miércoles, 23 de junio de 2021

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SWAMI ADVAITANANDA

Parte del contenido de este artículo fue publicado el 13/9/15

Gopal Chandra Ghosh, posteriormente Swami Advaitananda era el más viejo de edad entre los discípulos directos monásticos de Sri Ramakrishna. De hecho era ocho años mayor que el Maestro. Como había dos Gopals, Sri Ramakrishna solía llamarlo el viejo Gopal, mientras que los otros discípulos lo llamaban Gopal-da o Gopal, el hermano mayor.

Su padre fue Govardhan Ghosh. Nació en 1828, en una aldea llamada Jagaddal en 24 Parganas, pero usualmente vivía en Sinthi, cerca de Calcuta. Gopal estaba empleado en un negocio en Chinabazar, en Calcuta, perteneciente a Beni Madhav Pal, de Sinthi, que era un devoto brahmo y solía invitar a Sri Ramakrishna a su hermosa casa de jardín durante los festivales de primavera y otoño del Brahmo Samaj. El Maestro asistía ocasionalmente a las celebraciones que se realizaban allí. Posiblemente fue en estos encuentros que Gopal vio por primera vez al Maestro.

Gopalda era un hombre casado. A la edad de 55 años Gopal-da perdió a su esposa. Incapaz de soportar su abrumador dolor, Gopal fue a ver a un amigo, el Dr. Mahendra Pal de Sinthi. Mahendra era un devoto de Sri Ramakrishna. Le sugirió a Gopal ir ver al Maestro en Dakshineswar. Gopalda no aprovechó mucho su primera visita. No halló nada extraordinario en el Maestro, pero su amigo insistió en que volviera a ir, porque el hombre santo a menudo no se revela a sí mismo en forma inmediata. Gopalda le hizo caso y esta vez sintió el amor de Sri Ramakrishna. Tan pronto empezó a frecuentar Dakshineswar, el peso agobiante de su pesar se alivianó. Thakur, como un buen médico, le dio un antídoto infalible para su dolor. Hablando de Dios, hizo que la mente de Gopal se elevara. La explicación del Maestro que el mundo es irreal, como el agua en un espejismo causó una fuerte impresión en su mente y  comenzó a pensar seriamente en renunciar al mundo en búsqueda de Dios.

Unos días después de conocer al Maestro, Gopal sintió una intensa renuncia y expresó su deseo de ir a una peregrinación. El 5 de abril de 1884, M. escribió la siguiente conversación en el Evangelio:

Maestro (A Gopal, el mayor): '¿Piensas salir en peregrinación ahora? ''

Gopal: ' Sí, señor. Me gustaría peregrinar un poco''.

Ram (a Gopal): “Él (refiriéndose al Maestro) dice que uno se vuelve un kutichaka después de ser un vahúdaka, El sadhu que visita muchos lugares sagrados es llamado un vahúdaka. Aquel que ha saciado su ansia de viajar y se sienta en un lugar, es llamado  kutichaka.

“Él también nos cuenta una parábola. Una vez un pájaro se posó en el mástil de un barco. Cuando el barco zarpó a través de las bocas del Ganges hacia las ‘aguas negras’ del océano, el pájaro no notó el hecho. Cuando por fin se dio cuenta de que estaba en el océano, dejó el mástil y voló hacia el norte en busca de la tierra. Pero no encontró límite a las aguas y volvió. Después de descansar un rato voló hacia el sur; allí tampoco halló límite a las aguas. Jadeante, volvió al mástil. De nuevo, luego de descansar un rato, voló hacia el este y luego hacia el oeste. No encontrando límite al agua en ninguna dirección, finalmente se asentó en el mástil del barco.”

Maestro (a Gopal el mayor y los otros devotos): “Mientras un hombre sienta que Dios está 'allá', es ignorante. Pero alcanza el conocimiento cuando siente que Dios está ‘aquí’.'

“Un hombre quería fumar, y se dirigió a casa de su vecino a encender un carbón. Era noche cerrada y toda la gente dormía. Después que hubo golpeado mucho, bajó alguien para abrirle la puerta. Al ver al hombre le preguntó: '¡Hola! ¿Qué pasa?' El hombre respondió: '¿No puede adivinar? Ud. sabe cómo me gusta fumar y he venido aquí para  encender mi carbón.' El vecino dijo: '¡Ha! ¡Ha! ¡Qué inteligente es Ud.! ¡Se toma la molestia de venir y golpear la puerta¡ ¿Para qué? ¡Si tiene una linterna encendida en su mano.’ (Todos ríen)

Lo que un hombre busca está muy cerca de él. Sin embargo, vaga de lugar en lugar.”'

