“Si no le rezas a Dios, que es eso para Él? Es sólo desdicha para ti”
Santa Madre Sri Sarada Devi
A través de nuestras prácticas espirituales tratamos de estar cerca de nuestra Divinidad.
Al principio nuestro cuerpo, nuestro aspecto motriz se aquieta. Al detenerse el movimiento, anclados en el cuerpo estamos presentes.
Desde esa presencia, elevamos nuestro mantra y nuestras súplicas a una jerarquía Superior a nuestro yo limitado. Hay algo más inmenso que nuestros propios pensamientos. Y así imploramos por La Gracia.
Nos sabemos pequeños, carentes de toda posibilidad de aquietarnos, incapacitados de sentir Amor hacia nuestro Ideal, aún hacia nuestros semejantes. Estamos desterrados de nosotros mismos, sometidos a la mecanicidad e infinitas asociaciones de nuestra mente. Desde ese lugar es que suplicamos. Y ahí comenzamos a sabernos pequeños. Ahí precisamos que se nos conceda amor para poder amar.
Presentes en el cuerpo, concentrados y tratando de sentir la Presencia permanente de nuestro Ideal.
Con la voluntad de hacer nuestras prácticas, vemos nuestra mente inquieta. Si la observamos podemos dejar de identificarnos con lo que pasa por nuestra mente. Quién es el que observa?
Nos mantenemos firmes en nuestro mantra.
Presentes en el cuerpo, concentrados y tratando de sentir la Presencia permanente de nuestro Ideal.
Si salimos a la vida desde ahí, vamos a tener la posibilidad de atenuar el impacto de las impresiones del mundo sensible y las distracciones infinitas a las que nos vemos sometidos porque estaremos conectados con la Divina Madre.
Saliendo de la linealidad de mi mente, de la horizontalidad apabullante y sostenidos por la verticalidad del mundo espiritual.
En un mundo habitado por lo divino, y ya no más atrapados en lo absurdo del sinsentido. Caminar sabiéndonos abiertos a la Gracia que fluye continuamente.
Solo que somos caminantes de un mundo empequeñecido por nuestros conceptos y diminutos puntos de vista.
En la oración me mantengo elevando lo bueno que hay de mí a Dios.
“El amor no se puede aprender ni enseñar, el amor viene como una Gracia”
Rumi
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