siento temor de ignorar o malentender la verdad; siento que
mi escaso poder es insuficiente. Al tratar de exhaltarLo lo presento con mis luces y
así lo único que hago es empequeñecerlo.
Para poder tener una vislumbre de su carácter tenemos esta anécdota.
Si alguien lo ofendía, se ponía pensativo y repetía:
” Shiva, Shiva”; luego su rostro se iluminaba y murmuraba suavemente:” Esto es sólo
la voz del Amado”.
Si alguno de los que lo amábamos llegaba a indignarse con él, decía: “Que importa
eso, sabiendo que acusador, culpado, loador y loado son uno?
Nos contaba de cómo Sri Ramakrishna nunca reconocíó ofensas personales ni palabras
malintencionadas. Todas las cosas buenas o malas, infinitos aspectos de la dualidad,
provenían de la Amada Madre.
Podemos tratar de comprender su adolescencia. Acá alguna anécdota.
En el año 1877 cuando era estudiante de la tercera clase, su padre tuvo que trasladarse
por asuntos profesionales a la ciudad de Raipur, en India Central.
Como su estadía sería prolongada, Narendra fue el encargado de llevar a su familia.
Si bien la travesía estuvo lejos de ser un placer, diría Narendra, que la maravillosa
belleza del bosque hacía olvidar todas las molestias. Esta fue la primera vez que sintió
profundamente en su corazón, la manifestación del infinito poder y amor de Aquel que
por su propia voluntad, había revestido a la tierra con tanta hermosura. Dijo más tarde:
"Lo que vi y sentí atravesando el bosque, y lo que sucedió ese día particular,
ha quedado grabado en mí para siempre. Marchábamos bordeando la cordillera de
Vindhya. A ambos lados los enormes picos se elevaban hacia el cielo, diversos
árboles gigantescos cargados de flores y frutas cubrían la falda de los cerros y
el canto mezclado de los pájaros, vibraba en el aire como una música divina. Este
panorama inolvidable me hizo sentir una especie de paz que hasta entonces no había
experimentado.
Lentamente la caravana de carretas llegó a un lugar donde dos enormes picos
parecían abrazarse. Observando detenidamente descubrí que al costado de uno de
esos picos había una enorme grieta, en la cual había una gran colmena, que hablaba
del trabajo de millones de abejas durante varias décadas. Extasiado, me sumergí en
la historia de la vida de las abejas hasta que mi mente se perdió completamente en la
percepción del infinito poder de Dios que crea y dirige este universo. Durante algunas
horas perdí toda conciencia externa. Cuando recobré la conciencia normal ya habíamos
recorrido varios kilómetros. Como viajaba sólo en una de las carretas, nadie se
enteró de mi experiencia”. Posiblemente ésta haya sido su primer concentración
profunda, lograda por su frondosa imaginación.
Fue realmente el amor del Maestro lo que mantuvo a Narendra a su lado, hasta que le
fue posible apreciarlo intelectualmente. Algo 'lo sostenía' por así decir.
Naren lo expresó así: "Es su amor por mí lo que me ata a Él."
Narendranath dijo en una ocasión acerca de Sri Ramakrishna: "No tuve reparo en usar
palabras duras reprochándole su ciego cariño por mí. Le decía que si pensaba en mi
constantemente se volvería como yo, como le pasó al Rey Bharata quien estaba tan
apegado a su cervatillo que a la hora de la muerte no pensó en otra cosa y como
consecuencia tuvo que nacer como ciervo. Al oír estas palabras el Maestro se mostró
inquieto y me dijo: “Lo que tú dices es bien cierto. Qué va a ser de mi! La verdad es
que no puedo estar separado de ti”. Luego se dirigió al templo de Kali volviendo a
los pocos minutos con una sonrisa. Al verme dijo: “Sinvergüenza!
No te escucharé nunca más. La Madre me ha dicho que yo te amo porque en ti veo al
Señor y que el día que no Lo vea más ¡no podré ni siquiera mirarte!"
“Y de inmediato descartaba todo lo que yo le había dicho."
Una vez Narendranath estaba en su cuarto de estudio con algunos amigos. Hacía cierto
tiempo que no iba a Dakshineswar. De pronto oyó una voz llamando: “Naren, Naren!”.
De inmediato él bajó apresuradamente las escaleras para recibir a Sri Ramakrishna,
quien había llegado y lo llamaba.
Con sus ojos llenos de lágrimas Le dijo: "Hijo mio ¿porqué no has ido a verme durante
todos estos días?" Parecía un niño pleno de inocencia y candor. Había traído consigo
algunas golosinas y con sus propias manos dio de comer a Narendra.
Qué maravillosos son los modos del Señor para mostrar el camino a los sinceros
devotos que luchan por la Verdad! El Señor Mismo va hacia quien Lo busca cuando
éste está preparado.
Counselor Verónica Pomerane
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