Y así fue como Thakur lo disuadió de ir a una peregrinación.

Después de dos o tres visitas, se sentía tan atraído por el Maestro que renunció. Thakur lo aceptó como su discípulo y se dirigía a él como ′′el anciano Gopal′′ o ′′el supervisor”. Thakur le había dicho a Gopalda que "si una persona es olvidadiza en las cosas menores, será olvidadiza en los aspectos vitales de la vida". Fue Thakur quien lo puso al servicio de la Santa Madre, que necesitaba a una persona que pudiera comprar y hacer recados para ella. Su servicio hacia ella fue igualmente sincero. Gopal-da fue el único devoto masculino, aparte de Latu, a quien la Santa Madre Sri Sarada Devi habló directamente.

Un día Gopal expresó al Maestro el deseo de distribuir algunas telas de color ocre y rosarios a los monjes. A esto el Maestro replicó: “No podrás hallar mejores monjes que estos jóvenes que están aquí. Debes darle tus telas y rosarios a ellos.” Entonces Gopalda colocó un atado de telas color ocre ante el Maestro, quien las distribuyó entre sus jóvenes discípulos. De este modo, sembró las semillas de la futura Orden Ramakrishna.

Algunas veces presenció experiencias espirituales de sus condiscípulos y una que otra de ellas le causaron sobresaltos. En la casa jardín de Cossipore, Swami Vivekananda, entonces Narendra Nath, un día que estaba sentado meditando, perdió su sentido de lo externo. Su mente fue más allá del reino de la conciencia relativa y se fundió en lo Absoluto. Gopalda se asustó y corrió hacia el Maestro a contarle que Narendra había muerto. El Maestro se dio cuenta de que Narendra había logrado el estado de nirvikalpa samadhi y así se lo aseguró a Gopalda, tranquilizándolo de este modo. Después de algún tiempo, Narendra recuperó su conciencia normal.

Esa no fue la única vez. Él contó que: "Un día mientras meditaba, Latu perdió la conciencia del cuerpo, cayó a suelo y comenzó a frotar su cara contra el piso, mientras de su garganta salia un gemido de dolor apenas audible. Viéndolo en esa condición, fui a llamar a Thakur, quién enseguida lo hizo acostar de espalda y comenzó a frotarle su pecho con su rodilla. Después de un rato Latu recobró la conciencia normal. Entonces Thakur le preguntó: ¿Viste a la Madre Kali hoy? Quédate callado, no hables. Si alguien llega a enterarse se armará un alboroto. Latu guardó silencio pero desde entonces observé que durante la meditación, sus ojos, rostro y pecho se tornaban color rojo sangre y esto duraba hasta mucho después. "

Cuando el Maestro enfermó él se consagró de corazón y alma a servirlo. Era muy limpio y aseado y la encarnación del método y la disciplina. Estos rasgos en él fueron muy apreciados por el Maestro.

Después de que el Maestro falleció, Gopal, Latu y Tarak permanecieron en la casa jardín de Cossipore durante un tiempo más. Fueron los primeros en unirse al  Math  de Baranagore, siendo sus primeros habitantes. Gopalda se quedó en el monasterio unos pocos años y luego fue a Benares, donde practicó austeridades por cerca de cinco años. Alguien, que tuvo el privilegio de estar con él en Benares dijo que su regularidad en las prácticas espirituales era maravillosa. Muy temprano por la mañana, incluso en los días de severo invierno de Benares, se levantaba e iba al Ganges a bañarse, regresaba temblando de frío, recitando algunos himnos en sánscrito. El programa para todo el día había sido fijado y él lo seguía durante días, meses y años, sin apartarse en lo más mínimo. En esa ciudad santa vivía de madhukari, de pequeñas cantidades de comida preparada que había sido recolectada en varias casas, de manera que esto no fuera una carga excesiva para un individuo sólo. El Swami ocupaba una pequeña habitación, cercana al lugar donde había sido instalada una imagen de Shiva. La pequeña habitación la mantenía ordenada y limpia. Su constancia causaba asombro en quienes lo observaban. Era indiferente a lo que se puede ver y escuchar en el mundo. Sin ninguna interrupción, día tras día continuaba con su forma de vivir en la contemplación de la divinidad.

Cuando Swamiji volvió a la India y organizó la Orden Ramakrishna, Swami Advaitananda regresó a Alambazar. Después de su regreso al monasterio, el trabajo especial de Gopalda era ocuparse de nivelar el terreno reciente de la propiedad adquirida en Belur y reparar allí las viejas construcciones. El lugar había sido utilizado para arreglar motores y cosas similares. En consecuencia estaba lleno de fosos y canales y esto significaba un trabajo fuerte. 

Cuando el monasterio fue plenamente establecido allí, Gopalda voluntariamente tomó la tarea de ocuparse del confort de los monjes y de cultivar verduras y frutas para ofrecer al Maestro e hizo tenaces esfuerzos para moldear su vida de acuerdo con la vida y ejemplo del Maestro, aunque a veces se sentía tan lejos del ideal que expresaba su decepción.

Todos los trabajos que emprendía o supervisaba debían ser llevados a cabo metódicamente y con escrupuloso cuidado. Los jóvenes novicios difícilmente podían alcanzar su nivel de perfección en cuanto a trabajo y por esa razón les era muy duro hacerlo con él. Muchos de ellos recibían suaves reproches del viejo Gopalda, pero tomaban sus críticas más como una señal de afecto que como alguna muestra de severidad. Luego dejó de encontrar faltas en los demás por muy grandes que fueran los errores cometidos. Gopalda dijo que “El Maestro me ha demostrado que es Él quien se manifiesta a través de todo. Entonces ¿a quién culpar o a quién criticar?”

Aún en su vejez se bastaba a sí mismo. No le gustaba que atendieran  sus necesidades personales. Por ser el mayor de todos era considerado con afectuoso respeto por todos sus hermanos discípulos que más de una vez bromeaban con él. Lo estimaban mucho, incluso Swamiji compuso un verso cómico para Gopalda, que tenía un gran sentido del humor. Swami Vijnanananda relató uno de esos incidentes: “Gopalda y Nityananda Maharaj estaban quedándose en Belur Math con varios monjes y brachmacharis. Nityananda llamándolos, les dijo: “Miren, vengan a cavar esta porción de terreno. Voy a cultivar brinjals y papas aquí.” Ellos comenzaron a cavar. Al ver esto, Gopalda dijo:”¡En qué trabajo tan duro los han puesto! Muchachos, retírense todos ustedes. ¿Deberían ser puestos a trabajar tan duramente?” Entonces Gopalda se los llevó con él y les dijo: “Hermanos, caven este terreno para hacer macizos de flores.” El suelo de este último espacio era más duro que el primero. Swamiji y los otros monjes se rieron con ganas cuando Gopalda les contó esto. “Por eso, terminó el relato el Swami, yo siempre me acuerdo de Gopalda cuando alguien siente lástima de otra persona y quiere hacerlo sentir más aliviado.”

En aquellos días de trabajo pesado los monjes sabían cómo aliviar la carga a través del humor. Pero Gopalda no siempre tenía éxito. A él le disgustaba el té, mientras que a Subodhananda sí le gustaba. Gopalda les advertía a todos que tomar té podía provocarles disentería. Pero Swami Subodhananda afirmaba enfáticamente que cada gota de té producía una gota de sangre.

Debido a su edad, Gopalda no participó en ninguna actividad pública, filantrópica, misionera ni de ninguna otra naturaleza por lo que su vida monástica era muy tranquila. Pero el tiempo en que vivió en el cuerpo físico, sin duda dejó establecido un ejemplo para todos y fue fuente de inspiración para muchos. Su constancia en las sadhanas hasta los últimos días de su vida, despertaba admiración y reverencia, aun de sus propios hermanos discípulos. Su amor por la verdad era maravilloso. Había escuchado decir al Maestro que uno no debería torcer la verdad ni para divertir y obedeció esta enseñanza tanto en la letra como en el espíritu e insistía para que los demás hicieran lo mismo. Viajó extensamente y visitó los sagrados lugares de Kedarnathi, Badrinarayan y Hardwar al norte, Dwaraka al oeste y Rameswaram y otros lugares del sur. Se mantuvo en buena salud hasta edad avanzada y luego de sufrir por algún tiempo de problemas estomacales, falleció el 28 de diciembre de 1909, a los 81 años.



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